Aún están a tiempo de aliviar la psiquis de AMLO
FRANCISCO RODRÍGUEZ. Los médicos militares que cuidan la salud del señor Andrés Manuel López Obrador han hecho un espléndido trabajo.
El resultado es que, pese a todas las graves enfermedades que padece, aún se mantiene de pie y, casi a diario, durante al menos un par de horas.
Lo que no sé, de plano, es si el mismo cuidado que recibe su físico también lo obtiene su psiquis.
Y le comento esto porque de vez en vez pareciera que el jefe del Estado Mexicano padece de alguna enfermedad mental que lo acerca a la bipolaridad.
“No es para tanto –me explica un experto–, al menos aún no llega a tanto — me dice, luego de que le comento como en el transcurso de una sola de sus matinés transmitidas desde Palacio Nacional cambia de estado de ánimo más frecuentemente que cualquier otra persona que, digamos, es “normal”.
Le pongo como ejemplo la matiné político-etílico-literario-musical de este muy reciente miércoles 25 de enero. Hace poco más de media semana.
Primero, eufórico:
Señala que la refinería de Dos Bocas producirá a toda su capacidad en 2024.
Luego, enojado:
“¡Ya chole!”, truena literalmente por la nueva marcha para defender al INE.
E inmediatamente después otra vez, alegre, contento:
Anuncia “pachangón” en el Zócalo por aniversario de la Expropiación Petrolera.
Y tras ello regresa a su ya proverbial estado anímico de él, sólo él, como víctima. ¡Pobrecito!
Y arremete contra Lorenzo Córdova y Ciro Murayama de quienes dice, sin verse en ese espejo, que “no tienen vocación democrática”.
Prosigue montado en santa cólera:
Llama “acomodaticios” y “arribistas a los consejeros del INE por alertar del plan oculto en el Plan B de la reforma electoral.
Y se va de largo en contra de otro de los órganos constitucionales autónomos del Estado:
Así, acusa que el INAI no sirve para transparentar información pública.
Y advierte que volverá a mandar otra iniciativa para que ningún funcionario gane más que el presidente.
También condena la incursión del ejército con tanques en universidades en Perú.
“No me quiero reír a carcajadas”, dice, tras apuntar que el Sistema Anticorrupción es simulación y gasto innecesario.
Así. Del enojo y hasta del encabronamiento, pasando por la frustración y regresando a la ira, tratando de equilibrar con buenas noticias como su mitin para competir –todos los gastos de los chairos pagados– con el que organiza la sociedad… hasta conteniéndose para “no reír a carcajadas”.
Todos los estados de ánimo en el lapso de dos horas.
Que aún no es bipolar, pero…
¿Es no o no es bipolar? –repregunto.
— No, no es bipolar… todavía. Los cambios en el estado de ánimo constantes y de forma brusca, los que pasan de la euforia a la depresión en un mínimo periodo de tiempo, aunque sin llegar a sufrir una depresión mayor ni un trastorno bipolar padecen ciclotimia –me responde el experto.
Y la ciclotimia es un trastorno del estado de ánimo crónico con variaciones de episodios hipomaníacos y depresivos leves.
Ni los síntomas hipomaníacos ni los depresivos son lo suficiente graves como para que llegue a considerarse que AMLO sufre de un episodio maníaco o depresivo mayor.
Todavía…
Indicios
Claudia Sheinbaum tampoco parece estar en sus cabales psíquicos. Actúa como niña de 7 años que corre a los brazos de su padre (político, en este caso) para que la abrace, la proteja y la defienda, –incluso agrediendo– de aquellos que ella siente (siente, no sabe si es verdad o no lo es) la agreden, se burlan de ella, le hacen “maldades” y todo porque no quieren que papi le dé la canasta de caramelos que ella cree merecer. Es una suerte de regresión a la infancia, aunque la señora ya rebasa las seis décadas. Lo peor es que ella misma prepara las que aparentemente, sólo aparentemente, son ardides en su contra. No sólo son los “sabotaje,je,je,jes” en el trenecito con el que juega y en el que juega con la vida de los usuarios. Ahora es su condiscípula del 2° B la que en su cuaderno escribió cosas que ella considera la malquistan son su papi… aunque todas sean ciertas. Así que llamó al prefecto y al director de la primaria, y a la inspectora de zona para que actuaran en contra de ella, la confinaran en el salón de los castigos y hasta la amenazaran con quitarle su dinero para comprar caramelos en la cooperativa escolar. Es una niña con cola de caballo. Con cola de caballo de niña. ¿O no? * * * Para alegría y beneficio de la oposición la división en Morena va viento en popa. No sólo es la campechana Layda Sansores –quien siempre sale a la defensa de su compañerita Claudita, como llama tiernamente a la jefa de Gobierno–en contra del líder senatorial Ricardo Monreal, también la fragmentación del Movimiento de AMLO se da entre los líderes del Legislativo: En San Lázaro, este lunes, se pondrá a prueba el liderazgo de Ignacio Mier en la bancada morenista. Y es que en la plenaria de su grupo parlamentario deberá controlar a sus huestes para proporcionar piso parejo a los cuatro aspirantes oficiales de Morena a la presidencia de la República, lo que sí alcanzó el zacatecano. ¡Vaya brete! Y es que ya tuvo un acto de rebeldía al ignorar a Monreal, pero seguramente que le jalaron las orejas y tuvo que rectificar e invitarlo al convite. La plenaria de Morena en Diputados es la prueba de fuego para el poblano que compite en familia y para el partido que presume democracia y cancha igualitaria. * * * Por hoy es todo. Agradezco que haya leído esta colaboración hasta el final. Le aviso que durante unos pocos próximos días el Índice Político abrirá una pausa para que el escribidor termine de arreglar un problema de orden médico que, hasta donde sé, por fortuna no es psiquiátrico. Mientras, como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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