>> Primer lugar de padecimientos neurodegenerativos
>> Prevenir enfermedades crónicas no transmisibles y mantener actividades de aprendizaje contribuye a reducir riesgos
>> Preservar funciones cognitivas y reducir alteraciones conductuales, objetivo de tratamientos que ofrece el instituto
Ciudad de México, 21 de septiembre (entresemana.mx). En el Día Mundial de la Enfermedad de Alzhéimer, el director general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), Pedro Zenteno Santaella, afirmó que difundir síntomas alertadores, prevenir diabetes, hipertensión y obesidad, así como fomentar actividades de aprendizaje continuo en la población, son estrategias contra esta patología, primer lugar de enfermedades neurodegenerativas en México y el mundo.
Se trata de un padecimiento que ocasiona deterioro del estado cognitivo, consistente en afectaciones de la memoria, lenguaje y conocimiento de actividades previamente aprendidas; afecta el desempeño de las personas en la vida diaria y laboral.
También implica daño conductual, depresión, ansiedad y cambios repentinos de humor, informó el neurólogo David Gilberto Zúñiga García, adscrito al servicio de Medicina Interna del Hospital Regional “Gral. Ignacio Zaragoza”.
“En la población mexicana, el Alzheimer afecta a tres por ciento de quienes tienen entre 65 y 75 años, a 17 por ciento de personas de 75 y 84 años, y hasta 32 por cierto de mayores de 84. Se sabe que más de 65 por ciento de las demencias en personas adultas mayores se relacionan con esta enfermedad; es más frecuente en mujeres que en hombres, porque ellas tienen mayor esperanza de vida”, puntualizó.
Debido a que no tiene causa específica, su desarrollo es multifactorial y las posibilidades de control de síntomas mejoran con la detección y el tratamiento de inicio temprano, por lo que es fundamental dar a conocer los signos de alerta que podrían ser indicios sospechosos de Alzheimer y ameritan acudir con un especialista para eventual diagnóstico y tratamiento.
El especialista, miembro de la Asociación Mexicana de Neurología, refirió que se han estudiado los 10 síntomas de alerta de esta enfermedad. Entre ellos están la pérdida de memoria que afecta la capacidad laboral; por ejemplo, una persona que trabaja como cocinera y de pronto no recuerda cómo se hace el arroz; dificultad para llevar a cabo tareas familiares, es decir, no poder hacer compras ante el impedimento de calcular pago o cambio.
Además, la persona puede presentar desorientación en tiempo y lugar, como salir a algún sitio y no saber regresar. Tener un juicio pobre o disminuido se refleja en acciones como dejar la estufa encendida o las llaves del gas abiertas.
También, pueden presentarse problemas del pensamiento abstracto, situaciones en que el paciente no actúa por sentido común. Por ejemplo, al ver a un niño con un cuchillo en la mano no percibe que corre peligro y no actúa en consecuencia, o colocar objetos en lugares incorrectos, como guardar una lata de frijoles en el baño.
Otros signos de alerta pueden ser cambios notables de humor, comportamiento y personalidad. En este caso, se vuelven irritables, huraños, temerosos, introvertidos, aislados, ya no desean participar en reuniones y esto los lleva a presentar pérdida de iniciativa.
Entre los factores de riesgo para desarrollo del Alzheimer están: alcoholismo, tabaquismo, llevar una mala dieta y vida sedentaria, tener bajo grado de estudios y conocimientos aprendidos, lo cual repercute en una red limitada de conexiones neuronales, destacó Zúñiga García.
Las alteraciones genéticas están implicadas en este padecimiento, pero sólo en uno por ciento de los casos la manifestación de síntomas inicia a edades más tempranas, entre los 35 y los 60 años; el 99 por ciento restante responde a otras causas.
“En el Issste ofrecemos a los pacientes tratamientos farmacológicos cuyo objetivo es preservar las funciones cognitivas y reducir alteraciones conductuales; éstos se complementan con tratamientos no farmacológicos a cargo del servicio de psicología”, precisó.
Zúñiga García explicó que se cuenta con una amplia gama de herramientas diagnósticas para el Alzheimer: interrogatorio específico, exploración neurológica, estudios de laboratorio, estudio específico PET cerebral y tomografía de cráneo con medio de contraste para identificar patrones de disminución del trabajo de las neuronas. Este análisis tiene una certeza diagnóstica de hasta 95 por ciento y es muy útil para establecer tratamiento y pronóstico.
Familiares y cuidadores tienen un rol muy importante en la atención de estos pacientes; en el instituto reciben apoyo y orientación para prevenir el síndrome de agotamiento emocional del cuidador, enfatizó.
“Un mensaje muy importante para la sociedad es que la enfermedad de Alzheimer no solamente se debe tratar con fármacos, sino con empatía, comprensión, cariño y respeto a la dignidad de los pacientes”, expresó el neurólogo.