>> Algunas reflexiones sobre el mito de la meritocracia
CITLALLI DEL CARMEN SANTOYO RAMOS* (SemMéxico, Guadalajara, Jalisco). “El pobre es pobre porque quiere”, “todo quieren gratis”, “todo está en la mente”, “no es tu culpa nacer pobre, morir pobre sí lo es”, “mentalidad de tiburón”, “no les regales pescado, enséñales a pescar”, “el país no avanza porque son huevones”; la mayoría de las personas hemos respaldado este tipo de pensamiento alguna vez en nuestra vida porque lamentablemente el bombardeo mediático de los medios de comunicación fortaleciendo “el mito de la meritocracia”, es bastante agudo.
Este término fue descrito por Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, quien a través de sus estudios demostró que las personas empobrecidas por más esfuerzo que hagan en su vida solamente el 10 por ciento logrará la movilidad social a la clase media por el contrario los ricos independientemente del esfuerzo que hagan, por más malos que sean, solamente el 10 por ciento bajará a la clase media, y esto se debe a diversos factores económicos, sociales y hasta culturales por lo cual es inocente asumir que las reglas del juego son iguales para todos y todas y que solamente con esfuerzos se pueden llegar a conquistar las metas sobre todo en un Estado que no asegura lo más básico como educación, salud y vivienda.
En este país 7 de cada 10 mexicanos que nacen en alguna condición de pobreza permanecerán en esa condición a lo largo de su vida no todos los que se quedan en la pobreza son huevones, como comúnmente se quiere creer; de acuerdo con OXFAM, México se encuentra entre el 25% de las naciones con mayores niveles de desigualdad en todo el mundo, un paradójico ejemplo es que en México vive el hombre más rico de América latina junto con 50 millones de personas empobrecidas.
Incluso, muchas personas suelen criticar los programas de becas cuyo objetivo es que los estudiantes no tengan que dejar la escuela porque se tienen que ir a trabajar, porque no tienen dinero para comer, es decir, no dejan la escuela por huevones dejan la escuela porque no tienen dinero para seguir.
De acuerdo con el INEGI, 5.2 millones de estudiantes no se inscribieron al ciclo escolar 2021-2022 por falta de recursos económicos y porque tenían que trabajar y si bien el asistencialismo nunca ha sido precisamente una solución, los programas de becas son para que nadie tenga que dejar la escuela por falta de dinero porque si no dejan la escuela tendrán mayor oportunidad de romper el ciclo de pobreza.
Seguir pensando que los huevones en este país son los más precarizados es perpetuar la estúpida idea de que el pobre es pobre porque quiere y seguir perpetuando esa idea nos impide avanzar hacia la discusión real ¿cómo hacemos para combatir las desigualdades?; el verdadero problema es que en este país existen personas que insisten en hablar de la meritocracia como algo real, insisten en hacernos creer que de verdad piensan que el éxito no es más que la cosecha de todo lo sembrado durante la vida.
Si de verdad quieren hablar de huevones tendrían que incluir en su narrativa a quiénes viven del mérito de otros, o a los hijos de funcionarios que heredan plazas o puestos en las empresas de sus padres, o los políticos que viven del erario toda su vida, tendría que entender que con tanta desigualdad en México hasta ser flojo es un privilegio en un sistema que no les exigen más que un buen apellido o un buen color. México no avanza no porque sea un país de huevones, no avanza porque en la gran mayoría de los casos la riqueza y la pobreza en la que se nace pareciera ser destino manifiesto.
*CLADEM-Jalisco [email protected]