Ricardo Burgos Orozco
Ciudad de México, 08 de agosto (entresemana.mx). Ha estado lloviendo de manera intensa en la Ciudad de México, sobre todo en las tardes. Antes entre conocidos y familiares decíamos ¡Ahí viene la temporada de lluvias! Pero ahora resulta que cualquier día del año puede caer un chubasco; tengo entendido que se debe al cambio climático, la metamorfosis que está sufriendo la Tierra porque no la hemos cuidado como debe ser.
Hace unos días me tocó un aguacero de esos cotidianos viajando una tarde por la Línea 5 del Metro desde Politécnico hacia Eduardo Molina. Debía ver a una persona en una taquería a dos calles de la estación; me bajé del tren, salí de los andenes, pero en la salida la lluvia me impidió caminar hacia la calle. Preferí mejor esperar a que amainara junto con otro grupo de personas.
Todavía recuerdo que hace algunos años había asientos en los andenes de las estaciones y era muy cómodo esperar ahí si te habías citado con alguien o simplemente aguardar la llegada del siguiente tren. Ahora con la saturación de gente se hace imposible tener esos espacios de descanso como antes.
Mientras se paraba la tormenta me puse a caminar por los alrededores de la terminal. No había de otra. Platiqué un rato con un vigilante cuarentón muy amable que me dijo que ya tiene cinco años asignado en Eduardo Molina y su trabajo es muy tranquilo; antes estaba en Pino Suárez y era mucho movimiento porque había broncas incluso con vendedores ambulantes que querían entrar a la fuerza, influenciados por sus líderes.
Como seguía el aguacero no me quedó más remedio que continuar esperando; por fortuna había llegado con buen tiempo y me imaginé que la persona con quien me iba a encontrar en la taquería, seguro tampoco había llegado con el tránsito que estaba provocando el agua.
Me quedé observando el ícono de la estación. Es muy bonito; son unas manos tomando agua. Representa una parte de la obra “El agua, origen de la vida” del muralista mexicano Diego Rivera y se encuentra en el interior del cárcamo de Dolores, un edificio localizado en la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec.
Recuerdo que la iconografía original del Metro está basada en los diseños de Lance Wyman, quien ya tenía la experiencia de crear la simbología de los Juegos Olímpicos de 1968.
¿Por qué eligieron el ícono de la estación de un fragmento del mural de Diego Rivera? Porque Eduardo Molina, a quien se le debe el nombre de la estación y de la avenida, ubicadas entre las alcaldías Gustavo A. Madero y Venustiano Carranza, fue un ingeniero mexicano director de obras de introducción del Río Lerma al Sistema de Aguas de la Ciudad de México; Ese trabajo permitió que el Distrito Federal ya no sufriera una sequía grave desde 1960.
Mientras pensaba en todo eso, la lluvia no cesaba. Fue curioso que precisamente me tocara estar varado en ese lugar relacionado con el agua, pero hubiera sido peor quedarme en algún tren parado entre terminal y terminal porque ya sabemos que cuando llueve se dificulta el avance de los trenes, sobre todo en estaciones sobre la superficie como es el caso de Eduardo Molina.
Después de casi una hora, bajó considerablemente la intensidad del chaparrón y pude caminar hacia el lugar de mi cita. El regreso de Eduardo Molina a Pantitlán, luego a Centro Médico y de ahí a Zapata, fue sin lluvia y sin contratiempos; bueno, los apretujones de costumbre en hora pico.