Elvira Gomezturja
Ciudad de México, 06 de noviembre (entresemana.mx). Sharon Stone y algunas de sus películas nos han acompañado por décadas en diferentes momentos. La recuerdo por vez primera en Total Recall (El Vengador del Futuro, 1990) como Lori Quaid la supuesta esposa de Arnold Schwarzenegger (Douglas Quaid/Hauser). Esta cinta fue un parteaguas en el cine: recibió un Oscar por Mejores Efectos Visuales. Se realizó con el presupuesto más alto, hasta entonces, en la historia del cine hollywoodense.
Stone inició su carrera 10 años antes, en Stardust Memories, extreando en la comedia dramática de Woody Allen. La también productora y modelo, sabía que su belleza le abriría puertas. Le tocaría afianzar su posición con su talento.
La película que la catapultó como Big Star fue Basic Instinct (Bajos Instintos, 1992), con la interpretación de Catherine Tramell una escritora con una personalidad compleja, cuya apertura sexual y excesos resultaban impactantes para la época. Su pareja en el filme fue Michael Douglas.
En 1995 con Casino, dio vida a Ginger McKenna, al lado de Robert De Niro, dirigida por Martin Scorsese. Su actuación fue reconocida con un Globo de Oro como Mejor Actriz Dramática.
Brilló también en Gloria (1998).
Ha tenido participaciones destacadas en series de televisión: Magnum, P.I., Will and Grace, Huff, Law & Order: Special Victims Unit y más.
Podría seguir enumerando sus películas, sin embargo, es más importante mencionar su labor como activista en pro de diferentes causas sociales. En 2006, viajó a Israel para promover la paz en Oriente Medio al lado del ganador del Nobel de la Paz: Shimon Peres, a quien considera su maestro.
En 2013, le otorgaron el Premio de la Cumbre de Paz, gracias a su labor en beneficio de los portadores de VIH.
Dos años después fue invitada a la gala del premio Pilosio Building Peace en Milán, Italia. Desparpajada, realizó una repentina subasta y con lo recaudado se construyeron 28 escuelas en África.
Este Sex Symbol ha apoyado a fundaciones para la investigación sobre el sida, el lupus, el corazón y muchas causas más, por la paz, por los que no tienen hogar, por el planeta.
Hoy el tema de Sharon es su salud. En 2001 vivió una grave crisis cuando empezó a padecer fuertes jaquecas y tuvo que ser internada. Su esposo Phil Bronstein la hospitalizó de urgencia y le diagnosticaron una leve hemorragia cerebral causada por un aneurisma. Por fortuna, no tuvo secuelas permanentes después de la cirugía: “Fue más que un ictus. Se produjo una rotura de mi arteria cerebral izquierda y tuve una hemorragia durante nueve días. Tuve pérdida de memoria, a corto y a largo plazo, perdí audición en parte del oído izquierdo y tenía problemas de tartamudez. No sentía la pierna izquierda desde la cadera hasta la rodilla. Tuve que volver a aprender a andar, a hablar, a leer y a escribir. Fue casi empezar de cero”, confesó en su libro La belleza de vivir dos veces.
Sharon es diabética desde hace algunos años y ahora enfrenta otro problema de salud.
Hace unos días, a través de sus redes sociales, informó a su fandom que a sus 64 años, le diagnosticaron un tumor que debía ser extirpado de inmediato. La reflexión que aplaudo de Stone, es que ella recibió un primer diagnóstico erróneo. Gracias a que Sharon sintió dolor de nuevo, regresó al médico para saber qué ocurría en su organismo, y este hecho, la obligó a dudar y pedir una segunda opinión que arrojó como resultado: “Tengo un tumor fibroide grande que debe ser operado”.
La actriz desde su tribuna realizó un llamado en especial a todas las mujeres que atraviesan por una crisis de salud. Nos invita a no desanimarnos en cualquier circunstancia y nos azuza a buscar una segunda opinión médica ante cualquier duda que surja del diagnóstico “porque eso puede salvar tu vida”. Informó que estará desconectada de cuatro a seis semanas de sus redes para recuperarse totalmente.
Sigamos el consejo de Stone, buscar una segunda opinión ante la menor duda del diagnóstico, al fin y al cabo, nuestro presidente ha prometido por segunda o quincuagésima vez que tendremos un sistema de salud como los del primer mundo… ni la burla perdona.
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