JUAN CHÁVEZ
El INE de Guadalupe Taddei, presidenta consejera, se prestó a la consumación de la elección de Estado y a las cifras del PREP dadas a conocer a la medianoche del día electoral que favorecen en un amplio margen a Claudia Sheinbaum
Un telefonazo de Palacio Nacional, obligó a la señora Taddei a retrasar hasta por tres veces la información final del Programa de Resultados Electorales Preliminares, anunciados inicialmente para darlos a conocer a las 10:30 de la noche a más tardar.
Pidió una media hora más, luego lo hizo por segunda vez y hubo una tercera. Había que cuadrar las cifras del PREP a satisfacción del cacique para evitar, con la ventaja supuesta, acudir al Tribunal Electoral a atender la demanda de la opositora Xóchitl Gálvez.
Con la aplastante diferencia de 60.7% para Sheinbaum y 29.6% para Xóchitl, quedó escrito el ilegal triunfo de la candidata oficial.
En horas de la madrugada, la aspirante de Fuerza y Corazón por México aceptó la derrota y se comunicó con Claudia para felicitarle.
Declaró que se mantendrá vigilante y advirtió “Nos veremos dentro de seis años”.
No hay duda de que Xóchitl convertirá la Marea Rosa en movimiento político. Pretende evitar mayor regresión del país.
Analistas y medios pasaron por alto la ilegalidad, parcialidad e inequidad en que se celebró la elección, como si eso no tuviera importancia dada la diferencia de votos entre las candidatas.
Ayer se consumó el fraude dirigido por el presidente López Obrador, y la tendencia en los medios y de los comentaristas políticos es convencer a la población a aceptar, someterse y adaptarse a la regresión.
De pronto fue borrada la participación ilegal, reiterada, del presidente en las elecciones. La escondieron. O la ignoraron por los incentivos perversos que brinda la desmemoria ante el poder de los fuertes.
Son dos regresiones monumentales e indignas las que se consumaron ayer: elecciones de Estado y analistas condescendientes con el atropello presidencial al Estado de derecho.
En las elecciones de 2006, el Tribunal Electoral concluyó que el presidente Fox puso en riesgo la constitucionalidad de la elección, porque había dicho –en referencia a las elecciones– que no había que cambiar de caballo a mitad del río.
Fue uno de los argumentos de los perdedores y no pocos juristas, para exigir la nulidad de la elección.
En esta elección el INE emitió cerca de 40 medidas cautelares por las intervenciones del presidente que podrían vulnerar la imparcialidad y la neutralidad en la contienda.
Tan sólo la semana pasada, el presidente dijo que la oposición quiere incendiar el país, que son traidores a la patria, y que, aunque lo nieguen, sí pretenden anular los programas sociales.
Por supuesto que una advertencia así, reiterada 40 veces por López, influye en el ánimo de los que reciben los beneficios de los programas sociales.
El uso de los programas sociales para orientar el voto fue un delito electoral que se castiga con cárcel. Pero no pasó nada.
La ley no rige para el presidente y a quienes él cobija.
Y nuestros analistas en medios de comunicación lo pasan por alto, como si eso no tuviera importancia dada “la diferencia de votos” o la magnífica jornada electoral de ayer domingo.
Veintitrés mil ‘servidores de la nación’ trabajaron en la extorsión de los millones de personas que reciben programas sociales, en la elección federal.
El presidente remachó una y otra vez: no les crean cuando dicen que no van a eliminar los programas sociales. Son traidores a la patria. La candidata de la oposición es títere de la oligarquía, de los conservadores, de los que quieren recuperar privilegios.
Imposible llamar a ésta una elección limpia, legítima ni nada de eso.
El crimen organizado intervino, con asesinatos y amenazas, sin consecuencias.
Se desestimó el papel de los grupos criminales para matar y amedrentar con propósitos electorales.
Fueron las elecciones más violentas que se recuerde.
El crimen organizado asesinó a más de 30 candidatos.
Una gran cantidad de aspirantes se bajaron de la elección porque fueron amenazados de muerte por grupos criminales.
Ayer, el mismo día de la elección, hubo cuando menos cuatro asesinatos políticos.
¿Ni modo?
Los medios y la mayoría de los comentaristas en radio y televisión ignoraron el fraude cometido por el gobierno.
En el mejor de los casos lo minimizaron por la distancia entre el primero y el segundo lugar.
Falso que haya sido una elección limpia.
Claudia Sheinbaum asumirá el poder con la mancha imborrable de la ilegalidad.
Un triunfo ganado por la intervención anticonstitucional del presidente, y la compra de voto más grande de la historia.