FRANCISCO RODRÍGUEZ
¿Por qué creer en el señalamiento de Genaro García Luna de que Andrés Manuel López Obrador (también) recibió dinero del Cártel de Sinaloa a cambio de protección? ¿Por qué no creerlo?
¿Tiene veracidad el ya declarado culpable en el juzgado federal de Brooklyn?
¿La tiene el mitómano delincuente electoral, exonerado por el INE y el TEPJF, que ha recurrido frecuentemente a los sicarios de los cárteles que operan en tres cuartas partes del territorio nacional para apoyar con sus malas artes a los candidatos de Morena? ¿Eliminando a los non gratos, incluso?
¿A García Luna de verdad le dieron millones de dólares Joaquín El Chapo Guzmán y sus descendientes?
¿Recibió López Obrador recursos de “el señor” –como él le dice– Ismael El Mayo Zambada para financiar sus campañas electorales de 2006, 2012 y acaso también la del 2018?
Ni a quién creerle en sus respectivas autodefensas.
El ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón dice en su carta manuscrita –misma que llegó a su destinatario sólo porque así lo quisieron las autoridades que despachan en Washington– que el equipo de AMLO, él a la cabeza, conjuró con las policías y fiscales estadounidenses para inventarle cargos y, después, retirárselos, a cambio de que delatara a políticos de sexenios anteriores, lo mismo que a empresarios y hasta a periodistas presumiblemente ligados a actividades ilícitas. Que no quiso ser un “soplón”. Y que, por tal, hasta lo castigaron un año en confinamiento solitario.
¿Sabía algo de eso? Y si lo sabía, ¿por qué se resistió a “cantar”?
¿Por qué lo hace ahora? ¿Lo animó la carta de El Mayo dada a conocer hace unas semanas? ¿Acaso con esos señalamientos que ahora hace en contra de AMLO espera benevolencia cuando, dentro de tres semanas, le dicten sentencia?
López Obrador, por su parte, minimizó los asertos de García Luna. Y, como siempre, se victimizó. Y atribuyó estas acusaciones a un intento de debilitar su gobierno. «Ellos o quieren un Presidente pelele o un presidente debilitado», afirmó, refiriéndose a lo que llamó «poderes hegemónicos nacionales y extranjeros».
Raro, eso sí, que AMLO se haya dicho que no tomará acciones legales en contra de García Luna, si es que esta fuera una difamación. «No nada, nada, nada, no nada. Nada más es explicar que están muy desesperados».
Desesperado debe estar él.
#NarcoPresidenteAMLO
Y es que, como ya lo hemos platicado aquí, no es esta la primera vez que se relaciona directamente al saliente Presidente de la República con sobornos del crimen organizado.
El 30 de enero de este mismo año la periodista y escritora Anabel Hernández fue la primera en revelar, en un artículo publicado por la Deutsche Welle –el sistema de radiodifusión alemán subsidiado por el gobierno de aquel país con recursos fiscales–, que el ahora morenista había recibido ese soborno de 500 mil dólares en 2006, tema que amplió en su reciente libro.
Ese mismo día dos medios estadounidenses, ProPublica e InsightCrime dieron a conocer la misma información que seguramente les fue filtrada por la DEA y que, al enterarse de lo previamente publicado, se apresuraron a difundir.
Fue entonces que nació la etiqueta #Narcopresidente, misma que ya lleva varios meses ocupando los primeros lugares entre las más destacadas de la red social X, que antes se denominara Twitter.
Obviamente, tanto la revelación difundida a nivel mundial como el hashtag causaron escozor en López Obrador, quien obsesivamente se refirió a ambas durante varias matinés consecutivas, en afán de desvirtuarlas, y que, aún ahora, sigue mencionando tales temas.
Pero diga lo que diga, López Obrador ha dado sobradas muestras de no combatir a los narcotraficantes, muy en especial a los de origen sinaloense, con su estrategia convertida en política pública de “abrazos, y no balazos”.
AMLO liberó a Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo, el 17 de octubre de 2019. Saludó muy afectuosamente a la abuela de Los Chapitos, ahora finada.
