FRANCISCO RODRÍGUEZ
No hace mucho le comenté aquí que las historias chuscas de los tiranos latinoamericanos no tienen fondo. Nuestro caudillo no es excepción de la regla, por cierto.
Le he comentado de la existencia de un dictador dominicano que, cuando murió su mamá, mandó a levantar un enorme faro en su honor.
Lo mismo que la madre del patriarca boliviano que confesó: «Si hubiera sabido que mi hijo iba a ser presidente, le enseño a leer y a escribir».
México, por supuesto, también ha tenido en su historia individuos de la misma calaña. Lo tiene ahora.
Lo que se espera es que, como dicen que la Historia es cíclica, esos casos no lleguen a repetirse.
Ojalá, pues, que Andrés Manuel López Obrador no emule a Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, quien ocupó la Presidencia de la República once veces, llegando a darse golpes de Estado a sí mismo.
El tenorio y gallero ganó la Guerra de los Pasteles contra Francia, perdió la pierna en el mismo combate, la mandó enterrar con pompa y circunstancia en la Catedral, la perdió cada vez que cayó del poder, hasta que la tal pierna fue arrastrada y perdida por las turbas.
Entregó los territorios de Texas, Nuevo México, Colorado, Arizona, Nevada, Utah, Oregon, toda la California y, en cambio, introdujo la goma de mascar producida en sus haciendas veracruzanas, terminó su vida como un miserable cojitranco pensionado por Sebastián Lerdo de Tejada en Tlalpan, donde su esposa, Flor de México, empleaba los dineros de la pensión en alquilar mendigos que hicieran antesala y llamaran al pobre viejo “Señor Presidente”.
Ojalá, pues, que AMLO no quiera ser electo once veces.
Ojalá que tampoco vaya a darse un golpe de Estado a sí mismo, decretando un Estado de Excepción que por supuesto suspenda las elecciones.
Ojalá.
Caudillos, dictadores y vulgaridades
Leónidas Trujillo nombró general a su pequeño hijo Radamés y quiso canonizar a su madre.
Maximiliano Hernández, teósofo y cultivador de orquídeas, previno una epidemia de escarlatina forrando de papel rojo el alumbrado público de San Salvador, ejecutando de golpe a treinta mil campesinos.
Hasta un director de cine mexicano de media cuchara se dio el lujo de comprar para su amante, la actriz gallega Medea de Novara, el castillo central del Príncipe de Liechtenstein… el aroma del dinero hizo que el vulgar Miguel Contreras Torres heredara títulos nobiliarios celosamente defendidos desde el siglo V por los escudos de Vaduz y Schellenberg.
¿Puede alguien superar la realidad del dictador Juan Vicente Gómez, el astuto político andino que fue presidente de Venezuela entre 1908 y 1935, y que, a la mitad de su largo mandato, sospechoso de la tranquilidad que reinaba, quiso averiguar quiénes eran sus enemigos? El parecido de Venezuela y México sigue dando historias.
Cuentan que, para ello, mandó anunciar públicamente su muerte, y al estallar el júbilo popular con la noticia, el dictador, escondido detrás de una cortina de palacio, mirando a la plaza pública, ordenó sumariamente: fusilen a ése, cuelguen a aquél, a ese otro échenlo a los cocodrilos.
Cuando en efecto murió Gómez, rodeado según la leyenda por decenas de hijos naturales, el público no dio crédito esa vez a la noticia. Fue necesario sentar en su sillón presidencial al tirano, uniformado y con la banda sobre el pecho, mientras el pueblo pasaba en fila, lo tocaba y admitía: “Esta vez sí se murió”.
¿De qué podría estar enfermo AMLO?
Y es que las cosas que vivimos sólo podemos sentirlas en estas latitudes. Son tan nuestros los chuscos personajes que padecemos, que, aunque quisiéramos inventar unos más chingones, no podríamos. La realidad le gana la partida siempre a la ficción.
Lo que pasó en Venezuela hace menos de un siglo con el dictador Juan Vicente Gómez es inenarrablemente muy parecido a lo que estamos viendo en México, con ese ojo medio apagado del “caudillo” López Obrador.
También los comentarios chuscos y certeros sobre la perversidad del personaje de marras, capaz de lo que sea por eternizarse en el poder, por ganar siquiera las elecciones intermedias de junio próximo que ya le han arrebatado la tranquilidad, que han interrumpido el solaz de su accidentado mandato.
