FRANCISCO RODRÍGUEZ
El Tribunal Electoral capturado por Andrés Manuel López Obrador sancionó a la excandidata presidencial Xóchitl Gálvez por haber calificado a Morena como un “narcopartido”. La todavía senadora de la República no mintió ni dijo una falsedad.
Desde hace ya mucho tiempo la población informada tiene conocimiento de las no pocas evidencias de esa criminal situación. Financiamiento de campañas políticas –las de AMLO, entre otras muchas–, lo mismo que amedrentamiento, desapariciones y hasta asesinatos de candidatos, lo mismo que presiones de todo tipo a los ciudadanos para que voten por los morenistas.
Tres días después del convenenciero fallo del TEPJF la realidad desmintió a los magistrados y confirmó el aserto de Gálvez:
El más significativo capo sinaloense del narcotráfico, Ismael El Mayo Zambada difundió a través de su abogado Frank Pérez que Joaquín Guzmán López le “pidió asistir a una reunión para ayudar a resolver unas diferencias entre líderes políticos en nuestro estado”.
«Estaba al tanto de una disputa en curso entre Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, y Héctor Melesio Cuén Ojeda, ex congresista federal».
Ahí fue secuestrado por el menor de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán. A la misma hora, Cuén Ojeda fue acribillado.
Rocha Moya, lo mismo que quien era el delegado de Morena en Sinaloa, el tamaulipeco Américo Villarreal Jr., es más que sabido, accedieron a la gubernatura con el apoyo económico y logístico del Cartel de Sinaloa, con el que mantuvieron y evidentemente aún mantienen relaciones.
De no ser así, ¿por qué El Mayo aceptaría ser árbitro en la disputa entre los dos exrectores de la UAS, Rocha Moya y Cuén?
Y si Rocha sabía de la reunión ¿también estaba enterado López Obrador, quien durante 15 días negó en incontables ocasiones saber cómo habían sucedido los hechos del 25 de julio, lo que desmintió el embajador estadounidense Ken Salazar al declarar que desde el primer momento se había informado a la Fiscalía General de la República?
A menos de dos meses de que termine el sexenio de AMLO se confirma que Morena sí es un “narcopartido”. Un Movimiento apoyado por el crimen organizado, que no solo financia y apoya logísticamente, incluso arbitra las disputas de los políticos y hasta impone rectores universitarios, motivo de la disputa Rocha vs. Cuén que, indudablemente gana el gobernador sinaloense luego de que Los Chapitos eliminaran a su contrincante político.
También se corrobora que López Obrador es un “narcopresidente” que ha impuesto a “narcogobernadores”.
¿Incluso a una “narcocandidata” que, con la ayuda del crimen, ganó las elecciones del 2 de junio?
#Narcopresidente y #Narcopartido
Si en 2011, Barack Obama cerró la investigación de la DEA en torno a los probables financiamientos del Cártel de Sinaloa a la campaña de AMLO en 2006, ésta tuvo su motivación no sólo “porque podría tener consecuencias internacionales y dañar las relaciones entre México y Estados Unidos, también por algunas cosas más” de acuerdo con lo que dijo a Carmen Aristegui el exdirector de operaciones internacionales de la DEA, Mike Vigil.
Obama cerró la investigación no por encontrar que AMLO no había sido financiado por los delincuentes, sino por consideraciones políticas.
Y esas “otras cosas más” mencionadas por Vigil se habrían dado en el marco de la reelección de Obama quien, para no disgustar al electorado latino que, por entonces, todavía veía a López Obrador, también candidato presidencial en 2012, como un verdadero redentor y hasta como su vengador en contra de aquellos políticos que, con su pésimo actuar y corrupción, los habían obligado a escapar del país.
Seguir con las indagatorias hubiese resultado suicida para las pretensiones del primer mandatario estadounidense con orígenes afroamericanos.
Fue al revelarse ese oscuro apoyo económico al todavía inquilino de Palacio Nacional que surgió la etiqueta #narcopresidente, que AMLO ya no podrá quitarse nunca más.
Tampoco la de #narcopartido, referida a Morena.
6 veces a Badiraguato 6
La fallida operación de Culiacán tuvo un impacto demoledor sobre las personitas en el poder. En principio, la operación de marras se hizo con base en los informes detallados de las agencias policíacas y militares estadounidenses domiciliadas en México. No podía ser de otra forma.
Cuando el “narcocaudillo” recibió el paquete informativo que contenía la ubicación satelital y los movimientos esperados de El Ratón Ovidio Guzmán, decidió que cayera en manos del entonces secretario de Seguridad, jefe del gabinete respectivo, Alfonso Durazo, ya que aún piensa que él no fue electo para meterse en esos intríngulis tan fastidiosos.
Él no está para atender asuntos de delincuencia organizada, ni reclamos tan corrientes como los ajusticiamientos y ejecuciones que ya cobran cifras de miles y miles de muertos este sexenio. No está para dedicar su tiempo a los trasiegos ilícitos ni para opinar sobre asuntos tan poco rentables política y electoralmente.
Lo suyo es dar abrazos a los delincuentes, lo que le ha redituado en financiamiento negro y por supuesto en apoyos a los candidatos del “narcopartido” Morena.
Lo suyo ha sido privilegiar a Badiraguato, por sobre los demás municipios del país, al que hasta ahora ha visitado en seis ocasiones. En una de ellas, recuérdese, bajó del vehículo en el que lo transportan para ir a saludar y presentar sus respetos a la madre de El Chapo Guzmán.
Lo suyo es la sumisión a los criminales a quienes dan abrazos y no balazos, lo que ha propiciado que tres cuartas partes del territorio nacional estén en poder del narco.
Los 500 mil dólares de 2006
Con el desfonde de su “narcopartido” Morena, ya no habrá quien le cubra las espaldas a López Obrador.
Va rumbo al precipicio, hay que reiterarlo.
El problema es que, al parecer, con el desfonde de Morena, ya no habrá quien venga atrás y cubra con el manto impune a los que pronto se van.
¿Verá AMLO “el segundo piso” de la Cuarta Transformación desde el podio o desde atrás de bartolinas?
No se olvide que Sergio Villarreal (a) El Grande, de acuerdo con lo publicado La Historia Secreta, libro de la autoría de Anabel Hernández, le habría dado personalmente a Andrés Manuel López Obrador un “apoyo” de 500 mil dólares para su campaña presidencial de 2006 en un hotel duranguense, por órdenes de Arturo Beltrán Leyva, como lo ordenara El Chapo.
Y eso, en Estados Unidos es un crimen. También lo es en México.
Así que vale volver a preguntar, ¿verá AMLO “el segundo piso” de la Cuarta Transformación desde el podio o desde atrás de bartolinas?
Indicios
La coartada perfecta. Rubén Rocha Moya realizó un rápido viaje a Los Ángeles, California, la mañana misma del secuestro de El Mayo. Se hospedó justo frente a la terminal aérea angelina. Un pisa y corre para demostrar que no estaba en Culiacán. En base a ello, AMLO le mostró su apoyo. * * * Y por hoy es todo. Mi reconocimiento de siempre a usted que leyó este texto. Como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!