Elvira Gomezturja
Ciudad de México, 26 de febrero (entresemana.mx). Hay historias del pasado que son tan sabrosas de recordar, como esta: su nombre era Arabella Irene Árbenz Vilanova, hija de un expresidente, guatemalteca, modelo, actriz, bisexual, exilada y suicida a sus 25 años.
Arabella nació un 15 de enero de 1940, en la casa de sus abuelos maternos en San Salvador, El Salvador; aunque siempre tuvo la nacionalidad guatemalteca. Hija de María Cristina Vilanova y del capitán Jacobo Árbenz Guzmán, militar y político de los más poderosos y respetados de Guatemala. La pequeña Arabella creció con incontables mimos y privilegios en el seno de una familia acaudalada.
Tenía apenas 11 añitos, cuando su papá en 1951, subió a la silla presidencial. El periodista Jorge Palmieri que tenía una relación cercana con su papá y era su secretario de prensa relataba esta anécdota: “El capitán Árbenz me pidió que llevara a Arabella y a sus dos hermanos Jacobo y Leonora, a la casa de su madre doña Octavia Guzmán. Demoré unos minutos en llegar al auto. La niña me recibió a claxonazos, gritos y me advirtió: “Si no nos llevas a la casa de mi abuela inmediatamente, le diré a mi papá que nos consiga un nuevo chofer”. Palmieri, se sintió humillado y respondió: “Andá al carajo, patojita cabrona, yo no soy chofer””.
Esa misma tarde, el capitán Árbenz preguntó al periodista cómo le había ido y él narró lo sucedido sin mentir. A lo que el presidente respondió: “¡Tenés razón! Arabellita es una patojita cabrona, pero no olvidés que es la hija muy querida del Presidente de la República y no volvás a llamarla así”. Palmieri años más tarde, se convirtió en amante, uno de tantos, de esa insufrible niña convertida en mujer.
Arabella tenía 14 años en 1954, cuando su padre fue apartado del poder. La familia Árbenz pasó más de dos meses refugiada en la Embajada de México en Guatemala, junto con otras 300 personas, despojados de todas sus prerrogativas. La niña mimada y caprichosa pasó de los lujos del poder a la ruina y persecución política. La humillación fue tal, que en el aeropuerto de la capital guatemalteca integrantes del nuevo régimen, obligaron a toda la familia a desnudarse acusándolos de llevar joyas escondidas.
Los Árbenz fueron primero a México y después a Canadá, donde dejaron a Arabella en un internado para seguir su camino a Europa. Rechazados en Suiza, viajaron a París. Allí Arabella se reunió con sus padres.
La inquieta rubia había comenzado, con otras estudiantes latinoamericanas, una rebelión en el instituto canadiense en el que estudiaba.
Praga, fue otra de sus escalas, permanecieron allá tres meses. De ahí a Moscú, donde también estuvo internada y descubrió su orientación bisexual, de la que Palmieri opinó era su salvavidas para mantener su estilo de vida a cualquier precio.
Al cumplir la mayoría de edad, Arabella se mudó a Francia, para estudiar modelaje e idiomas; dominó inglés, francés, italiano y ruso. Su carrera de modelo la lanzó a la fama en las pasarelas de Dior, Rabanne y Còurreges. Las cámaras se enamoraban de ella gracias a su abundante cabellera rubia y a su hermoso rostro. Por su gran belleza, llegó a ser pretendida por hombres y mujeres, y según se cuenta, en El Salvador, se enamoró de Noemí, una mujer con quien mantuvo una relación por meses.
En 1957, Los Árbenz, llegaron a Uruguay, al poco tiempo el Partido Nacional tomó el poder y la familia guatemalteca aceptó la invitación de Fidel Castro para radicar en Cuba.
Arabella, se negó a ir a La Habana. Regresó a Francia para probar suerte como actriz. En el París de mediados de los 60s, hizo una exitosa carrera en el modelaje. Coleccionó amantes que morían por ella y asistía a orgías en las que el rey era el LSD.
