ROCÍO FIALLEGA (SemMéxico, Ciudad de México). Una mañana de sábado al reencuentro de las obras de pintoras, fotógrafas artistas, creadoras, rompe-modelos en Bellas Artes, en la exposición Sólo lo maravilloso es bello. Surrealismo en diálogo, gracias al préstamo del museo Boijmans van Beuningen, mis favoritas sin etiquetas: Rosa Rolanda, Remedios Varo, Leonora Carrington, María Izquierdo, Alice Rahon, Kati Horna y Lola Álvarez Bravo.
Lo importante de toda exposición es la mirada y precisamente es lo que en este espacio público aparece como un destello en cada rostro, pues cada persona tiene su cubrebocas puesto y la expresión de la emoción se proyecta en los ojos como un diálogo de ida y vuelta con las obras presentadas.
En cada núcleo temático de la exposición observamos el ímpetu de este movimiento y época, ya que después de la primera guerra mundial algo cambió en la percepción de la humanidad, lo que se tradujo en la necesidad del automatismo y de romper las reglas, abriendo el espacio al inconsciente y contra el pensamiento racional, todo un abanico de nuevas formas de ver el mundo.
Ver nuevamente el Autorretrato de Rosa Rolanda me provoca siempre una sensación de empatía, ritmo, locura, amor y desamor; Maria Izquierdo con su luz propia nos enfrenta al erotismo en perspectiva en El idilio.
También observo la magia y fantasía en Leonora Carrington (sobreviviente de la visión de locos o cuerdos en este mundo) con sus Géminis y su tapiz de animales fantásticos, y el maravilloso Hombre atravesado por un río de Alice Rahon, la textura de la obra de Eilen Agar.
Con los matices de la fotografía en blanco y negro, observo el Tríptico de los Martirios de Lola Álvarez Bravo, la fuerza, el vigor y la naturaleza, todo en una armonía de la luz impregnada en el papel.
Creo que mi consentida es La reunión de Remedios Varo, cómo somos parte de nuestro propio secreto, nuestro autoconocimiento en diversas cajas llenas de sueños y temores.