“Nadie sabe para quien trabaja.” Sabiduría popular
JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ BLANCO
¿Usted cree que la policía o el gobierno dejaron perder el dinero de los grandes capos como el Chapo, el Mayo, los Beltrán Leyva, Don Neto, Caro Quintero o los de tantos otros criminales?
Se trata de fortunas enormes; le comparto unas notas para que se forme una idea.
1.- En 1985 Caro Quintero ofreció pagar la deuda externa de México que, para ese entonces andaba sobre ochenta mil millones de pesos; cuando fue condenado en 1989 él disponía de cien mil millones de pesos; ¡Casi la podía pagar de contado!
El no generaba ni el 10% de los ingresos del Cártel de Sinaloa durante los últimos 20 años.
2.- En 2009, “Forbes” publicó que la fortuna del Chapo Guzmán andaba sobre cien mil millones de dólares, lo ubicó entre los más ricos del mundo, mucho más que Caro Quintero.
3.- La riqueza del Mayo, debía ser superior por sobrio, no despilfarraba y llevaba más tiempo operando como Jefe de Jefes.
4.- Según la DEA, el cártel de Sinaloa bajo el mando del Chapo y del Mayo distribuían drogas en 47 países y empleaban 26,000 personas aproximadamente.
5.– En México operan más de 50 cárteles y no hay certeza de cuántos lo han hecho y se han desintegrado o fraccionado.
6.– Los cárteles operan negocios negros como tráfico de drogas, secuestro, contrabando, huachicol, extorsión, trata de personas, polleros, cobranzas; sus giros son cada vez más funestos y todo sin impuestos ni cargas sociales ni costos de publicidad ni líos sindicales ni permisos gubernamentales.
7.– Los cárteles se han apoderado del control territorial de extensas zonas del país, ahora hasta controlan la función gubernamental en diversos órdenes de gobierno y con ella sus presupuestos, donde son más visibles son en aduanas, aeropuertos, puertos, rutas marítimas, de tierra y aire.
La rentabilidad del delito a gran escala es tan enorme que hay países que juntos no producen esos montos.
¿Apoco se pueden ocultar al gobierno riquezas de esa magnitud?
¡Claro que no!
Para asegurar ese dinero, el estado mexicano tiene instituciones dotadas se tecnología, atribuciones y pistoleros, como la FGR, su Unidad de Inteligencia Financiera, la Guardia Nacional, el SAT, la SHCP, La Comisión Nacional Bancaria, el Ejército, la Marina, las policías, el CISEN, etc.
Pues bien, ¿Dónde quedó ese dinero en efectivo, empresas, inversiones, criptomonedas, metales, acciones o propiedades?
Si no han reportado el aseguramiento de esos recursos, lo razonable es asumir que ¡Ya se clavaron gran parte de ese dinero! ¡Igual como antaño hicieron con los dineros de otros líderes de carteles capturados!
Esos recursos debieron utilizarse para ayudar a viudas y huérfanos de la violencia de cárteles o para causas nobles, ¡Vaya ingenuidad!, no pasó, ni pasará.
Tampoco encontrará el gobierno la riqueza mal habida de expolíticos que consumaron y continúan haciendo fechorías abusando de sus cargos ante la contemplación de quienes les sucedieron o perseguían.
Ni la Secretaría de la Función Pública ni la Auditoría Superior de la Federación desarrollaron una estrategia de persecución a funcionarios corruptos que traficaron contrataciones ilícitas sin licitación bajo la protección del expresidente impune o de quienes le antecedieron.
La cacería de criminales y políticos ciertamente es peligrosa, pero es una obligación del estado que no se cumple.
El estado cursa muy graves episodios de insolvencia por el saqueo de que ha sido víctima en el obradorato y su sobre carga de compromisos de dádivas sociales.
Ni siquiera por eso cumple su deber de capturar esas riquezas.
Claro que no pasará mientras la vocación del gobierno sea encubrir a gobernadores y alcaldes feudales en zonas bajo el control de cárteles y el expresidente que permitió el crecimiento de esas mafias sin escrúpulos.
Tampoco pasará mientras la simulación sea la regla del gobierno, como aparentar que tenemos una eficiente política criminal para agradar a Trump con un super policía como Harfuch, operando una política y estrategia de centralización rancia que sólo es útil para ponerle reflectores a su candidato a sustituirla en la Capital.
Esa mecánica evidencia que hay más interés en proyectarlo que en auténticamente combatir a los cárteles con una estrategia de eficacia profunda.
En efecto cada que el super policía está concentrado en un asunto, todos los demás asuntos están esperando la atención del super policía, hasta que tenga tiempo o pueda viajar.
Con esa estrategia de operación, permanecen inutilizados y desaprovechados los cuerpos policiacos federales, locales y municipales, en la realidad, el estado mexicano abdica de su deber de ofrecer seguridad y pierde la oportunidad de aprovechar la participación de la sociedad civil que sí sabe dónde están los delincuentes y sus riquezas.
Mientras el gobierno no haga lo correcto continuaremos sumidos en lo que Trump, denominó “la intolerable vinculación del gobierno con cárteles”.
Pero por mientras, nadie supo para quién trabajó y la lana de los capos ya se esfumó probablemente porque el ejercicio de cargos públicos, ofrece una irrepetible oportunidad de hacer dinero fácil e incita abdicar de los valores como la honestidad, probablemente asumiendo que “ladrón que roba a ladrón, tiene en el cielo 100 años de perdón”.
José Carlos González Blanco.
28 de abril del 2025