GLORIA ANALCO
La oposición está cometiendo el error de creer que tiene posibilidades de echar abajo la reforma al Poder Judicial, y en el camino, por lo mismo, comete muchos errores.
Cree haber generado el clima propicio para lograr presionar con efectividad y conseguir que sea eclipsada la reforma, apostando nuevamente a lo mediático, como su principal arma de combate
Medios y opositores repiten como coro que esa reforma es “venganza de AMLO”, ese es su gran slogan, desconociendo que 36 millones de votantes fueron a las urnas con el exclusivo fin de que salga la reforma al Poder Judicial.
¡Nada, absolutamente nada los contuvo!
Conociendo el perfil del Presidente de la República, nada va a impedir que salga la reforma, máxime teniendo él todas las cartas de triunfo en sus manos.
Será lo último realmente grande que haga y no va a escatimar absolutamente nada, bajo ninguna circunstancia, para que esa oportunidad se produzca y se haga realidad.
Y si la oposición se pone demasiado al brinco, puede tranquilamente disolver la Corte y hacerse de su control, al fin y al cabo, que tiene mayoría en el Congreso y las facultades constitucionales para ello.
En una democracia no se le puede dar la espalda al mandato popular, sellado en las elecciones del pasado 2 de junio, así que con ese gesto estaría cumpliendo sobradamente con su papel en la historia.
Con broche de oro estaría cerrando su mandato presidencial, y la gran mayoría de los mexicanos de ninguna manera se lo reprocharía, y más bien se lo echaría en cara si no se atreve a dar ese paso histórico, en caso de que sus adversarios salieran con alguna jugarreta antidemocrática de envergadura.
Se trata en realidad de pequeños grupúsculos, pero que en conjunto quieren ofrecer un cuerpo más grande de manera ficticia, sumando de aquí y de allá y de todas partes, pero sin lograr ser verdaderamente una oposición poderosa.
Con el faltante senador para la mayoría calificada en el Senado de la República de Morena y sus aliados, la oposición partidista se ha dado a conocer de nuevo con un cúmulo de amenazas, amedrentamientos y maltrato a sus propios correligionarios, preguntándose entre ellos mismos: ¿quién irá a ser el Judas?
Hasta han metido en su juego el espionaje, actitudes siniestras y hasta conspirativas para evitar que alguno de sus senadores vote a favor de la reforma al Poder Judicial.
Están muy alarmados sobre todo porque del lado de Morena hay bastante que ofrecer, y no es dinero, sino sencillamente una práctica política sensata.
Y para no verse tan mal han acusado a Morena de buscar sobornarlos con millonadas y propuestas de toda clase, como si eso fuera necesario, y por supuesto, nadie les ha creído, salvo sus seguidores acostumbrados.
Son escasas realmente las armas con que cuentan, pero ellos no lo ven así, y han llenado sus cabezas de ideas como que han logrado conformar una poderosa oposición a la reforma, mientras el grueso de la población aguarda el momento de ser llamados para salir a las calles a manifestarse, como ya lo han hecho saber desde las redes sociales.
“Usted diga señor Presidente y nos movilizamos”, y este mensaje está llegando de todas partes del país.
En esta nueva cruzada de la oposición hasta han hablado de linchamiento para quien traicione su causa de cerrar filas, para enviar el mensaje de que “una mala decisión te puede costar hasta la vida”.
Eso han querido decir y hasta ese grado de amedrentamiento han llegado por medio de la senadora del PAN, María de Jesús Díaz Marmolejo, rebasando los límites.
El presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, anunció que denunciará ante la FGR a la senadora Díaz Marmolejo, por llamar a ‘linchar’ a quien vote por la reforma judicial, ya que es su responsabilidad garantizar la integridad física de los miembros del Senado de la República.
Estaría muy bien que lo haga porque así empiezan a gestarse los crímenes, pasando por alto cosas que son amenazas que pueden constituirse en hechos si no se les pone un alto a tiempo.
El mensaje panista fue: “Si no es por las buenas, será por las malas”, ya que no reprendieron a su senadora, y ese es el fraseo que todo este sexenio ha utilizado la oposición, desde Claudio X. su jefe, hasta la sacrificada candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, cosa que a la población no le ha pasado para nada desapercibido.
Esa mentalidad de usar la trampa para alcanzar cualquier cosa, es lo que casi desde su origen domina a los partidos de oposición, que no pueden ser ya de otra manera.
Lo peor es que creen que el uso de lo mediático va a salir en su auxilio, a pesar de que han visto, una y otra vez, que eso no les ha servido absolutamente para nada.
Acostumbrados a hacer las trampas que sean necesarias, su ideal de democracia está muy lejos de ser aquella que entre gobernantes y ciudadanos establezcan un diálogo para alcanzar objetivos comunes.
Por eso no tienen un proyecto, porque sencillamente los ciudadanos sólo son de utilería para ellos. Desde su visión únicamente los ciudadanos les sirven para estar en la cúspide política mediante su voto, para disponer del presupuesto a su antojo, y gozando ellos de supuesto prestigio y riqueza.
¡Eso es todo, no hay más interés para ellos!
Pero he aquí que las cosas ya no son así, ya hay un proyecto que satisface a la mayoría del pueblo, lo cual ya está probado, pero aquellos sólo quieren andar en la fiesta, y así les ha ido y les seguirá yendo.