HOMO POLÍTICUS/ Primero los pobres, la farsa de una mentira seductora

>> “Y qué más da, la vida es una mentira, miénteme más, que me hace tu maldad feliz”. Víctor Iturbe

JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ BLANCO

Mentir y dejarnos seducir con mentiras, es un juego propio de nuestra forma de ser, somos una especie que nos movemos al ritmo del márketing, de las apariencias, usamos perfume, el brillo del oro o ropa hermosa que portamos para ofrecernos gratos a la vista de los demás y lo disfrutamos.

Nos dejamos seducir por la adulación cálida a sabiendas de la farsa implícita en las campañas publicitarias de grandes ofertas, de las modas o las oportunistas frases de políticos en campaña; ese es el caso del versito “Primero los pobres”.

Bajo esta impostura, vivimos un gobierno de simulaciones, espejismos, cortinas de humo y apariencias vergonzantes, que engañan sin escrúpulos, abusando de una sociedad tolerante y proclive al auto engaño, inercial, distraída, al menos eso pasa con mayorías marginales que mientras reciban dinero a cambio de su voto, disfrutan de la mentira a sabiendas de que son utilizados como ganado electoral.

La realidad hace insostenible la farsa del obradorato, observe estos datos.

Ningún pobre utiliza el AIFA, ellos no vuelan, no obstante, el gobierno le invirtió más de $121,000.00 millones de pesos en su construcción, tiró a la basura más $113,000.00 millones pagando los costos de su cancelación, y también fueron un desperdicio los $37,000.00 millones que ya se habían gastado en los avances del NAICM, en conjunto suman $281,000,00 pesos y al final, no tenemos un aeropuerto que satisfaga la necesidad de la Ciudad de México cómodo capital política, comercial, de negocios y financiera del país, en cambio tenemos uno en Santa lucía sobre otro que ya teníamos y que casi nadie ocupa, mucho menos los pobres y absurdamente no tenemos responsables que paguen esas torpezas.

Tampoco el tren maya fue un proyecto para los pobres que no pueden pagar sus servicios, no detonó la economía, casi siempre viaja vacío y sigue siendo una aberración que exige costos impagables, ya pasó su momento de sorprender y no sorprendió y el gobierno le sigue invirtiendo.

En materia de rezago educativo México pasó de 19.4 millones de alumnos en el 2017 a 25,9 millones en el 2024; desde luego todos ellos pobres que no fueron prioridad para el gobierno.

En el 2018, México tenía 30 millones marginados de los servicios de salud, ahora ya son 50.4 millones de mexicanos sin acceso a servicios públicos de salud, por supuesto esos 50 millones, son esencialmente pobres.

Para el ejercicio 2025, el gobierno recortó $113,582.9 millones de pesos del presupuesto para salud equivalentes al 11% del del año pasado, lo que implica que en muchos hospitales se agudizará, aún más, la carencia de medicinas, de equipos para curación, la crisis de mantenimiento para equipos e instalaciones, habrá escasez de médicos, de personal y de servicios viables; claro, las víctimas serán otra vez, los pobres que sólo en apariencia cuentan con un servicio médico hiper saturado que en la realidad no da servicio deseable.

Observe la aberración, según el estándar internacional lo deseable es que cada país invierta en su sistema de salud, cuando menos el 6 % de su PIB; México invertirá apenas el 2.5% o sea, menos de la mitad de lo deseable cuando para recuperar la catástrofe causada por el obradorato, debería invertir cuando menos el 8% del PIB; por supuesto las víctimas de ese rezago, seguirán siendo mayoritariamente los pobres.

La inversión en medicina preventiva se desplomó aún peor, todos los programas de vacunación se redujeron en un 68%, y por el austericidio, casi se extinguirán todos los programas de prevención, los de investigación y enseñanza, los hospitales quedarán reducidos a sólo procesos curativos, se recortaron presupuestos a los institutos nacionales como Cardiología, Cancerología, Nutrición y Pediatría entre 12% y 15% de sus presupuestos con relación al año 2024.

Este austericidio prácticamente inutiliza a todas las instituciones de salud porque les recorta presupuesto a pesar de la creciente inflación que magnifica el daño.

Casi extinguir la medicina preventiva es humana y financieramente carísimo por la pérdida de salud de condiciones de vida dignas por el incremento de tristeza y depresión personal, por el deterioro familiar; por su parte, el costo de la medicina curativa es casi impagable, tanto como la eternizada atención a padecimientos crónico-degenerativos que es solo paliativa.

Leyó bien, casi se extinguirán servicios de prevención de la obesidad, diabetes, cáncer, hipertensión, alcoholismo, drogadicción, desnutrición cuando casi todos los mexicanos padecemos de estas amenazas a la salud por malos hábitos y pobreza ¿Quién cree que pagará mayoritariamente estas aberraciones?, por supuesto los pobres.

