MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN. Ocoyoacac, Estado de México. –¿No te ganó (Julio) Menchaca, te ganó Andrés Manuel López Obrador?—pregunté con la obviedad harto conocida, a Carolina Viggiano Austria, secretaria General del PRI.
–Yo competí contra Andrés Manuel López Obrador, no competí contra otro candidato–, respondió Carolina, respecto del resultado de la contienda celebrada el domingo 5 de junio del año pasado, 2022, por el gobierno del estado de Hidalgo.
Carolina fue la candidata de la alianza Va por Hidalgo, al gobierno de aquella entidad como lo es hoy Alejandra del Moral Vela, al gobierno mexiquense por la coalición Va por México, cuya precandidatura registró el pasado martes 17 de enero.
Es el último lunes de enero de 2023.
Minutos antes de la entrevista con Carolina Viggiano, en un salón del Hotel Hacienda San Martín, en este municipio de Ocoyoacac, Estado de México, la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, encabezada por Alejandro Moreno como presidente del partido y Rubén Moreira, su coordinador, arropó a Alejandra del Moral, su precandidata a la que se vaticina competida contienda que se desahogará en las urnas el próximo domingo 4 de junio.
El Corporativo Morena y socios pretende arrebatar al PRI la hegemonía en el gobierno estatal que data, incluso, desde antes de su nacimiento como Partido Nacional Revolucionario el 4 de marzo de 1929, con el general Agustín Millán Vivero, en 1920; cuando los dueños del poder en México eran los militares.
Es lunes, penúltimo día de enero del año de las definiciones en la sucesión presidencial, camino que Andrés Manuel López Obrador ha apisonado desde el primer día en que rindió protesta como Presidente de México, el sábado 1 de diciembre de 2018.
En los hechos, en el adelantado proceso de su relevo, Su Alteza Serenísima Andrés Manuel I es el comandante en jefe de campaña de sus candidatos de su Movimiento de Regeneración Nacional, cuyo gerente Mario Delgado Carillo maneja los tiempos como lo instruye su jefe en su Palacio.
¿Alguien duda de la palabra de este demócrata de discurso y de su jurado respeto por el que piensa diferente, de prioridad por los pobres y la ausencia de ambición transexenal?
Dice que su fuerte no es la venganza y se ceba con los que considera sus enemigos. Dice que ya no hay corrupción y el presupuesto alcanza. Dice.
¡Recórcholis, Batman!
Pero, he aquí que en esto de la sucesión presidencial y de hacerse del poder en todos los estados de la república, los medios no han importado. Cínico e impune insulta, descalifica, estigmatiza y persigue al consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova Vianello, no importa que dejará el cargo en abril próximo importa sentar el precedente y hacerse del control del árbitro de la contienda, luego de quien sanciona el proceso, es decir, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Y en ese ánimo del desdén le preguntan qué opina respecto de que Córdova Vianello tema ser perseguido cuando concluya su gestión y la consecuencia de que la reforma al Plan B sea la más impugnada.
“No tiene problema de nada”, dice de Lorenzo Córdova pero, dueño de la situación lo estigmatiza:
“Él (Córdova) es un servidor público, desde mi punto de vista, sin principios, sin ideales, un farsante. No es, por cierto, el más malo de todo ese grupo, hay otros peores”.
¡Qué forma de odiar!
Y luego, en esa dicotomía dice que lo lamenta mucho porque, aduce, “conocí a su papá, fuimos amigos, compañeros. Un hombre excepcional y extraordinario. Pero así suele pasar, ¿no?, a veces con los hijos, con los nietos, acuérdense del hijo de Morelos, y así muchos otros casos, ¿no?”
¿Lo traicionó el subconsciente con sus vástagos?
Pero, pero…
Entrado en gastos, reitera su desprecio por los que saben más que él, convertido en intelectual de solapa de libros.
“También en las redes hay algo muy importante sobre esto, que siempre lo hemos sostenido: no se debe de confundir el nivel académico con la cultura, hay gentes con doctorado, posdoctorado, científicos muy ignorantes, muy ignorantes”, reprocha con profundo orgullo de sus brochazos de historia patria y grueso barniz de grilla. Es listo, muy listo.
¡Sopas, Kalimán!
–¿Usted cree que sí hubo algún punto de inflexión en esta relación que se tiene con el INE y directamente con Córdova?—le preguntan a Su Alteza Serenísima.
