Sin acarreo Morena no existiría
FRANCISCO RODRÍGUEZ. Hace una semana, una ciudadana emeritense recibió una “invitación” para acudir este sábado a la caprichosa concentración en el Zócalo convocada por Andrés Manuel López Obrador dizque para conmemorar un aniversario más de la expropiación petrolera.
Una oportunidad de viajar desde Mérida a Ciudad de México con todos los gastos pagados –transporte, hospedaje y alimentación– más 1 mil 600 pesos para pequeñas erogaciones.
No aceptó.
Se sintió ofendida.
No quiso ser “acarreada” a un evento que se le ocurrió a AMLO para demostrar que, con acarreados como siempre, él también puede seguir llenando el Zócalo como hace unas semanas lo hizo multitudinariamente la sociedad civil para demandar a la Suprema Corte la derogación del llamado Plan B por ser anticonstitucional.
El acarreo es, en realidad el Movimiento de AMLO.
Sin acarreo difícilmente sobreviviría Morena como partido de masas.
Y es que, difícilmente, sin incentivos aún los seguidores del Presidente de la República responderían a sus convocatorias a estos actos masivos.
El cinismo de Mario Delgado
Hace poco platicábamos aquí de como, por desgracia, la expansión del cinismo en la esfera pública debe entenderse como una degradación del debate con consecuencias políticas inquietantes.
El cinismo campea en todos los partidos.
Sobremanera, en Morena.
Recuerde usted, como ejemplo –uno entre miles–, a Mario Delgado, dirigente formal del Movimiento de Andrés Manuel López Obrador “acarreando” votantes en el proceso de revocación de mandato que tanto le importaba a AMLO.
Y cínicamente Delgado publicó en sus redes sociales imágenes y textos de cómo trasladó y/o acarreó a personas a votar en el proceso de revocación.
En ese momento Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE se refirió a esa conducta, aunque no directamente al morenista, e insistió en que la ley debe respetarse.
Y es que, pese a lo que el mismo AMLO diga, la ley es la ley.
O, dirían los latinitas, lex dura lex: la ley es dura, pero es la ley.
Delitos electorales y prisión
Aunque es de sobra sabido, no está de más asomarse al Diccionario Electoral del Instituto Nacional de Estudios Político que a la letra señala que el acarreo es…
“… una práctica antidemocrática que tiene como propósito asegurar el voto de electores ‘cautivos’. Consiste en llevar bajo presión u otro estímulo a uno o varios ciudadanos para que voten o externen apoyo absoluto por un candidato o partido determinado.
“Las personas objeto de acarreo suelen ser ignorantes, marginadas y despolitizadas, por lo que pueden ser transportadas a las casillas por sometimiento o gratitud a sus líderes, o bien a cambio de algún obsequio o diversión que altere de manera momentánea sus precarias y monótonas vidas.
“El acarreo es una práctica política propia de los sistemas políticos autoritarios en donde los partidos oficialistas se valen de sus clientelas para mantenerse en el poder.”
Y aunque nunca se castiga, el acarreo es un delito.
De acuerdo con la Ley General en Materia de Delitos Electorales (LGMDE), se castiga con una pena de 50 a 100 días de multa y prisión de seis meses a tres años, a quien solicite votos por paga, promesa de dinero u otra contraprestación, o bien mediante violencia o amenaza.
También se castiga a quien presione a otro a asistir a eventos proselitistas, o a votar o abstenerse de votar por un candidato, partido político o coalición, durante la campaña electoral, el día de la jornada electoral o en los tres días previos a la misma.
Si la conducta especificada es cometida por un integrante de un organismo de seguridad pública, se aumentará hasta un tercio de la pena prevista, de acuerdo con el Artículo 7 de la LGMDE.
El acarreo electoral, y el fenómeno de los acarreados, quizás sea la práctica antidemocrática de mayor arraigo en México.
¿Es usted un acarreado?
¿Se dejaría acarrear?
Indicios
Pues nada, que nuestro Presidente está lleno de ideotas. Una de las más recientes es la de anunciar la prohibición del uso médico del fentanilo –necesarísimo para pacientes en tratamientos oncológicos–, para que después los vecinos del norte también adopten las mismas medidas. ¿De verdad desconoce que el problema de la adicción a esa sustancia no se genera en los centros hospitalarios? Ya mintió diciendo que el fentanilo no se produce en México, casi al mismo tiempo que las autoridades militares avisan a cada momento del decomiso de millares y hasta millones de pastillas de ese enervante. Y ahora sale con esa que, repito, es otra de sus grandes ideotas. * * * Alejandro Encinas no se manda solo. Todo lo que dice o hace lleva indicaciones precisas del inquilino de Palacio Nacional. Por eso puede entenderse que su declaración en contra de los militares encarcelados por los recientes sucesos en Nuevo Laredo, violando flagrantemente el debido proceso al que tienen derecho, fue una suerte de revancha de López Obrador por las marchas que el domingo anterior se celebraron en distintos puntos del territorio exigiéndole respeto a los derechos humanos de quienes solo siguen órdenes. * * * A Ricardo Monreal no le quedó otra sino apechugar tras de que AMLO vetó los nombramientos –ya aprobados por el pleno del Senado de la República—de dos nuevos integrantes del INAI. El zacatecano replicó que el Primer Mandatario ejerció su derecho y que evidenció la vigencia de la separación de poderes. Ahora, a reponer el procedimiento antes del último día de este marzo para evitar que el órgano constitucionalmente autónomo quede impedido de ejercer sus muy necesarias funciones. * * * Aún no inician formalmente las campañas electorales en el Estado de México y en Coahuila y el ambiente ya está candente. En la entidad vecina a CDMX la aliancista Alejandra del Moral y su equipo echan toda la carne al asador en aras de alcanzar a la morenista Delfina Gómez. En Coahuila el candidato de la Alianza, Manolo Jiménez ya casi está al nivel del guinda Armando Guadiana. * * * Por hoy es todo. Gracias por leer estas líneas. Le deseo, como siempre, ¡buenas gracias y muchos, muchos días!