Ganar el futuro de México

DULCE MARÍA SAURI RIANCHO

SemMéxico, Mérida, Yucatán. Con enorme audacia de mi parte, dedicaré los siguientes tres generosos espacios que me proporciona el Diario de Yucatán y SemMéxico, cada semana   para proponerles algunas reflexiones sobre el pasado, el presente y el porvenir de nuestra tierra, que lo es México y lo es Yucatán.

Parece de Perogrullo, pero no tenemos presente sin pasado, y el futuro llega por las decisiones que tomamos aquí y ahora. No podemos cambiar lo acontecido, solo conocerlo y de alguna manera, aprender de los errores y aciertos de los actos de quienes nos antecedieron, o de los propios, en un balance necesario para continuar caminando como sociedad y como personas.

No es cierto, no es real, que todo tiempo pasado fue mejor; tampoco lo es que los cambios necesariamente traerán condiciones más propicias para el desarrollo personal y familiar, si es que se los dejamos al azar o a la sensación de inevitabilidad, como si un destino manifiesto escribiera con mano propia, sin que la voluntad y el quehacer de las personas interviniera para moldearlo.

Circunstancias y decisiones trazan el presente, que se vuelve pasado apenas transcurren unos segundos del día. “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”, frase de la autoría de Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana (1863-1952), filósofo español-estadounidense, que nos alienta, mediante la memoria, a volver los hechos pasados, presente.

Ayer. El 11 de diciembre de 1923 las tropas del recién formado Ejército mexicano destacadas en Yucatán recibieron órdenes de salir rumbo al vecino estado de Campeche para combatir la rebelión delahuertista.

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En sus 10 años de existencia (formado en 1913), el Ejército mexicano ya había vivido el asesinato del presidente Venustiano Carranza, victimado en Tlaxcalantongo, el 21 de mayo de 1920. La nueva rebelión, en el seno del Grupo Sonora, se había gestado entre los generales por las pugnas por la candidatura presidencial.

El gobernador Carrillo Puerto fue informado que las tropas leales al presidente Álvaro Obregón, apenas traspasado el límite estatal, se habían insubordinado a su comandante, Gral. Robinson, para declarar su adhesión a Adolfo de la Huerta. Las mismas vías de ferrocarril los trasladaron a Mérida, para tomar la capital yucateca y sumarla a la rebelión.

El gobernador socialista carecía de fuerzas armadas que pudieran hacerles frente a los insubordinados. Sus reiteradas peticiones-súplicas al presidente Álvaro Obregón para poder adquirir fusiles en el extranjero habían sido desoídas.

La madrugada del 12 de diciembre, Carrillo Puerto y una reducida comitiva que incluía al presidente municipal de Mérida, Manuel Berzunza, y a tres de sus hermanos, salió con rumbo a Tizimín para trasladarse hasta la costa oriental, a Chiquilá, con la idea de embarcarse hacia Cuba y Estados Unidos para reunir los apoyos necesarios y recuperar la legalidad y el gobierno de Yucatán.

Por una traición que descompuso su embarcación, regresó a tierra y fue aprehendido el día 17, por un destacamento de tropas insubordinadas que se aprestaron a trasladar a los prisioneros hasta Mérida, para internarlos en la Penitenciaría Juárez.

Este día, hace 100 años, se había iniciado el recorrido de los 300 kilómetros de la infamia, a lo largo de los cuales la preocupación central del gobernador Carrillo Puerto fue evitar un intento de rescate fallido, que derramara la sangre de los leales campesinos mayas, enfrentados en una lucha desigual.

Falsa es la interpretación interesada en banalizar la figura de Carrillo Puerto, que intenta explicar su salida de la capital por algún extravío amoroso, así fuera por la inspiradora de la inmortal “Peregrina”.

Se iba para defender a Yucatán, su proyecto de justicia social, a continuar luchando por quienes llamaba “mis indios”, expresión paternalista juzgada con los criterios de ahora, entonces muestra de su profundo compromiso con la población maya.

Ejército, rebelión, armas, traición. Fragilidad de las instituciones, deslealtad. El próximo miércoles 27 encontraremos al gobernador mártir prisionero en la Penitenciaría Juárez, donde permaneció durante 10 días, hasta la madrugada del 3 de enero, cuando fue ejecutado.

Hoy. El pasado viernes 15 fue inaugurado el tramo Campeche-Cancún del Tren Maya, obra monumental del gobierno del presidente López Obrador. Se dice que es apenas una “soft- opening”, anglicismo de reciente incorporación para señalar que todavía falta para su plena operación.

Todo parece indicar que Tren Maya y Puerto de Altura de Progreso se parecen en su propósito y guardarán semejanza en su destino. Ambos fueron construidos para fomentar el turismo, aunque en el caso de Progreso, su primer y definitivo impacto fue la carga granelera, que hizo posible el desarrollo de Yucatán como una especie de gran maquiladora de carne de cerdo y aves.

Es altamente probable que este sea el destino de la flamante obra ferroviaria del sexenio, al menos en su porción de Palenque a Cancún: vías de ferrocarril que unan a la península de Yucatán con el centro y el norte del país para desarrollar su economía sobre las bases sólidas de la actividad industrial y agropecuaria.

Mañana. Después de la determinación de elegir a Luis Armando Mendoza Casanova como magistrado del Tribunal Superior de Justicia, ¿cuál es el destino de la tan reconocida “Ley 3 de 3”, la que prohíbe ocupar cargos de representación popular, ¿o ser funcionario público a quienes hayan sido sentenciados por violencia familiar, delitos sexuales o morosos en el pago de pensiones alimentarias?

¿Es la misma ley celebrada y publicitada por el gobernador Vila, que le valió amplios reconocimientos dentro y fuera de Yucatán?

¿Es la reforma que puso “en los cuernos de la Luna” al Congreso del estado, y a sus 25 legislador@s, la misma que defendieron tenazmente frente al intento de la CNDH de declararla inconstitucional?

Entonces, ¿por qué figuró Luis Armando Mendoza Casanova en la terna enviada por el gobernador para magistrado del Tribunal Superior de Justicia, a pesar de los antecedentes claros de incumplimiento de la 3 de 3?

¿Por qué lo eligió una mayoría de 18 diputados, violentando las disposiciones que ellos mismos aprobaron? La 3 de 3 para el gobierno de Yucatán, ¿es la “ley del cartero”, la que solo se aplica a los adversarios y enemigos políticos? No puede, no debe ser. No podemos cambiar lo acontecido, solo conocerlo y de alguna manera, aprender de los errores y aciertos de los actos…

*Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Exgobernadora de Yucatán [email protected]

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