ENTRESEMANA

Andrés Manuel, su avión del amor y otros etcéteras

MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN. El Duce blofea, justifica y…

¡Llévelo, llévelo”, damita, señor padre de familia, regale a su hijita quinceañera un viaje en el avión que ni Obama tuvo ni Biden tiene, ¿lo tendrá Putin?

Sabrá Dios, uno no sabe nunca nada, pero de que Su Alteza Serenísima sabe, sabe porque es sabelotodo, el más chingón de la pradera de acuerdo con la encuesta de la empresa Poligrama que lo ubica por arriba del 60% en el top ten de popularidad, desde 2018. ¡Sopas!

En serio, no se ría. Pero…

Joven aspiracionista, fifí, conservador y con billete, ¿se va a casar? Rente al “José María Morelos y Pavón”, el famosísimo e invendible TP01, el avión presidencial que puede servrle para llevar a su esposa e invitados a Cancún. ¡Éntrele! O…

¡Ah!, padres primerizos con suficiente recurso fresco para echar la casa por la ventana ¿quieren sorprender gratamente y a todo lujo, a sus compadres de las Lomas o Santa Fe, después de bautizar a la pequeña o al pequeño?, renten el avión presidencial que no se rifa aunque se ofrezca en rifa y la Lotería Nacional se gaste un lanal en organizar ese remedo de rifa… ¡Uf!, ¡ya me cansé! Y llévelos junto con sus invitados en un viaje a, digamos, Los Cabos o donde se le pegue la gana pero que no sea a Topilejo o Tres Marías ni Río Frío.

En serio, no se ría.

La oferta no es mía ni parte del guion de “Acapulco en vacaciones”, es el mensaje personalísimo del vendedor más grande de México, el bromista y mentirosillo de la mañanera, es decir, Su Alteza Serenísima Andrés Manuel I, quien con problemas de caja cayó en la cuenta de que el Programa Escuelas de Tiempo Completo derrochaba dinero a manos llenas para educar y alimentar a niños en situación de pobreza e hijos de madres solteras o cuyos padres trabajan para mantener una vida decorosa.

Mire usted. En la mañanera de inicio de semana como no queriendo, al licenciado presidente le sembraron una pregunta relacionada con el futuro del avión presidencial. Y respondió ampliamente con la simplista oferta como si se tratara del abonero que vende colchas.

–¡Ah!, el avión presidencial se va a entregar a la empresa Olmeca Maya Mexica (bajo la férula de la Secretaría de la Defensa Nacional), así se llama la empresa que va a operar el Tren Maya y los aeropuertos de Tulum, Chetumal, Palenque y el aeropuerto ‘Felipe Ángeles’, y se va a entregar el avión para que puedan rentarlo y que se utilice para que no esté sin volar, y que pueda tener ingresos, su renta, para pagar sus gastos y el mantenimiento.

Pero ya tomamos esa decisión, entonces ese avión presidencial va a estar ahí en Santa Lucía, nada más estamos esperando…–respondió el licenciado López Obrador, Su Alteza Serenísima.

¿Abierto al público?—le planteó el joven Diego Elías Zedillo enviado especial a la mañanera del emporio periodístico Grupo Cantón.

Abierto al público—dijo el licenciado presidente. Y asumió el papel del mejor vendedor de México. Lea usted y anótese si gusta.

“Si alguien quiere porque se va a casar, ya lo pensó bien y se va a casar y quiere llevar a sus familiares y sus amigos —claro, tienen que ser viajes largos— a Cancún, mientras está el aeropuerto de Tulum, se quieren casar allá o 15 años o cumpleaños o una empresa que quiere darle un reconocimiento a sus trabajadores por su buen desempeño, pues lo renta para ir a Cancún o a Los Cabos, y se va a conservar como está para que conozcan cómo es el avión presidencial.

“Ya ustedes fueron ¿no? –preguntó a reporteros y mercenarios en la mañanera–. Es una cosa impresionante –presumió–, o sea, es muy lujoso, de modo que es una experiencia. Para todo hay personas ¿no? Hay quienes están ahora pagando por ir al espacio y pagan muchísimo, hay viajes al espacio. Entonces, se va a tener el avión ahí”.

