RICARDO SANHER
Al Presidente de la República, a sus asesores, a la cúpula del Movimiento de Regeneración Nacional y a sus miles de seguidores, no les cabe en la mente, y por lo mismo no lo han podido asimilar, el hecho que una mujer les haya movido todo el tapete político y que cualquier “jugada” que intente el tabasqueño le atraiga resultados al revés, es decir, que los ataques que instrumente contra Xóchitl Gálvez le resulten más favorables al que los recibe que a quien los lanza.
Pero no se trata de ninguna magia negra ni complot, sólo es que la senadora encarna todas las promesas que hizo Amlo durante su camino a la Presidencia y que al llegar se le olvidaron y los dejó en el baúl de los artilugios a los que echa mano cuando de distraer la atención se trata.
El primer factor con el que el oriundo de Macuspana se enfrentó y que es la piedra que más le lastima el zapato es que se trata de una mujer segura de sí misma, luchona, aspiracionista y que proviene de las raíces otomíes medulares del estado de Hidalgo. Esta mujer labró prácticamente sola su porvenir con base en lucha y tenacidad, adaptándose a las incomodidades que representan el vivir en una ciudad como lo es la capital.
Al Presidente le cayó de sorpresa que alguien del sexo femenino le plantara cara y que exhibiera la misoginia que, según él, tenía muy guardada y que en ciertos eventos donde la protagonista eran las mujeres, las sacaba poco a poco procurando no desbordarse porque esto podría dañar su “investidura presidencial”, algo que no cuida cuando de atacar a políticos masculinos se trata.
En el caso particular de sembrar la idea en la mente de los mexicanos en el sentido que el país está preparado para tener un Jefe del Ejecutivo mujer, el tabasqueño estaba seguro que la doctora Claudia Sheinbaum no tenía contrincante y por ello el malestar de sus otras “corcholatas”, quienes intentaron diferentes estrategias para provocar que el tabasqueño cambiara de parecer y que al no hacerlo sólo beneficiaba a una de sus más cercanas colaboradoras no en la presidencia más bien en el control del corazón del país: la Ciudad de México.
Con lo que no contó López Obrador fue que él mismo, con sus arranques irracionales de las mañaneras, le pondría enfrente a la ex mandataria capitalina a su némesis, es decir una mujer con la inteligencia y valentía suficientes como para responderle al tú por tú al Presidente y con pruebas demostrarle que sus ataques están cargados de mentiras, algo a lo que el tabasqueño no está acostumbrado, ni su “corcholata” más protegida.
Esto quedó de manifiesto en varias entrevistas que ha dado la Dra. Sheinbaum, caso concreto en Tabasco, en donde se le preguntó sobre los espectaculares colocados en esa entidad y encaró al entrevistador alegándole que las preguntas le parecían violentas, a pesar que de violencia nada tenían. Caso contrario de la senadora panista, quien con toda pulcritud responde a los cuestionamientos que la prensa le hace sin necesidad de recurrir a intimidaciones ni bravatas como a las que recurren los aspirantes morenistas.
Además, si algo han cuidado hasta el extremo quienes asesoran a la senadora panista, es que la ciudadanía es quien apoya y respalda a Xóchitl Gálvez, lo que ha llenado de incertidumbre y temor al tabasqueño.
Total que el Presidente erró el tiro y como están las cosas, se puede asegurar que México sí está listo para que lo gobierne una mujer, pero inteligente y preparada.