* Todos perdemos atendiendo las “mañaneras”
* ¿Usó Sheinbaum a capitalinos como cobayos?
FRANCISCO RODRÍGUEZ. Mientras el país retrocede en todos los terrenos, Andrés Manuel López Obrador nos entretiene con sus pequeñeces y trivialidades. Dedicamos irrecuperables tiempos y espacios a discutir, a reírnos, a quejarnos, a hacer memes, a twittear… la estulticia de cada “mañanera”.
La corrupción se enseñorea en el régimen de la llamada 4T, como es el caso del reparto de tarjetas para retirar dinero de los programas sociales, donde roban desde el alto funcionario hasta el Siervo de la Nación que las reparte… y el “caudillo” sale a escena con algún insulto, a veces hasta con una ironía, pero casi siempre con frases cargadas de amargo rencor en contra de éste, de aquél o de aquella. Su cobarde ataque a Carmen Aristegui es el ejemplo más reciente.
La acusa de haber engañado durante mucho tiempo, cuando quien engañó por 18 años continuos fue el propio López Obrador. Uno fue el candidato, otro diametralmente distinto es hoy el Presidente de la República. Nos engañó. Nos traicionó.
Y mientras las matanzas se multiplican, aparecen cadáveres degollados a la orilla de las carreteras y otros colgados bajo los puentes peatonales de avenidas importantes, hay más asesinatos que nunca, los desaparecidos van en aumento… y el hombrecillo de Tepetitán sube a su altar matutino con la preconcebida idea de equivocar fechas, personajes, situaciones. La muestra: aquello de que los búfalos aún pastaban en lo que hoy es Nueva York, hace 10 mil años, cuando en México ya había universidades.
Salen al extranjero miles de millones de dólares extraídos de nuestra economía, se retiran de nuestro territorio inversionistas extranjeros ante la falta de seguridad jurídica y por las cotidianas amenazas desde el púlpito presidencial, la carestía agobia a las economías familiares, el desempleo es ya una realidad lacerante… y durante dos horas, ante cámaras y micrófonos a su servicio exclusivo AMLO evade preguntas, da respuestas sosas o inventa cada vez más secciones de relleno.
Gozamos del nada honroso cuarto lugar en número de muertos por Covid-19 en todas sus variantes y, ahora mismo, el padecimiento vuelve a llenar las camas de los hospitales que no se dan abasto para atender a las decenas de miles que se contagian cada día, los decesos también remontan… y durante los ya casi dos años de pandemia López Obrador la ha minimizado y hasta ha anunciado su fin en ya varias ocasiones.
“Estamos entretenidos en puras pendejadas”, me dijo la semana anterior uno de mis familiares cercanos, cuando todos deberíamos estar trabajando para sacar adelante a nuestras familias y al país. Me citó, incluso, al Arcipreste de Hita, quien dijo aquello de que al Cielo no se llega con las alas, sino con las manos ocupadas.
Le propongo que, en la medida de lo posible, dediquemos cada vez menos espacio, menos tiempo a las estulticias que nos receta cada mañana el señor López Obrador.
Manos a la obra, ¿no cree usted que sería mejor?
Grave acusación de científicos
Este fin de semana se suscitó una discusión pública entre miembros de la comunidad científica internacional y altos burócratas del gobierno de quien también se dice científica, la señora Claudia Sheinbaum.
¿La causa? El uso de Ivermectina en el tratamiento para pacientes de Covid en las instalaciones hospitalarias dependientes de la Secretaría de Salud capitalina, lo mismo que en los quioscos donde brindaban tratamientos, y la solicitud para que de la internet se retirara un artículo en el que los fruncionarios justificaban su uso y aplicación en países como Bangladesh, Irán, Australia, India y, entre otras, República Dominicana.
La Ivermectina es un fármaco para el uso en seres humanos en el tratamiento de algunos gusanos parásitos (estrongiloidiasis intestinal y oncocercosis) y las formulaciones tópicas de ivermectina están aprobadas para uso humano, solo con receta médica, para el tratamiento de parásitos externos como piojos y condiciones de la piel como la rosácea.
Nada más.
También se usa en veterinaria para la prevención de la enfermedad del parásito del corazón en algunas especies de animales pequeños, y para el tratamiento de ciertos parásitos internos y externos en varias especies de animales.
Y en CDMX usaron a centenares, quizá a miles de capitalinos, para experimentar con la Ivermectina.
¡Criminales!
Claudia Sheinbaum y, entre otros, la secretaria de Salud, Oliva López; el director de la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP), José Merino, y el de Gobierno Digital, Eduardo Clark deberían ser sometidos a una rigurosa investigación.
Pero ¿sabe usted?, ya se excusaron y dijeron que se basaron en artículos que por aquel entonces estaban de moda, aún y cuando ¡hasta Hugo López-Gatell les dijo que no usaran la Ivermectina!
A la Cofepris, por supuesto, ¡ni la pelaron!
Indicios
Por hoy es todo. Le agradezco la lectura de estas líneas y, como siempre, le deseo buenas gracias y ¡muchos, muchos días!