Y sus declaraciones sobre la respetabilidad de los criminales “porque también son pueblo” y porque “también tienen derechos humanos”, como se ha referido a ellos en su inopinada defensa, pese a ser autores materiales del asesinato de un promedio de 100 hombres, mujeres y niños, masacres, que hasta la fecha ya contabilizan más de 197 mil caídos por las balas, drones y minas terrestres de los delincuentes.
¿Es o no es un #Narcopresidente el señor López Obrador?
¿Policía de Titanio?
En 2010 publiqué aquí que fue Vicente Fox quien puso a la Iglesia en manos de Lutero. Así como suena. Encargó la encomienda de la seguridad al policía menos confiable, al que es capaz de vender a su familiar más entrañable por unos centavos, o por un cargamento de polendas. Habilitó para esa tarea, nada menos que a Genaro García Luna, de recuerdos deleznables.
¿Y sabe usted que fue lo primero que hizo García Luna –a quien sabe si con sorna, o sin ella, motejan El Policía de Titanio?–, pues desaparecer a la Policía Judicial Federal ¡por corrupta!
¿Cómo? ¿Por corrupta? Sí los últimos cuatro años, desde 1996 hasta el 2001, cuando García Luna fundó la AFI, la Judicial estaba en manos de militares. Nadie se atrevió entonces a desvirtuar las argucias de quien por ese entonces todavía tartamudeaba como metralleta —en el sexenio de Calderón tomó clases de dicción y fue atendido por especialistas en ortolalia– al señalar corrupción en las filas de las Fuerzas Armadas. Ni la misma Defensa Nacional hizo siquiera un guiño.
Pero la verdad monda y lironda fue que los militares ¡también se corrompieron!
De acuerdo con lo que hasta hoy se ha escuchado de él y sobre el tema, además de repartir entre sus cómplices — Luis Cárdenas Palomino, Ramón Pequeño García, Edgar Millán, Iván Reyes, Víctor Garay y Espinoza de Benito, entre los principales–, ¿cuánto le habrá correspondido a su gran protector Felipe Calderón?
Porque es imposible creer que todo el pastel fuera sólo para García Luna. Como tampoco es posible creer que Calderón se haya hecho el desentendido “de a gratis” ante tantas acusaciones que, en su momento, en varios espacios periodísticos –en este, entre otros pocos– se hacían en contra del entonces secretario de Seguridad Pública, a quien sus aduladores encomiaban en columnas un día sí y otro también.
El 20 de noviembre de 2018 todos los diarios nacionales e internacionales dieron cuenta de las declaraciones de Jesús El Rey Zambada, uno de los principales testigos de la Fiscalía en el juicio que por entonces se le seguía a Joaquín El Chapo Guzmán, quien aseguró que entregó dos maletas con un total de entre seis y ocho millones de dólares en sobornos al ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna.
El Rey, ex sublíder del Cártel de Sinaloa, afirmó que personalmente le dio a García Luna 3 millones de dólares, pues quería asegurarse de que “un comandante que simpatizaba con su hermano, El Mayo Zambada, estuviera a cargo de la policía en Culiacán”.
De acuerdo con Alan Feuer, periodista del diario The New York Times –quien cubrió el juicio contra El Chapo en Nueva York–, en una segunda reunión con García Luna, Zambada le dio otros 3.5 millones para asegurarse de que El Mayo Zambada siguiera con sus operaciones de narcotráfico sin ser molestado.
En 2012, además, el también narcotraficante Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, señaló a García Luna de haber recibido dinero de sobornos.
En USA, ¿la esperanza?
¿A quién creerle?
¿A López Obrador?
¿A García Luna?
Se trata de dos beneficiarios del Cártel de Sinaloa que están ahora frente a frente.
Declarativamente, al menos.
Aunque pudieran verse las caras si es que el gobierno de Estados Unidos decide actuar en contra de AMLO, como ya lo hizo en contra de García Luna.
Indicios
Ya faltan menos días para que se vaya. Pronto se contarán con los dedos de las manos. Sólo le restan 11 días y se va a “La Chingada”. * * * Aprecio que haya leído hasta aquí. Le deseo, como siempre, ¡buenas gracias y muchos, muchos días!