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RICARDO SANHER. Como buen bravucón de pueblo, al Presidente y a sus asesores sólo se les ocurrió como respuesta a esa magna concentración del 13 de noviembre de la ciudadanía en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), organizar la suya, pero con la gran diferencia que los gobiernos federal, estatal y municipal le metieron cientos de millones de pesos para traer de gran parte del país, contingentes pagados con la transportación, hospedaje y 300 pesos de “viáticos”, con la única finalidad de satisfacer el ego del inquilino de Palacio Nacional y cuál fue el resultado, ninguno ya que la gente se regresa igual que como llegó.
Triste realidad de nuestro país en el cual se puede movilizar a la gente más pobre y necesitada por unos cuantos centavos y no poder darse cuenta que para lo único que están sirviendo es para caprichos de políticos que con esto se congracian con quien en este momento detenta el poder y éstos se van ganando un nuevo lugar en el tapete político para seguir sirviéndose de los mexicanos y no sirviendo a los mexicanos que son quienes en realidad podrían detentar el poder de poner y quitar funcionarios que no funcionen.
Con la marcha del 13 de noviembre qué fue lo que le dolió al Presidente que lo hizo respingar y despotricar todos los días en sus “mañaneras” desde esa fecha hasta hoy, es que se juntaron alrededor de 750 mil ciudadanos de libre pensamiento, que no pagados, y por sus propios medios, por sus convicciones, porque creen en la democracia, le plantaron cara y le dijeron de frente que la única institución que garantiza el orden y la transparencia en las elecciones no se puede amalgamar a capricho del gobernante en turno, ya que costó mucho esfuerzo tener un INE, que se sabe que como toda institución es perfectible, mas no destructible.
Con este ejercicio inescrupuloso de fuerza, el Presidente tal vez no obtenga lo que quiso desde un principio, que es mostrar que con su convocatoria aplastó la huella que dejó la marcha ciudadana del 13-11-22, porque por más gente que traiga con recursos de los gobiernos, jamás podrá comprar la dignidad de los mexicanos que quieren un país progresista, de fuentes de trabajo, de tecnologías de punta, de desarrollo industrial digno de los profesionales con los que cuenta México.
La gente que asistió a la marcha del 13-11-22 es un ciudadano consciente del futuro que quiere para sus hijos, los que concurrieron a la del 27-11-22 fue gente que trajeron con autobuses fletados por los gobiernos, con hospedaje pagados también por ellos y un “bono” de 300 pesos, a esto en cualquier lugar de México se le llama acarreo y no la insulsa justificación que le quiso dar a este hecho el periodista Hernán Gómez, quien justificó lo anterior como una ayuda a las personas que no tienen los medios para venir a la CDMX a patentizar su apoyo al Presidente.
Está por demás decir de las amenazas que les hicieron llegar a los mandos de las diferentes secretarías de Estado y Guardia Nacional, que era de estricta asistencia al evento con el riesgo que de no asistir podrían perder su plaza y/o contrato, surtió el efecto deseado. También por extraño que parezca, las televisoras le dieron cobertura a este evento que se supone no era de corte presidencial, aunque el tabasqueño asistió. El doble lenguaje presente.
Señor Presidente de sobra se sabe que lo suyo, lo suyo no son las cuentas y más si se le ocurre poner al Martí Batres a contabilizar la asistencia de “su marcha”, pero queda un pequeño detalle pero que para el 2024 será de gran relevancia, que en sus cuentas haya traído 2, 3 o 4 millones de “acarreados”, pero el padrón electoral ronda por los 120 millones de mexicanos. Entonces lo que usted haya “acarreado” a la CDMX será “peccata minuta”.