EL OTRO DATO/ Xóchitl, cambio de pronósticos

JUAN CHÁVEZ

Que López Obrador en su mañanera de este lunes  haya lanzado a Xóchitl Gálvez como la candidata de la oposición a la Presidencia, solo demuestra que él va con las corrientes y que las aprovecha para sus narrativas de odio, y que nunca sabe nada.

Que Santiago Creel se haya adelantado y pida ser el primero en inscribirse como aspirante del Frente Amplio por México, que este martes abrirá el registro, solo muestra que el panista fracasado quiere sacar partido y ganarle a Xóchitl,

¿Puede ganar la oposición en México?

Xóchitl ha cambiado los pronósticos y con ella como candidata, es posible desbancar del poder a Morena y a López Obrador.

La senadora opositora Xóchitl Gálvez, de ascendencia indígena,  es la sorpresa que podría cambiar las cosas.

Gálvez nació en la pobreza en el pueblo de Tepatepec, Hidalgo,  de padre indígena y madre mestiza, se graduó de ingeniera en computación en la UNAM, la universidad pública más prestigiosa del país, y se convirtió en una exitosa empresaria y política.

La senadora puede comunicarse en el idioma indígena otomí, y contar una historia de superación personal que desbarata la narrativa de López Obrador de que la oposición está liderada por “fifis” y oligarcas.

¿Alguien tiene referencia de quiénes fueron los otomíes? Vale la pena consultar la historia. Solo consignó que fue la etnia que traía de un ala al imperio azteca, y lo hizo parir chayotes.

Tras hacer crecer su empresa de diseño de edificios inteligentes, Gálvez fue nombrada presidenta de la Comisión Nacional Para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas a principios de los 2000 en el gobierno de Fox.

Luego fue alcaldesa de Álvaro Obregón, y en 2018 fue electa senadora por el Partido Acción Nacional, de centro-derecha.

Con Claudia Sheinbaum, entonces alcaldesa de Tlalpan, hizo pareja para exigir que no se les rebajara el presupuesto, cosa que no aconteció con Ricardo Monreal, que era el titular en la Cuauhtémoc.

Es cierto que Gálvez enfrenta grandes obstáculos para llegar a la presidencia del país, empezando por la batalla para ganar las elecciones primarias de la coalición opositora, el Frente Amplio por México.

A diferencia de varios de sus rivales, Gálvez no forma parte de la dirigencia partidaria, y no tiene una maquinaria política que le ayudará a reunir las 150,000 firmas que requiere para estar entre los finalistas de la primaria opositora. Sin embargo, arrancó fuerte.

Tras anunciar en Twitter el 27 de junio que “seré la próxima presidenta de México”, su mensaje se volvió viral, y al día siguiente tenía 3,7 millones de vistas. Ahora cuenta con 50 mil espontáneos que se han ofrecido a formar parte de su equipo para recabar las 150 mil firmas.

Gálvez podría darle la vuelta al relato oficialista, y exponer a algunos de los candidatos de López Obrador como personas que vivieron de la política  sin haber trabajado nunca en el sector privado. En una entrevista la semana pasada, Gálvez  dijo que “vengo de abajo, he estado luchando por los que menos tienen, he trabajado incansablemente por los indígenas”.

Eso, y el hecho de que se convirtió en una mujer de negocios exitosa llevaron a muchas personas a convencerla de postularse para la presidencia.  Gálvez inicialmente había planeado postularse para la Jefatura de Gobierno  de la Ciudad de México en las elecciones de 2024.

Pero una confrontación pública con López Obrador la semana pasada, luego de que él la acusara falsamente de querer eliminar los subsidios para los ancianos, llevó a que muchos la convencieran de lanzarse por la presidencia.

Gálvez cuenta ya con  plataforma política; algunas de sus principales prioridades serían atraer inversiones para reducir la pobreza y la migración, y combatir el cambio climático.

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