¿Y su cartilla moral? Abrasada por su propia corrupción
*¿A qué basurero echaron su propuesta de cartilla moral? ¿Quiénes y cuántos la tuvieron en sus manos, para aprender de ella lo que no pueden conocer por boca y acciones de sus líderes políticos?
GREGORIO ORTEGA MOLINA. Reducir el concepto de fe a los temas de religión o creencias que nos trascienden, equivale a desconocer la pequeñez de la humanidad. Por lo pronto confiar unos en otros, en los líderes, las instituciones, la República, la libertad, e incluso la posibilidad de que mañana comerás mejor que hoy, adquiere la dimensión de la fe en que lo inmediato es, o puede ser posible.
La elección presidencial de 2018 movió la fe de los electores, si no en la certeza de que actualmente estaríamos mejor, sí en la posibilidad de preservar las libertades que existían y hoy disminuyen, y desterrar, de una vez por todas, esa corrupción e impunidad que son los engranajes y el lubricante del modelo político presidencialista.
Las instituciones consagradas a preservar la ley que norma la vida de la República, se desdibujan aceleradamente, porque fueron puestas en manos de unos pelafustanes, cuyo verdadero cometido consistió en vaciarlas moralmente, para que el México bueno y sabio se acoja, de buen talante, al remedo de normas que propone el aspirante a ese cesarismo crepuscular alimentado por Alejandro Gertz Manero, Julio Scherer Ibarra, Santiago Nieto y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
Leo, en Momentos estelares de la humanidad, esa percepción que Stefan Zweig recupera para nosotros: “Por segunda vez, Marco Tulio Cicerón ha huido del mundo para refugiarse en su soledad. Ahora se da cuenta definitivamente de que, en una esfera en la que el poder equivale a la ley y en la que se fomenta más la falta de escrúpulos que la prudencia y el espíritu conciliador…”, queda colocado fuera de lugar, puesto que el asesinato de Julio César se convirtió en el asesinato de la patria.
¿A qué basurero echaron su propuesta de cartilla moral? ¿Quiénes y cuántos la tuvieron en sus manos, para aprender de ella lo que no pueden conocer por boca y acciones de sus líderes políticos? El engaño es mortal, ofrecieron una “moralidad” incompatible con la desestructuración de las instituciones, la muerte de la República, la promesa de asesinar al INE (que es el parricidio perfecto, pues es la institución que le abrió la puerta al poder) y el desgaste severo de la economía.
El indicio de nuestra pequeñez humana y la derrota de la fe en la República, está en el modo en que los electores facilitaron que los engañaran. Quisieron creer.
275 votos a favor, 223 en contra
Son los números de la votación sobre la propuesta de reforma constitucional a la producción y administración de la energía eléctrica. Adiós a la conocida como Ley Bartlett, pero no a las intenciones y deseos del tío Andrés Manuel. El jaripeo por el poder reiniciará con más fuerza. El distractor del litio es el inicio.
www.gregorioortega.blog @OrtegaGregorio www.entresemana.mx