La única opción que tienen los marginados de servicios de salud es acudir a la medicina privada que cuesta mucho dinero entre consultas, tratamientos y medicinas; para cada familia significa montos impagables, en muchísimos casos consume lo que reciben en dádivas gubernamentales clientelares y este abandono entraña una muy aberrante maldad gubernamental, les quita servicios de salud pública para destinarlo a las dádivas que quién las recibe queda obligado a pagar esos servicios y medicinas que les quitaron, todo, con tal de medrar con el engaño de ostentarse como regaladores de dinero justiciero que les reditúa clientela electoral.

¡Esa perversión es una infamia!

En el gobierno morenista sufrimos una inflación de 29:40 % y ello ha lastimado de manera directa la economía de la población, ciertamente este fenómeno es mundial, pero a la hora de estirar el gasto en cada hogar ese argumento no importa, la realidad tangible es que lana no alcanza y eso es desesperante, claro los más afectados son los pobres.

Cualquiera argumentará que el gobierno tiene la mayor inversión en gasto social de los últimos años, por el incremento en los programas sociales y asistenciales y ello es cierto, pero observemos el fenómeno.

Si bien se ha incrementado el gasto público destinado a la entrega de dinero en efectivo a personas que lo necesitan, el gobierno ha tenido la miserable actitud de hacerlo sólo como apoyos de coyuntura absteniéndose de generar apoyos de empoderamiento que permitan a esos segmentos marginales salir de su pobreza.

Es decir, no les ha incorporado a los necesitados herramientas para superar su condición de pobreza como enseñarles un oficio, apoyarlos con recursos para un emprendimiento, ayudarlos con ideas, capacitación, materiales para desarrollar un taller, una producción, herramientas o créditos para trabajar, instructivos, manuales, nada, absolutamente nada de eso; este abandono evidencia que el gobierno no tiene interés en que superen pobreza, no vaya a ser que ya no voten por Morena.

Peor, ha dejado a esos segmentos bajo el hechizo de la vida fácil de incorporar a sus jóvenes como sicarios en cárteles para que ganen dinero fácil.

La indiferencia del gobierno, para combatir las causas reales de la pobreza, son una gran traición del obradorato a los pobres, porque otorgar esas ayudas sin crear las condiciones para que los beneficiarios se esfuercen en superar sus condiciones de pobreza, son efímeras no pueden mantenerse con el tiempo.

Ahora se han pagado con un enorme esfuerzo del gobierno utilizando dinero que no tiene que estaba destinado a fondos para otros propósitos y que se agotó y para mantenerlos tiene que conseguir de manera excepcional; los últimos años se financió con un endeudamiento externo que es carísimo y ahorca las finanzas públicas que ya andan sólo en ese año en un déficit de 2 billones de pesos para este 2025 y está colapsado porque gran parte de los dinero que produce el país se destinan a pagar esos préstamos; el gobierno nos metió a todos en una espiral decadente que debe parar o irremediablemente acabará colapsando la economía y tendrá que pagar después con un costo político generalizado.

El Peje endeudó al país con 7 billones de pesos y sólo en su último año con 2 de ellos, es dinero que ya no está; son una cantidad que a muchos no nos alcanza la imaginación para entender lo que significa esa montaña de dinero en deuda.

El endeudamiento es suicida, porque llegará el punto en que México no sea susceptible de obtener más crédito las calificadoras internacionales ya nos etiquetaron como un país de riesgo para invertir, Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, viven quebrados, México no produce el dinero que regala su gobierno y en cambio ya tenemos mucho que pagar, la catástrofe financiera es inminente, como pasó con Venezuela, Nicaragua o Cuba que ante la crisis hicieron brutalidades como expropiar, multar por todo o devaluar sin límites.

Las consecuencias de consentir el engaño seductor son análogas al efecto de las drogas, de las borracheras, la gula o las lujurias, en la fiebre del placer hacemos tonterías, gastamos lo que no tenemos, eso es lo que acontece con los gobernantes no es su dinero y no les aflige porque se saben transitorios, claramente entienden que su atascadero lo dejarán para otros y no les importa mientras ahora se levantan como paladines justicieros de los pobres; la irresponsabilidad no es su tema.

Esta borrachera la pagaremos todos y principalmente los pobres que seguirán siendo pobres, que no aprenderán algún oficio y que cuando reaccionemos de las consecuencias de esta locura populista, esos mismos pobres se darán cuenta que tampoco tendrán servicios de salud ni dinero para pagar servicios privados.

Cada que vuelva a escuchar el fascinante y sugestivo eslogan “primero los pobres”, entienda que le están tomando el pelo como a un chairo.

José Carlos González Blanco.

16 de diciembre del 2024

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