MOISÉS SÁNCHEZ LIMON. ¡Caray! Fíjese que el licenciado presidente recién quiso enterarse de la corrupción denunciada por Enrique Manuel J. Sada Fernández desde enero de 2019 en Seguridad Alimentaria Mexicana, a cargo de Ignacio Ovalle Fernández su cuaderno de doble ralla.
Por eso, antes de investigar y mandar a Nacho a prisión lo destituyó nombrándolo de inmediato coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Inafed), ni más ni menos que bajo la férula de la Secretaría de Gobernación, o lo que es lo mismo, protegido por Adán Augusto López Hernández.
Todo queda en familia y que se vayan a prisión los ladrones y corruptos que operaron bajo el cobijo de su jefe. Pero juraron lealtad y ahora se joden. ¿A poco no?
Ignacio Ovalle Fernández tiene la virtud de las siete vidas de Micifuz y el artilugio de caer parado, como lo demuestra su carrera política de más de medio siglo. Y bueno…
En la vida uno escoge a los amigos que quiere y a los socios que convienen.
Así, Ovalle Fernández conoció a Andrés Manuel López Obrador en la década de los 70 del siglo pasado y, desde su cargo de director del Instituto Nacional Indigenista, lo arropó. Fue su mecenas y amigazo del alma, tanto que Su Alteza Serenísima, optó por cambiarlo de oficina mas no enviarlo a chirona.
¡Al diablo con barrer las escaleras de arriba para abajo!
La corrupción en Seguridad Alimentaria Mexicana (Sagalmex), mala copia del Sistema Alimentario Mexicano –el SAM al que Ovalle dirigió en el sexenio de Don Pepe López Portillo– fue sello, incluso, desde antes de que Nacho asumiera formalmente la dirección de la llamada “Conasupo de la 4T” en diciembre de 2018, pero en el proceso de transición el licenciado López Obrador lo había nombrado en esa encomienda. Y operó.
Bueno, bueno…
Su Alteza Serenísima Andrés Manuel I, Santo Patrono de los otros datos cuenta con esa virtud de tener amigazos del alma con datos que oculta y los protege. Finalmente admirador del millonario Benito Juárez García, aplica la máxima “a los amigos, justicia y gracia; a los enemigos la ley a secas”.
Nacho Ovalle fue priista distinguido converso al morenismo con su cuatacho Andrés Manuel, ha jugado en las ligas intermedias de la política mexicana, señalado mas nunca juzgado responsable de corrupción en los organismos públicos que ha dirigido, organismos que tronaron y desaparecieron como el Coplamar y el SAM, amén de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) de cuyo proceso de liquidación fue responsable.
Nacho tenía 21 años cuando debutó en el servicio público como jefe de la oficina de vendedores ambulantes al lado del entonces secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez, quien lo nombró su secretario particular y lo mantuvo en ese cargo en su asunción a la Presidencia de la República.
Sin duda, Ovalle Fernández cumplió con una premonición pero lo cubre el manto de la impunidad.
Cuentan que, cuando Luis Echeverría Álvarez, como presidente de México, visitó la República Popular China y lo recibi´´o Mao Tsé Tung, ante quien elogió a Ignacio Ovalle, entonces su secretario particular. La anécdota cita que Mao recomendó a Echeverría nunca elogiar a un joven, en su presencia, porque le haría daño.
¿Se pervirtió Nacho?
Mire usted, prácticamente desde que asumió la dirección de Segalmex, fue responsabilizado de encubrir y alentar la corrupción. Denuncias de tráfico de influencias, la compra venta de grano mejorado pero contaminado incluso con gorgojo distribuido en el estado de Guerrero.
Integrantes de su equipo, con pruebas documentales, fueron acusados de corrupción. Nada pasó; en familia fueron amonestados y, en algunos casos, despedidos Pero el tema se volvió inocultable y Nacho cayó, aunque no de la gracia del licenciado presidente que le debe favores, por lo visto muchos favores.
