FRANCISCO RODRÍGUEZ
Ya en este momento Morena está fracturado. De un lado están quienes, no sin ciertas reticencias, apoyan a Andrés Manuel López Obrador en su infantil capricho vengativo de modificar de raíz, desde la Constitución misma, el régimen político del país para acercarlo lo más posible a los que están vigentes en Cuba, Venezuela, Nicaragua, incluso en China, Rusia y Corea del Norte.
Se enfrentan a quienes consideran, dentro del partido guinda, insisto, un acto de cobardía política el hecho de que el tabasqueño no haya hecho esas propuestas modificatorias desde que él inició su mandato para que fuese él mismo quien afrontara las que serán trágicas consecuencias democráticas, económicas y financieras para México.
Cobardemente le dejó el paquete a su sucesora Claudia Sheinbaum, quien está atada a sus designios y, lo peor, secuestrada por él a través de la mayoría de un gabinete que le impuso y a quien deben su 90% de lealtad y 10% de capacidad. No a ella.
Además, al interior del Movimiento de López Obrador, el arribo de caras nuevas y pasmadas provenientes de las oposiciones y que desconocían el funcionamiento proverbial del aparato morenista, generaron gran desconfianza entre los viejos cuadros. Los llamados “duros” aún los ven como infiltrados.
Porque algunos de esos “duros” fueron desplazados de cargos en diputaciones y de senadurías por expriístas, expanistas y experredistas que fueron por sus curules, escaños y sus canonjías económicas, pagaderas en Gobernación.
Aún no consigue consolidarse como partido político y ese Movimiento guinda ya sufre convulsiones. Sin AMLO, quien a cada rato dice que va a “desaparecer”, sin que alguien se lo crea del todo, y sin recursos para seguir pagando los “apoyos del Bienestar” –porque dinero no va a haber–, será muy difícil que mantenga su hegemonía.
Es por tal que López Obrador impondrá a su hijo Andy López Beltrán en la secretaría general del Movimiento. Pero como nunca segundas partes han cuajado… Menos cuando el junior carga sobre sí la mala fama que da la corrupción en la que está envuelto como uno de los dos ejes de El Clan que ha lucrado con recursos públicos en la adquisición de medicamentos, obras de construcción como las del Tren Maya y de la Refinería Olmeca, entre muchas otras.
Así, ante la inminencia de su desalojo, los dinosaurios del obradorato darán un último coletazo: juntarán sus fuerzas en la Jefatura del Gobierno de CDMX, con Clara Brugada a la cabeza, en el entendido de que la relación entre ella y Claudia Sheinbaum no es de las mejores. Desde ahí harán frente común en contra de los neomorenistas que AMLO usó para arropar a la exjefa del gobierno capitalino.
¿Larga vida a Morena?
No es factible.
Sus 35 millones se diluirán en el 2027.
Y volverán a ser más quienes no elijan a los guindas como opción.
64 millones, en contra
Es cierto. El margen electoral con el que se impuso Morena en los comicios del reciente junio, en la práctica, no alcanza para gran cosa. Fueron más quienes no seleccionaron esa opción en las boletas: 64 millones de ciudadanos no le otorgaron su confianza a Claudia Sheinbaum y, menos, a Andrés Manuel López Obrador.
Es una falacia que la mayoría haya sufragado por el llamado Plan C que contiene una nociva Reforma Judicial, la militarización total de la seguridad pública y, entre otros caprichos del aspirante a dictador –siempre siguiendo los dictados del socialismo del Siglo XXI– la desaparición de órganos constitucionales como el INAI y la Comisión de Competencia Económica.
La legitimidad de esas recientes elecciones es escasa o nula, ante las impugnaciones de los opositores por compra de votos, excesos e ilícitos en campaña, desacatos electorales, intromisión del Presidente, “dados cargados” en el IFE y el TEPJF, lo que augura un inicio descremado y conflictivo del próximo gobierno federal, encabezado por una sumisa y obediente Presidente Electa.
Todos sabemos que, en México, para conocer por adelantado qué franquicia va a ganar una competencia electoral del nivel que sea, lo primero es observar la rudeza o displicencia con que trata a su candidato la máxima autoridad electoral. Era un tongo tan cantado, que ya parecía estribillo. Todos sabían quién iba a ganar meses antes de la elección. La permisividad del IFE hacia los ilícitos a cielo abierto de Morena fue inaudita… y en ello le fue su ya para entonces escaso prestigio.