«Muy a tiempo para las elecciones, siempre atinado y en el momento exacto. También con el infarto justo antes de la reforma de Pemex, excelso el show», decía uno.
«El presidente debido a su caída en popularidad, plantea falsamente ‘un aire’ en el oclayo”, apuntaba otro.
“Ya es mucho tiempo para solo un ojo “cheche” … es tal vez un síntoma visible de un mal cerebrovascular…”, se leía en un post en X.
«No le deseo el mal a López. Es más, ojalá lo atienda un doctor tan capaz como (Hugo) López-Gatell, tan intachable como (Manuel) Bartlett, tan trabajador como (Gerardo Fernández) Noroña, tan empático como Beatriz Gutiérrez Müller, tan sonriente como Claudia Sheinbaum y tan honesto cómo él mismo», cerraba otro.
Puro aprecio popular, igual que en los sucesos venezolanos que le relaté de hace menos de un siglo. El tiempo se pasa volando, usted sabe.
Uno más para los archivos de la ignorancia rupestre: ¿Fallaron los escapularios, las memorables oraciones de curandero chafa, y se confirmó que no robar, mentir y no traicionar, se le regresaron en turbo?
Ahora, sólo falta que se ponga en manos de las brigadas electorales de sus fanáticos chairos, para que sea debidamente curado, y haga que la población se anime en recibir a los palurdos en casa, y que los convenzan de que sea él y sólo él quien se quede más tiempo en el poder.
Indicios
Aunque solo enlistó cuatro, López Obrador dijo en su matiné de este martes que el Ejército tiene cinco misiones: proteger la soberanía nacional, salvaguardar la seguridad interior, coadyuvar en el desarrollo social, la construcción de infraestructura. Esto como respuesta al magnate Carlos Slim Helú quien, un día antes, criticó la participación del Ejército en diversos aspectos de la vida pública del país, como lo son las obras de infraestructura, la distribución de medicamentos, entre otras tareas. * * * Slim, por cierto, brindó una muy larga conferencia de prensa para desvirtuar publicaciones que lo señalan como el empresario consentido de la 4T, lo que ha hecho que su fortuna se duplique en tan sólo los últimos cinco años. Hoy puede presumir que vale más de 100 mil millones de dólares. * * * Otra más de la matiné cómico-electorera-musical del martes: AMLO fue cuestionado sobre cuál será su postura en un hipotético, pero cada vez más posible caso, en el que la precandidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo, no resulte electa como la sucesora en la silla presidencial. En un primer momento, López Obrador bromeó y pidió a la reportera cambiar de ejemplo, además de recordar la canción del cantante mexicano Salvador Flores Rivera ―conocido como Chava Flores―: “A qué le tiras cuando sueñas, mexicano”. Sin embargo, posteriormente afirmó que lo que elija el pueblo “se tiene que obedecer”. * * * Que ni se esfuercen los diputados cuatroteros en aprobar en comisiones la aberrante iniciativa de ley, presentada por Juan Ramiro Robledo, que busca declarar como válidas e inatacables las reformas impugnadas que reciban el apoyo de sólo cuatro ministros de la Corte y no de ocho, como ahora sucede. Aprobada por el Legislativo, esta nueva “mayoría minoritaria” se las echaría para abajo la propia SCJN por inconstitucional. * * * Sigue la campaña republicana centrada en México y en la incapacidad o complicidad de la fallida Administración cuatrotera de combatir con efectividad la violencia y el tráfico ilegal de drogas. Ahora Morgan Luttrell y Tom Cotton presentaron una iniciativa más con la misma temática, pero ahora denominada Ley de Neutralización del Cartel de Jalisco, Esta requeriría que el Departamento de Defensa informe al Congreso cada 90 días sobre sus esfuerzos para eliminar al Cartel Jalisco Nueva Generación, al que consideran “el cártel más brutal y peligroso que opera en México” … una “organización sedienta de sangre que está alimentando la peor crisis de drogas en la historia de Estados Unidos”. * * * César Yáñez, el gran inspirador del best seller El Rey del Cash, se suma abiertamente a la campaña de Claudia Sheinbaum. A ver cómo les va. * * * Y por hoy es todo. Como siempre, reconozco que haya usted leído este Índice Político y le deseo, ¡buenas gracias y muchos, muchos días!