¿Se descarta la venta del avión?—inquirió Diego y, ni hablar, el licenciado Andrés Manuel I debió admitir, implícitamente, que como vendedor es excelente charlatán.

Es que no se ha podido vender –adujo– porque lo hicieron muy extravagante y está hecho a la medida, es decir, lo hicieron como lo solicitaron y darle otro uso, reconvertirlo para que tenga sus… ¿Cuántas son? Sus 240 sillas, sí, 240 lugares… Porque ahora tiene 80 en total, pero tiene de lujo, de gran turismo y de primera, tiene como 10 lugares que son exclusivos, entonces reconvertirlo, volverlo avión comercial de 240 lugares, ya no es posible, costaría muchísimo; inclusive hasta técnicamente sería complicado, por el material que tiene.

Entonces, por eso ha costado tanto venderlo, no se ha podido y tampoco queremos rematarlo, se tiene que vender a precio de avalúo y no han querido comprarlo.

Pero, ¿sí sigue a la venta?—insistió el joven Diego.

Bueno, si ahora que lo estamos anunciando de que va a utilizarse para hacer estos viajes sale alguien que quiere comprarlo a precio de avalúo, vámonos, se vende, pero no ha habido—argumentó Su Alteza Serenísima y se mantuvo en el capricho de no usarlo.

Pero, bueno, la mañanera estuvo salpicada de todo, como en botica. Hasta Arturo Pavón, corresponsal de Chapucero en la Ciudad de México (en serio), le puso en bandeja el tema del INE y la supuesta medida de inhibir a la votación del próximo 10 de abril en esa mascarada de dizque revocación de mandato.

¿Qué mensaje se le puede dar a esas personas que no van a poder votar?

Pues, para que no se sientan mal, que ayuden como buenos ciudadanos que son promoviendo el que la gente vaya a votar; que digan: ‘Yo no puedo porque había normas y no me enteré’ o ‘se me hizo tarde’ o de plano ‘no me dieron facilidades y ya no voy a poder participar’, pero ‘es importante la democracia, es importante participar’, sin que orienten a nadie en un sentido o en otro, nada más de que participemos—recomendó el Duce.

Y, en el corolario de la mañanera, la respetable colega Fabiola Martínez, reportera de La Jornada le dio una sacudida al tema de abrazos, no balazos. Y al licenciado López Obrador lo traicionó el subconsciente con algo más grave que ejecuciones. Lea, por favor.

–¿Qué le han reportado de lo de Zinapécuaro, presidente, lo de Michoacán?—preguntó Fabiola.

Sí, que fue una masacre de un grupo contra otro en un palenque clandestino donde estaban, y llegaron y ahí balacearon a los asistentes, y hubo desgraciadamente muchos muertos.

¿Heridos confirmados? 19 muertos (fueron20), ya sacó el comunicado la fiscalía. ¿Heridos, presidente?

También heridos, están siendo atendidos. Heridos, seis ¿no?—respondió el dueño de la Presidencia y se limitó a decir que fue un asunto de “las bandas que están ahí operando, pero ya salió un equipo para allá para la investigación y para atender el tema”.

Bueno, bueno, poco antes había blofeado:

“Y aunque se burlen de nosotros, ya es otra política, es atender las causas. No se puede enfrentar la violencia con la violencia, no se puede enfrentar el mal con el mal, el mal hay que enfrentarlo haciendo el bien y vamos avanzando, ya son buenos los resultados en esta materia.

“Decían que no se podía, se burlaban de que yo era sostenía de que abrazos, no balazos, porque tenemos maneras distintas de pensar (…) estamos teniendo ya buenos resultados porque cambiamos completamente la política en materia de seguridad”.

¿Buenos resultados? Ni hablar, tiene otro datos y 20 muertos no es nada y sus adversarios, dice, nunca van a reconocer su política de abrazos, no balazos, porque, sostuvo, “no sólo porque estén en contra de nosotros por cuestiones políticas, es un asunto ideológico, para el conservador no hay más que el uso de la fuerza, son fascistas. Entonces, por eso se ríen, porque para ellos es ley fuga, pena de muerte, ‘mátalos en caliente’. Así piensan”.

Canijos conservadores, ya son hasta fascistas. Veinte muertos, 17 fusilados, muertos por acá y por allá, ejecutados, colgados… son fruslería. ¿Es un honor? Digo.

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