A días de la toma de posesión de la señora Sheinbaum, AMLO y su Movimiento necesitan un milagro dirigido a que su figurita estelar, a punto de cruzarse la banda sobre el pecho, obtenga una bocanada de oxígeno para arrancar la gestión: la aprobación de todas las reformas que le impuso AMLO desde el pasado 5 de febrero.
Y ese oxígeno ha llegado a cuentagotas para la que fuera una candidata presidencial confeccionada a modo por AMLO, impugnada por algunas de las otros “corcholatas” que contendieron con ella, que la han tratado de cerca y saben lo que viene.
¿Treinta y cinco millones de votos? ¡No!
La mayoría, la que votó por la Coalición PAN-PRI-PRD, la que se abstuvo de votar, lo hizo por su repulsa a las políticas regresivas de AMLO, a sus mentiras cotidianas, a sus enojos, regaños e insultos, a su nula efectividad para gobernar…
… en rechazo a sus desvíos presupuestales para construir obras carísimas, ya inservibles, con las que satisface su megalomanía…
… y, entre varias más, en protestas por la imposición del marketing publicitario, a la manipulación y al chantaje electoral de los llamados programas sociales y al derroche pantagruélico del equipo de campaña, demasiado oneroso para el presupuesto nacional.
No. Sus 35 millones de votos son pocos, comprados o chantajeados a cambio de los programas sociales… frente a una mayoría de 64 millones que no los eligió.
El Movimiento se estancará
La continuidad que obligadamente Claudia Sheinbaum dará al obradorato será la causa de la pérdida de apoyos a Morena y, repito, sin recursos del erario –por la carga de la enorme deuda contraída por la 4T, por la pérdida de inversiones si es que llega a aprobarse el Plan C– no habrá dinero para mantener los apoyos sociales.
Pero ¿qué es el obradorato?
AMLO lo ha instaurado con su terquedad e inamovilidad de ideas raras, la mayoría heredadas de las décadas de los 60’s y 70’s del siglo anterior…
… por abjurar de los principios –“no mentir, no robar, no traicionar”– que lo llevaron al poder…
… por no cumplir los compromisos que contrajo en sus tres sucesivas campañas presidenciales…
… por los insultos y mentiras u “otros datos” que cotidianamente lanza con toda impunidad desde sus matinés vengativas-cómico-musicales…
… igual que por haber exacerbado la polarización en todo el territorio nacional…
… pero, sobre todo, por la desatención a los principales problemas de los mexicanos, tales como seguridad, salud, educación, vivienda, procuración de justicia…
… y, por supuesto, por haber espantado y ahuyentado a la inversión nacional y extranjera, lo que ha repercutido en altos niveles de desempleo formal…
… entre otras muchas otras calamidades más.
Abone a ello la ausencia de carisma, empatía y de ideas propia de la señora Claudia Sheinbaum y tendrá un resultado calamitoso para el Movimiento de AMLO, quien así verá frustrado su deseo de perpetuarse a través de ella.
El desastre de Morena está cantado.
Indicios
En Relatos e Historias de México, Ricardo Cruz García escribe: “Su rostro de bronce, su piel del color de la tierra, su luminoso vestido, su ímpetu majestuoso nos es familiar a los mexicanos. Con la mirada puesta en el horizonte, la mujer enarbola y parece defender la bandera nacional. Es la encarnación de la Patria que todos recuerdan, en especial aquellos que tuvieron acceso a la educación básica en la segunda mitad del siglo XX y en lo que va de este milenio. Pero la Patria mexicana tiene nombre: Victoria Dorantes Sosa, la mujer que posó para el pintor Jorge González Camarena (1908-1980), el autor de la famosa obra que apareció en los libros de texto gratuitos que se repartieron entre todos los alumnos de primaria del país a partir de 1961.” Hoy la Patria tiene otro rostro: El de la ministra presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández, quien también enarbola la bandera nacional y defiende a la Nación. * * * Mi gratitud a usted por haber leído hasta aquí. Como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!