JUEGO DE PALABRAS/ Abstencionismo electoral

YANETH TAMAYO ÁVALOS

(SemMéxico, Querétaro). El reciente proceso electoral ha dejado ver una relación desgastada entre los partidos políticos, la ciudadanía y la democracia. Esto hace más evidente el contexto de despolitización por el que transita la sociedad mexicana.

Existe un sector de la ciudadanía, que ha dejado de creer que los procesos electorales son el medio por el cual se materializa la democracia y se ejerce control sobre las y los representantes políticos.

El constante ataque y desprestigio a las instituciones electorales, sumado al descontento ciudadano y al descarado nepotismo que impera en los espacios de decisión pública, ha debilitado en gran medida el interés sobre cuestiones públicas.

Además, de la falta de candidatas y candidatos dignos que hagan frente a las situaciones reales de la ciudadanía. Insuficiencia que parece lógica tras la constante fragmentación al interior de los partidos políticos, de ahí que, el electorado no apueste por ninguno.

La abstención superó los votos válidos

En días pasados, se llevó a cabo la jornada electoral para elegir a las y los titulares del ejecutivo en las entidades de Coahuila y el Estado de México, en las casillas se presentaron menos del 50 por ciento de electoras y electores registrados en el padrón electoral. En ambas entidades se verificó la disminución de votantes al 4 por ciento, en comparación con las elecciones del 2017.

En el Estado de México, la participación ciudadana fue del 48.7 por ciento, mientras que en Coahuila salió a votar un 56.6 por ciento del padrón electoral.*

Si bien, el abstencionismo es parte de los procesos electorales, ya sea como forma de desobediencia cívica o acto de protesta contra el orden político, este ha ido ganando terreno en cada comicio.

Un ejemplo de lo anterior, se dio en las elecciones intermedias del 2021, en esa ocasión el 48 por ciento del padrón electoral se abstuvo de votar. Si el abstencionismo fuera un partido político, sería el más exitoso y dominante, ya que, según un análisis de la Coparmex, en el 87 por ciento de las casillas electorales hay más personas que no votan que aquellas que sí lo hacen. **

¿Qué ocurre con la ciudadanía?

La participación electoral resulta compleja de comprender, ya que la decisión que toma el electorado depende de múltiples factores sociales, culturales y políticos, que influyen en el ejercicio del voto y en las razones por las cuales se abstienen.

Sin embargo, la falta de interés y el individualismo social son un común denominador cuando no existe buena relación entre el gobierno, la clase política y la ciudadanía. El bloqueo a la participación ciudadana en las actividades institucionales y de gobierno, son factores que contribuyen a la ausencia de estabilidad política y de gobernabilidad.

Y esto se debe en gran medida a la omisión de responder a la exigencia social, principalmente en términos de democratización, transparencia y asuntos legislativos, en especial cuando se toman decisiones que afectan al bien común. Estas situaciones han provocado desinterés hacia el actual sistema que decide de manera arbitraria sobre los asuntos de mayor relevancia política en el país.

Si bien, existe un sector de la ciudadanía que es reflexivo, participativo y comprometido con la democracia y el bienestar social, hay otro que, se ha vuelto irreflexivo, individualista e indiferente hacia el bien común.

Se puede decir que a este último le interesa su propio bienestar, pero es insolidario para compartirlo. Esta situación ha provocado el debilitamiento del tejido social, la responsabilidad en términos cívicos, la falta de confianza en el futuro y el declive de la legitimidad de las instituciones.

Por otra parte, el hecho de no contar con un sistema de partidos más abierto e innovador, ha provocado una decepción hacia las instituciones políticas y un vacío cívico que se traduce en la falta de participación y en apatía por cualquier asunto que tenga relación con los partidos políticos.

La escasa tolerancia que estos tienen frente a las críticas y la innegable pobreza en la calidad del debate, ha provocado que los votantes no conecten con las plataformas políticas, degradándolos a meros espectadores/as que solo pueden intervenir y tomar decisiones al momento de emitir un voto y no al exigirles responsabilidad.

De ahí, que el electorado abstencionista tenga motivos para renunciar a la responsabilidad de asumir su libertad con las consecuencias que esto implica.

Una realidad que pone en peligro la democracia.

La mayoría de las y los gobernantes de este país asumen tener un régimen democrático y plural, pero al analizar la realidad resulta que el sistema político mexicano tiene muchas carencias.

Entre ellas, la falta de educación cívica que promueva la cultura política y democrática a través del fomento de valores como la participación, la tolerancia, el respeto y la igualdad.

Además, de la desconfianza generada por prácticas individualistas y la omisión a la cobertura de necesidades y derechos básicos, prometidos por quienes se comprometieron a satisfacerlos.

Así como, los procesos políticos y democráticos no transparentes por medio de los cuales tratan de construir democracia “sin ciudadanos/as”.

Esto sin olvidar la falta de acuerdos y consensos que favorezcan al bien común. Las fuerzas políticas en el poder, siguen resistiendose a ser democratizadas.

Mientras la ciudadanía no cuente con compromisos reales que les otorgue certeza de que su voto se verá materializado en la forma de gobierno y que las aspiraciones del pueblo serán satisfechas, las y los electores conflictuados seguirán sin motivación y racionalidad para ejercer de forma responsable su voto.

La democracia perderá su esencia y encontrará legitimación en manos de unos cuantos, en una oligarquía.

Si bien, el abstencionismo es inevitable, el rumbo del país no debe sostenerse en la responsabilidad de unos cuantos, pues se corre el riesgo de restar credibilidad a los procesos e instituciones electorales.

Es el tiempo de empezar a tomar en serio los motivos por los cuales no se ejerce el voto, si es que se quiere mejorar la relación entre la ciudadanía y gobierno. Los reclamos ciudadanos no tendrán fuerza si no se sale a votar.

https://www.ine.mx/wp-content/uploads/2023/06/InformeResultadosCTA-EDOMEX.pdf

https://www.ine.mx/wp-content/uploads/2023/06/InformeResultadosCTA-Coahuila.pdf

** Comicios para la elección de Gubernaturas, Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Congresos Locales, Ayuntamientos, Juntas Municipales y Alcaldías, en los Estados de Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Ciudad de México, Coahuila, Colima, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.

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