MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN. ¡Caray! ¿Quién asesora a Su Alteza Serenísima Andrés Manuel I?
Porque, mire usted, en la mañanera de media semana ha dicho tal sarta de barbaridades que lo instalan en ese nivel que lo manda a la esquina del salón de clases, de espalda a los escolapios, coronado con orejas de asno, ¿o de acémila?
El Duce anda nervioso.
Porque, en tanto trasciende que Ignacio Mier y prohombres del corporativo Morena buscan maicear a diputados federales de oposición –como Carlos Miguel Aysa Damas ¿a poco no?– para sumar votos a favor de la reforma eléctrica, San Andrés Manuel, envuelto en el lábaro patrio, anuncia el Plan B y dice que ya firmó una reforma a la Ley Minera, sería al artículo 10, dizque para proteger al litio de los perversos neoliberales que pretenden entregarlo a intereses extranjeros.
¿Acaso lo asesora el filósofo del Zócalo Chucho Ramírez? ¿Tal vez Epigmenio y el “periodista” John Ackerman? ¿Quizá los moneros que pontifican como dueños de la verdad absoluta en televisoras públicas, es decir, con cargo al erario?
Bueno, bueno, quien sea si es que llega al nivel de asesor con suficiente capacidad para influir en el hacer y decir del licenciado presidente, en esa magistral práctica de mentir y blofear, insultar y hacerse el gracioso e incluso elevarse al nivel de sabelotodo, debió haberle entregado una tarjeta con los que mandata el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es decir, la ley suprema que está por encima de las leyes secundarias.
Lea usted.
“Artículo 27.- La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, corresponde originariamente a la Nación, la cual ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propiedad privada.
“Las expropiaciones sólo podrán hacerse por causa de utilidad pública y mediante indemnización.
La nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular, en beneficio social, el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiación, con objeto de hacer una distribución equitativa de la riqueza pública, cuidar de su conservación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural y urbana (…)”.
Y la Ley Minera que pretende reformar el licenciado presidente, con ese arrojo de patriota, igualito que los ministros y las ministras que aprobaron la Ley Bartlett, es la Ley Reglamentaria del 27 constitucional en cuyo artículo 10 del Capítulo Segundo, relativo las concesiones, asignaciones y reservas mineras, establece con claridad;
“La exploración y explotación de los minerales o sustancias a que se refiere el artículo 4, así como de las salinas formadas directamente por las aguas marinas provenientes de mares actuales, superficial o subterráneamente, de modo natural o artificial, y de las sales y subproductos de éstas, sólo podrá realizarse por personas físicas de nacionalidad mexicana, ejidos y comunidades agrarias, pueblos y comunidades indígenas a que se refiere el artículo 2o. Constitucional reconocidos como tales por las Constituciones y Leyes de las Entidades Federativas, y sociedades constituidas conforme a las leyes mexicanas, mediante concesiones mineras otorgadas por la Secretaría”.
Este párrafo, fundamental porque incluye al litio, fue reformado en 2005. Peeero, el patriota San Andrés Manuel aprovecha los días de guardar para erigirse Patrono de los otros datos. ¿Cuáles, Su Alteza Serenísima?
¿Tiene usted alguna duda? He aquí lo que cita el artículo 4 de la Ley Minera.
“Artículo 4. Son minerales o sustancias que en vetas, mantos, masas o yacimientos constituyen depósitos distintos de los componentes de los terrenos los siguientes:
“I. Minerales o sustancias de los que se extraigan antimonio, arsénico, bario, berilio, bismuto, boro, bromo, cadmio, cesio, cobalto, cobre, cromo, escandio, estaño, estroncio, flúor, fósforo, galio, germanio, hafnio, hierro, indio, iridio, itrio, lantánidos, litio, magnesio, manganeso, mercurio, molibdeno, niobio, níquel, oro, osmio, paladio, plata, platino, plomo, potasio, renio, rodio, rubidio, rutenio, selenio, sodio, talio, tantalio, telurio, titanio, tungsteno, vanadio, zinc, zirconio y yodo”. Igual, es vigente desde 2005, cuando fue reformado.