Volvió a México pasados sus 20 años, siguió conquistando corazones como el del viejo Palmieri o a millonarios como el magnate de Televisa, Emilio Azcárraga Milmo conocido como El Tigre. De este amor se realiza la única película que Arabella protagonizó junto con Enrique Rocha, Un alma pura, con guión de Carlos Fuentes, dirigidos por Juan Ibáñez. Arabella interpretó dos personajes: la narradora Claudia, una joven aristocrática que pertenece a una familia conservadora mexicana; y Claire, una joven liberal estadounidense. En la trama, Claudia revive el recuerdo de una relación incestuosa con su hermano Juan Luis (Enrique Rocha), quien a su vez huye de México a Nueva York para trabajar en la ONU (Organización de las Naciones Unidas), e inicia una relación apasionada con Claire.
Un detalle interesante de la peli es que es la primera cinta latinoamericana con un desnudo integral: Arabella es mostrada de espaldas sin ropa, mientras sale de la cama y entra a un baño. Fueron solo unos segundos, suficientes para permanecer en la historia del cine hispano. Evadieron la censura recalcitrante de ese tiempo, por tratarse de una película experimental o de arte. Tan controversial fue su debut cinematográfico que la revista Life en español dedicó a Arabella la portada y un reportaje en su edición del 16 de agosto de 1965.
Azcárraga Milmo prometió convertirla en refulgente estrella internacional, igual que lo hizo con todas sus amantes. Era otoño de 1964, cuando arrancó el rodaje en locaciones de Ciudad Universitaria y Coyoacán, en la Ciudad de México, y en Manhattan, Nueva York, con un elenco en el que participaron figuras como la pintora Leonora Carrington, el escritor José Donoso y otros personajes de la vida cultural mexicana y estadounidense como Susan Sontag, William Styron y Norman Mailer.
La existencia de Azcárraga Milmo estuvo rodeada de polémica. Llevó al éxito internacional a su empresa Televisa, pero también fue pública su ajetreada vida amorosa. Uno de esos episodios cuenta justo que la cantante costarricense Chavela Vargas le bajó una novia; ese amor fue Arabella Árbenz. Quienes conocieron a Chavela aseguraban que era capaz de seducir a cualquier mujer, aunque ellas prefirieran a los varones. Ese fue el motivo por el que se enfrentó a Emilio Azcárraga Milmo, la disputa por Arabella. Azcárraga la conoció años antes, en uno de sus viajes a París. En México, El Tigre, la llenó de halagos, detalles y a las pocas semanas la hizo su novia; era 10 años mayor que ella.
En esa época la carrera de Chavela Vargas empezaba a despegar después de varias décadas de cantar. Grabó un par de discos en la empresa Orfeón, vinculada a Televisa, el dueño Rogerio Azcárraga era primo del Tigre. Aquellos acetatos fueron todo un éxito.
Chavela y Arabella se conocieron, y la cantante pronto la enamoró. La guatemalteca sostuvo un amorío doble: con la cantante y con el empresario. El Tigre se enteró de la traición y juró vengarse de ambas por haberse burlado de uno de los hombres más poderosos del país.
Se dice que El Tigre culpó a uno de sus sobrinos de la traición para evitar la pena de explicar que una mujer le había “robado” la novia. En desquite, usó todas sus influencias para que el gobierno mexicano declarara persona non grata a Arabella y la expulsara de México, lo mismo que a Chavela.
Tras recibir la noticia, Arabella huyó con el torero mexicano Jaime Bravo Arciega a Colombia, quien la invitó a una de sus giras. A las 20 horas del martes 5 de octubre de 1965, Arabella Irene Árbenz Vilanova, de 25 años de edad, 1.65 metros de estatura y 53 kilos de peso apareció en la entrada del restaurante del hotel en el que se hospedaba. Lucía un elegante traje de dos piezas color champagne creación de Balenciaga, con guantes negros y zapatos de tacón mediano en el mismo color. Pendían de sus oídos aretes de perlas y al cuello lucía un collar de tres hilos de perlas también; obsequio de su papá por su cumpleaños 18. De su cuerpo se desprendía la fragancia del perfume Detchema, de Revillon, su fragancia predilecta. Su maquillaje era discreto: una ligera capa de polvo, una línea de delineador en el párpado superior para resaltar sus ojos color miel, labios en rosa brillante.