—No, es que el INE desde hace mucho tiempo está tomado por los conservadores, por el bloque conservador. Nosotros ganamos a pesar de ellos—responde con absoluta convicción y hasta se da el lujo de despreciar un eventual revés a su Plan B.
“(…) la verdad, la verdad, no pasaría nada, o sea, sería una manchita más al tigre”, dice pero descalifica a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación porque, ya sabe usted, los togados ganan más que él. Por algo será.
Esa es la ruta, ese es el camino para que el pueblo bueno deteste a quienes no apoyan al Duce, quien el pasado miércoles 4 de enero, en la mañanera declaró sin rubor lo que sólo sus fanáticos y seguidores no quieren escuchar: el uso político que da a los pobres. La pobreza como medio para gobernar y arrasar al enemigo.
Lea usted lo que, ese miércoles, dijo el licenciado presidente:
“(…) Ayudando a los pobres va uno a la segura, porque ya sabe de que cuando se necesite defender, en este caso la Transformación, se cuenta con el apoyo de ellos, no así con sectores de clase media ni con los de arriba ni con los medios ni con la intelectualidad. Entonces no es asunto personal es un asunto de estrategia política”.
Por eso, por eso, señoras y señores, las campañas en Coahuila y el Estado de México están llenas de la oferta del Mundo Feliz porque primero los pobres.
Sí, los pobres porque para dizque defender esa entelequia llamada 4T ellos no preguntan, se cuenta con ellos.
Por eso la pregunta a Carolina Viggiano Austria y a Rubén Moreira, ex gobernador de Coahuila y coordinador de los diputados federales del PRI
–¿Qué opinión te merece la intromisión recurrente de Andrés Manuel López Obrador en esta campaña, convertido en comandante en jefe de la campaña de MORENA y socios? Que un día sí y el otro también descalifica, reduce, minimiza a la Alianza Va por México y -valga el término- los desprecia en un procedimiento para allanarle el camino a la maestra Delfina? A quien incluso califica de muy honesta y de que va a servir a los mexiquenses con esa honestidad, que bueno, todo el mundo sabe cuál fue el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación…
–El señor presidente de la República debe recordar sus tiempos en los cuales él hacía campaña y que no le gustaba este tipo de intromisiones. Hace unos meses, y a mí me gustaría que entrevistaran a la secretaria del partido, hace unos meses ella fue objeto de una brutal intromisión—respondió Moreira.
“Usted hace una pregunta fundamental –prosiguió– este tipo de intromisiones desvían el voto porque, pues el presidente es popular, por los programas sociales, por la desproporción en los medios”.
Y Carolina Viggiano refiere que no perdió la elección frente a Julio Menchaca, candidato del Corporativo Morena y aliados. Perdió frente a Andrés Manuel López Obrador.
–¿De qué tamaño fue la intromisión? Carolina.
–Desafortunadamente el gobierno federal se mete desde la cabeza, que es el propio presidente de la República.
A mí –continúa Viggiano–, el presidente de la República me mencionó en 7 ocasiones, la última fue ya habiendo pasado el proceso electoral, y desafortunadamente violó la Constitución, principios constitucionales de imparcialidad, de neutralidad.
Que no tengo yo en la condición que él tiene de acceso a medios, a tiempos oficiales. Entonces evidentemente ahí hay inequidad, ese es un asunto que debemos combatir.
Por eso –enfatiza– es importante defender a los órganos electorales, porque es lo único que tenemos como un medio para combatir este tipo de injusticias. Ellos pueden hacer lo que sea.
Tal vez y desafortunadamente los medios y la ciudadanía se han acostumbrado a esto, porque se ha vuelto cotidiano, se ha vuelto un asunto de todos los días, pero ese es el mayor riesgo, que algo nos parezca normal. No es normal, no hay normalidad democrática, reprocha Carolina Viggiano cuando en el escenario hay una embestida desde la Presidencia de la República contra el único órgano colegiado garante de la legalidad democrática: el Instituto Nacional Electoral.
Su Alteza Serenísima, es como aquel comercial de Radio 620 de ampliación modulada: la música que llegó para quedarse.
Pero en descargo la apuesta gira en torno de la conseja popular: no hay mal que dure cien años ni pueblo que lo aguante. ¿A poco no? Digo.
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