JUEGO DE PALABRAS/ Decadencia de los partidos políticos

YANETH TAMAYO ÁVALOS

SemMéxico, Querétaro, Querétaro. El sistema de partidos, es uno de los principales pilares sobre los que se levanta la democracia, pero cuando este pilar carece de credibilidad y legitimidad, esta se ve debilitada en el ámbito político e institucional. De ahí que, el desencanto hacia la política y los políticos se extienda en todos los estratos sociales.

Esta situación, ha sido una constante en América Latina, la democracia aún no cuenta con la suficiente fortaleza institucional para afrontar esa perdida de legitimidad. Tan es así que, en diferentes países, la desilusión política y gubernamental han fomentado la aparición de fuertes y poderosos movimientos populistas, antipartidos y de tendencias autoritarias que han desestabilizado su sistema democrático.

Y esto, se ha debido en gran medida a los partidos políticos hegemónicos, quienes con su sistema cerrado se han negado a renovar sus estructuras y formas de hacer política, situación que los ha aislado de la sociedad.

Aunado a ello, su omisión para atemperar las divisiones sociales, mediar los conflictos políticos y agregar demandas reales, ha hecho más evidente su escasa voluntad de cooperación.

Desde un punto de vista, uno de los peores defectos de los partidos políticos es que en lugar de servidores se convierten en amos de la voluntad popular. La maquinaria de los partidos no solo ha sustituido el medio por el fin, sino que se ha adueñado de la opinión pública contribuyendo a la indefensión de los ciudadanos. *

Todo lo anterior, ha despertado incertidumbre y síntomas de un declive irreversible en el sistema democrático y de partidos.

El sistema de partidos actual

El sistema de partidos en México, se caracteriza por una mezcla de partidos grandes con influencia marcada que, conviven con un número de partidos chicos que ejercen chantaje (agrupaciones satélites que no representan nuevas opciones, pero desestabilizan); por una integración en la cámara de diputados dirigida por la mayoría del partido gobernante (MORENA), quienes legislan a capricho del titular del ejecutivo, quien además es el líder del partido; aunado a ello, la insistencia del Ejecutivo para centralizar las decisiones de los Poderes y de los órganos autónomos.

En cuanto a los partidos políticos, estos han demostrado tener poca claridad respecto a lo que realmente están comprometidos a ofrecer, lo que se traduce en una escasez de representación política, que ha traído consigo un deterioro en los mecanismos de participación ciudadana, esto se ha reflejado en abstencionismo, y en la falta de representación de intereses colectivos.

Situación, que se ha generado porque los partidos políticos han descuidado su deber de formular plataformas y programas innovadores que, sean compatibles con los intereses de la ciudadanía y la opinión pública; pero, además, por la falta de cumplimiento real de sus promesas y de sus líneas de campaña, lo cual ha contribuido a su decadencia y derrotas electorales.

Esto último, ha propiciado la fragmentación al interior de los partidos, condición que ha impedido la existencia de una verdadera oposición.

Si bien, las agrupaciones partidistas, que se consideran opositoras del gobierno, han evidenciado las recurrentes crisis económicas y sus estragos sociales, así como las demandas por parte de la ciudadanía, no ha sido suficiente para consolidarse como partidos de oposición.

Su falta de organización y su resistencia al cambio social, les ha impedido dejar de lado las divisiones generadas por sus ideologías y los ha imposibilitado a converger en posturas que prioricen la defensa de aspectos clave como son el voto, los derechos humanos, el fortalecimiento del Estado de derecho, la división de Poderes, entre otros.

Y eso se reflejó en el proceso electoral que vivimos, en donde todos los partidos políticos, sin excepción, se dedicaron a forjar un clima de temor e incertidumbre generalizada, respecto de las posibles consecuencias del proceso electoral presidencial, esa combinación hizo que el electorado se inclinara por minimizar riesgos dando nuevamente el triunfo a MORENA, es así como se pudiera explicar su triunfo.

A modo de conclusión, parece que los y las ciudadanas están utilizando las elecciones para expresar su descontento, un fenómeno denominado “voto del descontento” que puede definirse como el rechazo a los partidos políticos, las élites tradicionales y otras instituciones. La gente vota por nuevas plataformas políticas, a menudo creadas en torno a personalidades específicas y no a definiciones políticas. **

https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-77422009000200011

** https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-76532007000100004

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