GANANDO ESPACIOS/ Educación en fase borrador

NOEMÍ MUÑOZ CANTÚ

SemMéxico, Toluca, Estado de México. Hablar de los libros de texto gratuitos de la SEP es comenzar una polémica importante. ¿Qué tienen de malo? ¿Qué tienen de bueno?

Lo malo son los sendos errores gramaticales, de concepto, y en algunos casos se cometen equivocaciones históricas e incluso científicas, como aquello de que la Tierra está al mismo nivel de Urano.

A tan solo unos días de comenzar el ciclo escolar, nuestro sistema educativo está patas arriba. No hay un rumbo concreto, todo está a prueba, con planes y programas que aún no se han concretado. Los profesores no entienden la idea del sintético y el analítico, ni cómo lo van a aplicar en el aula. Los Consejos Técnicos Escolares intentan cubrir las expectativas de la Secretaría de Educación con formatos en los que los nombres de los rubros educativos se han transformado una vez más.

Desde el Plan Educativo del 2011 los cambios no han parado y los resultados en las escuelas cada vez son más preocupantes.

Cada modificación que se le ha hecho al sector educativo tiene un objetivo loable, mejorar la enseñanza en las escuelas públicas y revertir la brecha de desigualdad, eso no es cuestionable.

Sin embargo, esta oportunidad para acercar al conocimiento a todos aquellos que solo pueden acceder a él por medio de la educación gratuita ha quedado inconcluso y desfasado. Se lanzan pruebas piloto como si fueran misiles, se hacen cambios y no se evalúa si es funcional o no.

Hay aspectos como la inclusión que deberían rescatarse de estos desaciertos y es claro que muchos profesores e investigadores estuvieron implicados en su creación. No se duda de la riqueza de sus aportaciones, pero también sabemos que, si un libro de texto de Historia pone un periodo de un presidente como fraudulento, porque el ahora Presidente de la República no ganó las elecciones, entonces tiene un sesgo político y doctrinario.

El sistema, el que sea, siempre usa los métodos a su disposición para contar el contexto histórico como le convenga, eso lo sabemos. Se juega con el desarrollo del aprendizaje en un país que carece totalmente de la infraestructura económica para brindar a todos sus habitantes la educación que necesita.

Esos libros serán el único acercamiento de muchos y tendrán como guías a profesores que no saben cuál es la ruta y que irán adivinando, experimentando y creando como puedan un perfil de egreso que está muy lejos de lograrse.

Sin embargo, muchos de los que discuten los libros de texto son personas del entorno educativo, político, económico, pero y la gente común qué hace. Muchos siguen como palabra de Dios las palabras del presidente y la polarización es cada vez más fuerte.

Algunos están interesados solo en defenderlos, porque así lo dice el Presidente, otros lo atacarán porque así lo dicen sus líderes.

La realidad es que hace mucho que los libros de texto son una carga pesada que pocos usan o leen.  A casi nadie le interesa el conocimiento porque no es práctico.

La mayoría de la gente vive al día porque no pueden acceder a un mejor salario por falta de educación. Muchos prefieren delinquir que estar en un aula. Otros más viven enajenados en sus celulares con contenido basura y repiten como merolicos los memes y videos de Tik-Tok.

Todo eso pasa por falta de educación y si está “recortada” de acuerdo a las preferencias de la presidencia en turno es peor. Mi pregunta honesta es ¿A quién le conviene que la educación esté en este socavón de burocracia?

El conocimiento es poder y el pueblo nunca lo va a tener, porque sigue en fase borrador.

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