El matador pidió una mesa al centro del restaurante con el propósito de impedir que Arabella le hiciera un escándalo. Ni el lugar pudo evitar la tragedia que se avecinaba.
En sus manos, Arabella llevaba un bolso clutch. Lo colocó en sus piernas al tomar asiento frente a Jaime. Tuvieron una breve discusión. Con todos los ojos vigilantes de sus actos, Arabella abrió su bolso, sacó un revólver calibre 22 con mango de madreperla y se dio un tiro en el paladar. Su hermoso traje, el fino mantel y el rostro de Jaime Bravo, quedaron salpicados de la sangre que explotó de Arabella.
Jorge Palmieri fue la primera persona a la que Jaime Bravo llamó en seguida desde Bogotá, así lo escribió en sus memorias: “Fue él quien me pidió que viera lo que se podía hacer para arreglar dónde enterrarla porque él tenía que continuar su gira, y no podía hacerse cargo. De inmediato llamé por teléfono al secretario de Gobernación de México para informarle de la tragedia y solicitarle autorización para llevar el cadáver de Arabella a México a pesar de que había sido expulsada. También hablé con el actor y dirigente sindical Rodolfo Landa, secretario general de la ANDA (Asociación Nacional de Actores), para pedirle que permitiera enterrarla en el lote de actores del Panteón Jardín de la ANDA con base en que trabajó en una película. Gobernación autorizó que el expresidente Árbenz, su esposa María Cristina y sus hijos Leonora y Jacobo pudiesen entrar a México, procedentes de Cuba, para estar presentes en el entierro. Todo nos fue concedido sin ningún problema. Gracias a lo cual el coronel Árbenz y familia pudieron llegar a México para estar en el funeral”.
Destrozado por la muerte de su hija favorita, el deprimido Jacobo Árbenz no volvió nunca a ser el mismo. Él y María Cristina se separaron. Ella permaneció en Costa Rica con sus hijos, él se mudó a México. El 27 de enero de 1971, Árbenz murió dándose un baño, cayó un radio en la tina donde estaba. El accidente ocurrió en su apartamento en la colonia Anzures, a los 57 años.
El torero Jaime Bravo Arciga, poco antes de cumplir 40 años de edad, en el otoño de 1970, se mató a los 37 años en un trágico accidente en una carretera del estado de Zacatecas. La fecha de su muerte fue unas semanas después del quinto aniversario de la muerte de Arabella.
En 2004, Leonora, la hermana menor de Arabella, nacida en 1943, también se quitó la vida con una sobredosis de pastillas. Había sido internada varias veces en un sanatorio mental con crisis emocionales en San José, Costa Rica, donde vivía con su madre. María Cristina Vilanova, falleció en 2009 a los 94 años de edad.
En mayo de 2011, el Gobierno de Guatemala firmó un acuerdo con la familia sobreviviente de los esposos Árbenz Vilanova para restaurar su legado y públicamente dio disculpas por el papel del gobierno en los sucesos de 1954. Incluyó un acuerdo económico para la familia. La disculpa formal se realizó en el Palacio Nacional por el presidente de Guatemala, Álvaro Colom, el 20 de octubre de 2011 a Jacobo Árbenz Vilanova, el hijo sobreviviente.
El estado guatemalteco reconoció su responsabilidad internacional “por no cumplir con su obligación de garantizar, respetar y proteger los derechos humanos de las víctimas a un juicio justo, a la propiedad, derecho a protección ante la ley, y a protección judicial, protegidos por la Convención Americana sobre Derechos Humanos y que se violaron en contra del expresidente Juan Jacobo Árbenz Guzmán, su esposa y exprimera dama, María Cristina Vilanova, y sus hijos, Juan Jacobo, María Leonora Octavia y Arabella Irene Árbenz Vilanova”.
Por su parte, Chavela Vargas, fue vetada de todas las disqueras, centros nocturnos, radio y televisión, lo que la sumió en la depresión, la bebida y casi le costó la vida y su carrera musical. Vivió así más de 25 años.
Fue hasta la muerte del Tigre Azcárraga, en 1997, cuando Chavela regresó a México para triunfar, ser reconocida, recibir homenajes y presentarse en importantes escenarios.
Hoy, cada uno de los protagonistas de esta historia, son recuerdo.
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