LA CAJA DE PANDORA/ Andrés Roemer, nunca llamó

Elvira Gomezturja

Esta semana salió a la venta el libro titulado El roedor: Andrés Roemer, retrato de un depredador, nacido de la pluma de Heidi Putscher Basave, quien fue una de las víctimas de este sujeto, cuando ella hizo su servicio social en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Roemer, aprovechó su posición de poder para abusar de mujeres, que por diversas circunstancias se rindieron ante la presión de un ser que tenía la facultad de dejarlas sin trabajo, sin ingresos, con malos antecedentes, y finalmente cedieron a sus peticiones. Triste realidad.

La autora recordó en el programa de Ciro Gómez Leyva que el asistente y brazo derecho de Roemer, cuyo nombre se negó a revelar, le pidió que si tenía más amigas las llevara… Es decir, además de solapar a su jefe le servía de Celestina, y explicó a la hoy escritora con toda claridad, que así era Roemer, que por eso no había mujeres trabajando ahí.

Fueron décadas las que Roemer se comportó y actuó de esa manera, valiéndose de un influyentismo amenazante, de poder y relaciones, que amedrentarían casi a cualquiera.

Personalmente no tuve el disgusto de conocerlo. Veía algunos de sus programas en TV Azteca y pensé podría realizarse una entrevista interesante para la sección de espectáculos de la cual yo era editora en el diario La Crónica de Hoy, propiedad de Los Kawahgi. Así que pedí a un reportero que concertara una cita y lo entrevistara, a lo cual Roemer accedió. El reportero entregó su material y me pareció curioso que este ilustre hombre confesara que en su infancia vendía quesadillas en la feria de Polanco. Hasta dudé de la veracidad del texto, porque Roemer se vendió siempre como un hombre pudiente a lo largo de su vida. El reportero me informó que tenía un testigo: la grabación. La cabeza (el título) de dicha entrevista era que Roemer vendía quesadillas en su infancia en la feria de Polanco, de la que su mamá era nada menos que la dueña.

Al publicarse la entrevista afloró el ego, la vanidad y la ira de Roemer. Se comunicó con el director del periódico en ese tiempo Pablo Hiriart para reclamarle la “humillación” de la que había sido objeto. ¿Cuál? Hiriart me reprochó de inmediato y me hizo saber el desagrado de Roemer. Le contesté que si Andrés no hubiese querido que se supiera, no lo hubiera declarado. Le expliqué a Hiriart que no existía mala ni doble intención en lo publicado, solo el deseo de dar a conocer un aspecto diferente y peculiar de este hombre. Hiriart me pidió llamara a Roemer y le explicara lo ocurrido (?). Cosa que hice. Para fortuna mía, llamé a la hora de la comida, lo que recuerdo como si hubiese sucedido hoy, y le expliqué mi posición a la secretaria. Le pedí que le dijera al Sr. Roemer que leyera de nuevo la entrevista y si después de eso deseaba hablar conmigo, estaba a sus órdenes para cualquier aclaración. Roemer nunca llamó. Lo cierto es que la entrevista destacaba sus virtudes como profesional, en esos años desconocíamos su lado oscuro.

Después de recordar esta anécdota me puse a investigar ¿quién es Andrés Roemer? Su nombre completo es Andrés Isaac Roemer Slomianski, ha sido empresario, diplomático, abogado, economista, exembajador de Buena Voluntad de la UNESCO, escritor, filántropo, catedrático; educado en Harvard, UNAM, ITAM. Especializado en Administración Pública y Políticas Públicas, que hoy es perseguido por la justicia mexicana, prófugo de la misma y vive escondido en Israel, país con el que México no tiene convenio de extradición.

Roemer es nieto de Ernesto Roemer, director de orquesta alemán de origen judío; quien emigró a México en 1938.

Tiene dos licenciaturas: una en economía y otra en derecho, en ambas se graduó con honores. Hizo una maestría en administración pública en Harvard y obtuvo el premio Don K. Price por Distinción Académica y Compromiso en el sector público. Tiene un doctorado en políticas públicas en la Universidad de California en Berkeley donde se le otorgó la Distinción Académica por su tesis sobre políticas públicas del agua. Fue nombrado alumno distinguido de la Escuela Goldman de políticas públicas. Con Ricardo Salinas Pliego fue cofundador y curador honorario del Festival Internacional Ciudad de las Ideas Mentes Brillantes y tuvo a su cargo diferentes programas de corte cultural. Fue cónsul general honorario de México en San Francisco, California.

Es imposible comprender este comportamiento en un hombre tan brillante y con tantos estudios. Mi lógica casi primitiva es que debe tener algo mal en el cerebro, por el cual, el instinto domina la razón. De otra manera lo considero inexplicable.

Pobre Andrés, tan soberbio y todopoderoso que se sentía. Hoy no es más que un tipo escondiéndose de la justicia, desacreditado, sin posibilidad alguna de restaurar su honor y su reputación. Destruido por sus propios instintos, sucumbió a sus deseos. Pobre Andrés víctima de Roemer. Más le valdría desaparecer como lo ha hecho y por lo menos pedir perdón por el daño causado a tantas mujeres. ¿Qué pensará, cuando en las noches apaga la luz de su recámara y se queda consigo mismo? ¿Habrá valido la pena? ¿La última esposa y los hijos cómo se sentirán?.. El capítulo final aún no se escribe.

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