¿Entonces? ¿Patriota dueño de los otros datos? Miente como respira, engaña y blofea frente a todo el mundo. Y nadie le contradice, nadie, mucho menos la barra mercenaria que le arrima las preguntas para el lucimiento personalísimo.
Así, en el tránsito de estos días de guardar, no cabe duda de que Andrés Manuel I se elevó al nivel de Santo Patrono de los otros datos, tanos que le permiten despreciar recomendaciones, observaciones de organismos internacionales y acusarlos de ignorantes, cuando la ignorancia es la aureola con la que aparece coronado todas las mañanas en el púlpito presidencial para mentir.
Tal es el caso de lo que la respetada y respetable colega Claudia Guerrero le preguntó.
—Presidente, ya por último, quisiera preguntarle sobre el informe que presentó el Comité Contra la Desaparición Forzada, de la ONU. Está reportando que las desapariciones en México se siguen incrementando, que se llevan a cabo por la delincuencia organizada, pero que hay participación de las autoridades.
También hay un fenómeno reciente, preocupante, sobre el incremento de desapariciones de niñas y adolescentes.
¿Qué opina de este informe? ¿Y cómo respondería el Estado mexicano a las recomendaciones? Y si están pensando en alguna estrategia en particular para frenar este fenómeno—preguntó Claudia.
—Ya se está atendiendo lo de la recomendación, lo está haciendo la Secretaría de Gobernación, ayer incluso dieron a conocer un informe la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas—respondió Su Alteza Serenísima.
—Pero una de las recomendaciones es desmilitarizar la seguridad pública. ¿Usted estaría dispuesto a dar este paso?—enfatizó Claudia.
Y entonces el cielo se abrió y con el canto celestial y querubines al lado, el Santo Patrono de los otros datos, cuya aureola brilló con tal intensidad de oropel de la Lagunilla, despachó la enésima mentira.
–Ellos no tienen –puntualizó San Andrés– con todo respeto, toda la información, no están actuando con apego a la verdad (¿mentirosos?). Ya no es el tiempo de antes en que se usaba al Ejército para reprimir o para rematar heridos, como se hacía en la época de Calderón, o para desaparecer a personas, ya no es ese tiempo. Entonces, todo esto lo está aclarando Gobernación.
—Pero ¿alguna estrategia especial que pudieran poner en marcha?—insistió Claudia.
–La que está llevando a cabo la Secretaría de Gobernación y el plan de búsqueda, que es de lo mejor del mundo en cuanto a profesionalismo, a trabajo y, algo que es muy importante, la honestidad. Y, desde luego, no hay impunidad—presumió el licenciado presidente.
Luego se sirvió con más de lo mismo. Juzgue usted:
“La diferencia entre los gobiernos neoliberales y nosotros es que no permitimos nosotros, como ellos, la corrupción, no permitimos la impunidad. Y el ejemplo más claro, notorio, aunque se oculta por conveniencia, es lo que sucedió durante el gobierno de Calderón (…)”. Y bla, bla, bla, bla.
Y remató:
“Entonces, esto hay que informarlo a la ONU, porque ellos no vieron nada de los abusos que se cometían, crímenes de Estado durante el periodo neoliberal, hay que ponerlos al tanto de que ya es otra realidad y lo está haciendo la Secretaría de Gobernación”. ¡Sopas!
Do you speak Spanish? Preguntaría a los funcionarios del Comité Contra la Desaparición Forzada, de la ONU, por aquello de entender el español de los otros datos del Duce quien, además, gallito bravucón, los retó:
“Y ningún organismo internacional va a ponernos en el banquillo de los acusados si estamos actuando con legalidad, con humanismo, si no permitimos la corrupción, si no permitimos la impunidad. ¿Qué pueden hacer? Nada. Inventar, eso sí”.
Su Alteza Serenísima en su ínsula, dueño de México, guía y mártir de los pobres, pueblo bueno que, obligadamente, debe votar a favor de sus ocurrencias. No se hagan bolas, es Maléfica con el espejo mágico: espejo, espejo, ¿quién es el más chingón de la pradera? ¡Ajá! ¿Y el más falaz presidente en la historia patria? Digo.
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