“Noche, apriétame a tu pecho desnudo” Walt Withman
ROCÍO FIALLEGA (SemMéxico, Ciudad de México). Los espacios pequeños propician el encuentro con una misma, desde tu imagen en el espejo cuando cierras la puerta, hasta la ventana que te ofrece un puente; entonces te preocupas por la ventilación del lugar, de ese único lugar en el mundo, observas la lectura interrumpida que te espera impaciente, te preguntas si es mejor quitar el polvo o seguir leyendo, pero vuelves a tu reflejo y te detienes en esa lágrima que ahora pasa por encima de tu lunar. Entonces, lo primordial no es el polvo ni la lectura sino esa tristeza añeja que debes sublimar de alguna manera, porque toda herida es cicatriz y solamente hay que empezar a hacerse cargo, sin mirar atrás.
“Es un oro imposible de comprender, un acabado / silencio que renace y se incorpora” Idea Vilariño
Madre luna se ha escondido detrás de un edificio, las suelas gastadas de tus zapatos recorren la alfombra; larga espera desde la ventana, ya no hay abrazo ni sonrisa, sombras de mujeres van inundando el cuarto, las percibes por su olor, están casi todas, falta sólo una, la que se esconde detrás de las paredes humedecidas para gritarte su impotencia, para expresar su amor contenido en la angustia de una noche-madrugada fría, eterna, dolorosa.
“La negra noche tendió su manto” Emilio Uranga
El amor como principio y fin, contenido y contenedor. Un nuevo ritual para poner orden, ya no hay frontera entre la locura y la razón, tampoco el tiempo existe, sólo la luz. Expandida, plena, tu sonrisa la potencia y se infiltra en el otro, lo otro, la otra; tu propia otredad que te hace sentir una recién nacida y una abuela sabia. La noche hace que sientas que lo puedes todo y lo haces. Volver al amor, siempre.