Pero, el escándalo de corrupción en Segalme alcanza al Santo Patrono de los otros datos porque no quiso ver ni escuchar las denuncias y, con ello, se convirtió en cómplice y encubridor junto con el Fiscal General Alejandro Gertz Manero y hasta el auditor Superior de la Federación, David Colmenares Páramo.
Le comparto un adelanto de la denuncia presentada por Enrique Manuel j. Sada Fernández ante el auditor Superior de la Federación, David Colmenares Páramo, quien le recomendó cautela. Lea usted.
“Ciudad de México, a 24 de enero de 2019
“C. AUDITOR SUPERIOR DE LA FEDERACION
“PRESENTE
“ENRIQUE MANUEL J. SADA FERNANDEZ, por mi propio derecho comparezco ante Usted, para presentarle una denuncia pública por actos presuntamente irregulares cometidos por los C.C. Ignacio Ovalle Fernández, Rene Gavira, Manuel Lozano y quienes resulten responsables, y que fundamento en los hechos que describo a continuación:
“(…) 15.- El 4 de diciembre de 2018, estando en la recepción de la oficina del Director General, recibí una tarjeta señalándome que por conducto de Alejandro Toscano Pacheco, Subdirector de Venta Comercial, se estaba negociando la venta de 1,000 toneladas de leche descremada en polvo con el Sr. Jorge Calderón como cliente, mencionando que se entregaría en Guadalajara. El costo aproximado de la operación es de 2 y medio millones de dólares, y se iba a entregar a través de Ferromex. De inmediato y con pleno conocimiento de que se trataba de una operación ILICITA, mande llamar a Toscano Pacheco quien me mencionó que estaban haciendo la operación porque había sobreinventarios, a lo que le pregunté si la misma había sido autorizada por el Comité correspondiente respondiéndome que NO.
“Acto continuo mande llamar al representante del OIC pero tanto el Director como los Subdirectores habían sido liquidados, por lo que llegó una Jefa de Departamento procediendo a levantar el Acta respectiva. En la tarde dicha auditora fue dada de baja. Cabe precisar que todo esto le fue informado al Lic. Ovalle Fernández por medio de tarjetas y Whatsapp directos ya que al hablarle a su celular no me contestaba.
“16.-Siendo aproximadamente las 15:00 horas de ese mismo día 4 de diciembre y después de haber concluido el levantamiento del Acta de Hechos Irregulares, comencé a recibir amenazas por parte de Rene Gavira y Kuri Olvera de sacar a todo el personal de la Dirección General, aclarando que el suscrito estaba ocupando una sala de juntas que el Lic. Ovalle Fernandez me había autorizado a ocupar ya que no tenía oficinas disponibles, sin embargo las amenazas aumentaron, exigiéndome a través de las secretarias que desalojara el edificio y precisándome Rene Gavira que ya no tendría acceso al mismo. Todo esto se lo informe al Lic. Ovalle Fernández por Whatsapp, sin embargo como siempre nunca me dio respuesta.
“17.- El día siguiente es decir el 5 de diciembre recibí una llamada telefónica del Lic. Ovalle Fernández, manifestándome que dado que tenía problemas de compatibilidad con su equipo de trabajo, me solicitaba no tomar posesión de la Coordinación Operativa de Liconsa, aclarando el suscrito que este fue mi último día en Liconsa.
“18.- Debe hacerse notar que todos estos presuntos hechos irregulares se realizaron durante el año de 2018 (…)”. Es decir, Nacho Ovalle era dueño y amo de Diconsa y Liconsa, Segalmex no existía legalmente.
Luego le comparto el resto de este que parece guion de película de Juan Orol. Por de pronto, hace tres días, discretamente la oficina de prensa de la Presidencia de la República difundió que “por instrucciones del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, dio posesión a Leonel Cota Montaño como nuevo director general de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) —constituido por Diconsa y Liconsa—, organismo descentralizado, sectorizado a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
“Leonel Cota Montaño sustituye a Ignacio Ovalle Fernández, quien a su vez ha sido designado por el presidente de la República como coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Inafed), adscrito a la Secretaría de Gobernación (Segob)”.
Y punto. Todo en familia, entre amigos y cómplices. Como micifuz Nacho cayó parado. La historia continúa. Conste.
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