
“Nada es para siempre”. Sabiduría Popular
JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ BLANCO
Nada es para siempre y en política menos, los procesos de renovación de las formas públicas, son dinámicos, funcionan a pesar de sus resistencias, principalmente por nuestra condición humana que sempiternamente nos hace estar en desacuerdo con lo que somos y tenemos.
Si pasa en el amor, las amistades, los trabajos, los deportes, los sitios donde vivimos y hasta con nosotros mismos, no hay razones para que la política sea excepción.
La tendencia izquierdosa de América latina empezó a virar al extremo opuesto, ya pasó en Perú, Bolivia, Argentina y en Venezuela, que en las urnas repudió a Maduro y éste se robó la elección y ahora el fin de semana en Chile; esos gobiernos populistas, fueron desplazados por el hartazgo popular del desastre económico en que sumieron a sus pueblos.
México empieza a dar señales de virar, hay muchas muestras de su hartazgo por sentirse lastimado por la pobreza extrema, la ignorancia, el crimen, la narcopolítica, la violencia, la impunidad, la mentira sistémica de los políticos que traicionaron su esperanza de cambio, la manipulación, la corrupción rampante y la degradación en todo lo público, especialmente por la mediocridad en los sistemas de salud, de procuración de justicia y de los policías.
México se enfermó de obradorato, en esa locura de dominarlo todo, paradójicamente construyeron su propia autodestrucción; en su pecado llevaron su penitencia autodestructiva acelerando el adagio, “todo lo que sube, tiene que bajar”.
Le explico, en su obsesión de poder, desmanteló los pilares estructurales del estado, destruyó su democracia, la transparencia, capturó las Comisiones de Derechos Humanos, los tribunales, el dominio del agua, al Banco de México y rompió la confianza social en las instituciones, hincó a su servicio a los poderes legislativos y judicial, pudrió al INE y órganos electorales estatales, a la Marina, al Ejército, y prostituyó el voto con clientela electoral financiada con programas sociales cuyo costo ha duplicado la deuda nacional en solo 7 años.
El saldo es que, ahora, sólo queda Claudia como estado, ella, sólo ella y su soledad son el estado, casi nadie conoce a los anodinos secretarios que están pasmados sin recursos.
Se lo cuento porque, si ahora, el estado es ella, nadie la defiende ni le quita golpes, nadie le aporta, ya no hay más culpables que ella, pase lo que pase, todo es ella que da la cara diario exhibiendo su falta de carisma y que es una calca de aquel.
Vive asediada por problemas sin solución como la pobreza, las drogas, los cárteles, la violencia, la corrupción de sus compañeros, el tronido de dedos de Trump y del Peje, las deudas y las enfrenta desde su cortedad, sin mando, sirviendo al Peje en una ilusión de movimiento social que es autodestructivo porque implica encubrir delincuentes.
En México suenan vientos de cambio y amenaza ser violento, hay inconformidad creciente, crisis severa y muchos agraviados.
La presidente Claudia vive asediada, dinamitada por sus cercanos, en su soledad profunda, pierde aliados que en realidad jamás tuvo, sus fidelidades no estaban con ella, vive con miedo, se le ve en el rostro, desmañanado, desencajado, colérico, ansioso, véala Usted mismo y juzgue, está enojada se le ve profundamente infeliz, cada momento le explota una catástrofe.
No la quieren los políticos de la cúpula morenista, tampoco sus colaboradores cercanos impuestos, tampoco la clase empresarial, ni grandes sectores de la sociedad, no las clases medias críticas, libres, tampoco los Estados Unidos porque no le creen y sostienen públicamente que encubre narco terroristas.
¿Para qué se hizo de tantos odios?
El desgaste de la doña en su primer año es brutal, la avalancha de problemas crecientes, amenaza con arrollarla, ya la tienen muy lastimada y si las cosas continúan como van, se pondrán peor en el 2026, año en que deberá palomear los aspirantes a huesos legislativos que causarán problemas y patearán escritorios para darse su importancia y ofrecer solucionarlos.
En México ya padecimos todo tipo de políticos, narcos, farsantes, payasos, serios, comprometidos, tontos, brillantes, todos se van, tarde o temprano, esa es la verdadera constante, ya nos acostumbramos a políticos mediocres, corruptos, ya sabemos que todo es pasajero, hasta el Peje lo fue, el obradorato, lo será.
El punto es que, como cuando se extirpa un tumor cancerígeno, México tendrá grandes tareas de reconstrucción, tal y como pasó cuando superó la conquista, la colonia, la independencia, la reforma y la revolución; nada menos que eso, solo que ahora, los que aportaremos las lágrimas, no serán nuestros abuelos, ahora nos toca a nosotros y a nuestros hijos.
José Carlos González Blanco.
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