“El cómplice del crimen de la corrupción, generalmente es nuestra propia indiferencia”. Bess Myerson
JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ BLANCO
¿Usted confiaría el gobierno de México en “El Mencho”, en “El Mayo”, en “Los chapitos”, o ¿En los líderes de los más de 100 cárteles que cogobiernan en México?, probablemente diga que no, pero, piénselo bien, eso ha hecho.
¿Confiaría en Noroña, Zaldívar, Mario Delgado, Cuauhtémoc Blanco, Adán Augusto, Montreal, Salgado Macedonio, Muñoz Rocha, Manuel Velazco, Manuel Barlett, Yunes, Delfina, Batres, Alcalde, Obrador, Cienfuegos o Sheinbaum? que han permitido el poderío de cárteles, igual, probablemente diga que no, pero …eso ha hecho.
Son los responsables de ese gran desmadre en que han sumergido al país.
Observe en que hemos convertido nuestra cultura y política.
Hoy es evidente que cárteles gobiernan muchas zonas del país, deciden qué empresas pueden operar y cuáles no, instituciones públicas colapsadas sin recursos, hospitales sin médicos ni medicinas, elecciones sin electores en las que gana un partido que tiene prohibido participar, endeudamiento sin freno, déficit financiero, presidente y jefe de gobierno que no mandan ni puede nombrar gabinete, manipulación política onerosa y clientelar, obras costosísimas inútiles, inundadas o derrumbadas, huachicol exacerbado y rampante, empresas públicas quebradas, tribunales cerrados, fiscalías ciegas inútiles, campos de exterminio por todos lados; la lista del caos es vergonzante e inocultable.
Es deprimente que no haya una sola voz gubernamental que alerte sobre la irremediable catástrofe a la que nos precipitamos, la última que escuchamos fue la de Carlos Urzúa que tan pronto como alzo la voz, falleció en un accidente inverosímil en su propia casa.
Las otras voces críticas se van extinguiendo por tentativas de homicidio o persecución y las del pueblo que tiene la decisión de diluyen en su indiferencia generalizada.
Empero y más allá de la resistencia o la conformidad del pueblo, ¿Cuál será el límite de este desorden?, ¿Hasta dónde aguantará el país viviendo despatarrado en la degradación política? y ¿Hasta cuándo aguantaremos los ciudadanos?
Son interrogantes que vale la pena irnos formulando empero, también respondámonos ¿Qué clase de gobierno necesitamos?, ¿En quién podremos confiar? y ¿Qué nos toca hacer ante el caos que toca nuestra puerta?
Para intuir lo que nos depara el futuro inminente, es necesario acudir a la experiencia que nos recuerda que, en las mafias como en la política “el hombre es el lobo del hombre”, y así el fuego amigo los ha venido carcomiendo y depreda en una dinámica de autodestrucción que les lastimará e irá auto extinguiendo por disputas internas y reparto de zonas de control.
Esa descomposición y autodestrucción son evidentes.
Por muchas razones, hemos venido normalizando vivir en el desorden político y en la violencia, así acontece en las cúpulas que parecen haberse adaptado al homicidio de sus colaboradores cercanos, al encubrimiento y a una competencia por ser el más corrupto e intocable de todos.
Empero.
Quien tenga un dedo de frente, sabrá que el desorden produce caos y hay un umbral en el que es autodestructivo sin retorno, así pasa en toda relación tóxica y entre pueblo y gobierno, lo es.
México tiene un futuro al que cabalga de manera inexorable, sabemos que un día llegará en el que el agua cubra nuestras posibilidades de respirar y el desorden nos ahogará en un caos colapsante.
El gobierno, se ve mal……..está mal, triste e inminentemente colapsará.
José Carlos González Blanco.
23 de junio del 2025