HALLAZGOS/ El peligro de estar cuerda ROCÍO FIALLEGA

ROCÍO FIALLEGA

SemMéxico, Ciudad de México. Después de La loca de la casa, Rosa Montero nos trae en esta entrega una reflexión sobre el arte de escribir, la imaginación selvática de todo artista, así como la delgada línea entre la creatividad y la locura, eso es El peligro de estar cuerda, donde “Escribir es jugar con un juguete enorme” y un “milagro poderoso”, además de que “nos salva”.

Desde las fuentes neurobiológicas para hablar sobre los rasgos de cada ser creativo, el desarrollo de la infancia, la tenacidad, el entusiasmo de los “yonquis de la intensidad”, las sincronicidades, la danza de la vida, la definición de las Personas Altamente Sensibles, el placer artístico, las citas de autores de todos los tiempos, concluyendo que al parecer “la diferencia entre la creatividad y lo que llamamos locura sea tan solo cuantitativa”.

Y en ese transitar sobre la creación literaria, Rosa confiesa “Dejé de tener crisis de terror y de despersonalización justo después de sacar mi primer libro”; pues buscando la aceptación en el mundo, para ser normal, se jugó la supervivencia y la cordura.

Visto desde la neurología, la psiquiatría y la psicología, Montero nos cuenta esta conclusión: “la creatividad no nace de la locura, sino que ambas condiciones muestran puntos de contacto, coincidencias”.

Para la escritora, “nuestra existencia entera se mueve en torno al puñado de palabras que vamos clavando en la pantalla del ordenador”, pues a veces la realidad “parece ser un arrecife amable y bello, pero por debajo se agolpan las tinieblas, sin forma ni sentido y habitadas de monstruos”.

Encontramos definiciones sobre las novelas, como: “sueños que se sueñan con los ojos abiertos, nacen del mismo lugar del inconsciente de donde nacen los sueños”, y que la actividad de ser novelista es algo así como estrafalaria.

Estas son algunas perlas sobre la visión del artista: “La vida también es un patio sórdido tapado por una malla sucia y rota”, “Los humanos somos una pura narración, somos palabras en busca de sentido” y “La existencia es una discoteca barata vista a la luz del día”.

Las referencias límite que nos ofrece Rosa Montero, son los ejemplos de Virginia Wolf, Silvia Plath, Doris Lessing, entre otros autores; reconociendo que la creatividad está en esa línea delgada de expresión del cosmos, siendo cada cual polvo de estrellas, buscando el mejor término, la historia perfecta, la narrativa que haga que quien nos lee no se levante del asiento hasta terminar -por lo menos- el capítulo.

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