JUAN CHÁVEZ
Se han gastado tres veces más de lo que se presupuestó para su construcción.
Aparte, «el Tren Maya, es una catástrofe de escala planetaria»: Instituto Nacional de Antropología e Historia, independientemente de que especialistas lo señalan como un proyecto autoritario, militarizado y riesgoso.
Investigadores enfatizan en el colapso ecológico y social que traerá consigo el megaproyecto de López Obrador… no tendrá madre, para decirlo en términos coloquiales.
El pasado lunes se llevó a cabo la mesa «El Tren Maya: El impacto sociocultural», la cual formó parte del Seminario Patrimonio Cultural, Antropología, Historia y Legislación, coordinada por el investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Bolfy Cottom.
Esta mesa contó con la participación del antropólogo Gilberto López y Rivas, quien calificó la construcción del Tren Maya como «una posible catástrofe de escala planetaria».
Para el investigador es necesario concebir al Tren Maya dentro de las problemáticas actuales globales, ya que es urgente entender el impacto que tendrá no sólo a nivel local, sino a nivel mundial.
«Hay una posibilidad real y con bases científicas de una catástrofe de escala planetaria, a la que el escritor Carlos Taibo califica como un colapso y que describe como el hundimiento general y masivo del sistema».
Están en riesgo decenas de cenotes que existen a distancias muy cortas del nivel del suelo selvático. La selva del sureste mexicano, enorme nicho del hábitat ambiental, sufrió con la indiscriminada tumba de árboles, muchos de maderas preciosas.
También habló sobre una ruptura dentro del INAH, ya que la institución atraviesa actualmente una crisis por recortes presupuestales y por su papel en el salvamento arqueológico alrededor del Tren Maya.
«Lidiamos contra una reducción del 75% de presupuesto, un marco legal insuficiente, nepotismos y otras problemáticas que hemos señalado», sostuvo.
«Los compromisos que adquirió el Tren Maya, en coordinación y control con la secretaría de la Defensa Nacional, han provocado una profundización de esa ruptura, entre las autoridades y el Sindicato de académicos de la institución, que han manifestado su rechazo a las políticas represivas contra investigadores, que hemos mantenido posturas críticas”.
La antropóloga Giovanna Gasparello señaló que el Tren Maya es un proyecto autoritario y militarizado.
«Es evidente el autoritarismo de todo el proyecto, desde el simple hecho de la frase ‘llueve, truene o relampagueé se construirá el tren, lo quieran o no’, es una dimensión evidente en estos momentos, ya no hay espacios de opinión sobre el tema», expresó.
Es válida la crítica, pero extraña a “toro pasado” y, además, totalmente ineficaz ahora que el tren destructor está por abrirse en sus recorridos selváticos.
Viene a mi mente la postura del INAH en los años 80, cuando al jefe del entonces Departamento del Distrito Federal le dio por abrir una estación del Metro en la merita Plaza de la Constitución.
Se iniciaron inclusive las excavaciones, cuando aparecieron los antropólogos del INAH que, con una energía insólita, se montaron en los alrededores del agujero y clausuraron la pretendida obra.
Hubo fuerte y cerrada polémica que duró semanas y Ramón Aguirre, el titular de aquel DDF, tuvo que ceder. El INAH impuso su razón: se iba a destruir el pasado de México, parte de las instalaciones mexicas del Templo Mayor que se hallan enterradas.
La especialista Gasparello hizo énfasis en las constantes descalificaciones en las conferencias matutinas de López Obrador a quienes han criticado al Tren Maya.
«Las reiteradas descalificaciones propician que los defensores del territorio se encuentren en un estado de indefensión, ya que los grupos de poder y sus criminales tendrán justificación para cometer actos de violencia hacia ellos; ya ha habido asesinatos», dijo.
Pero todo, han sido solo simples palabras. No hubo acciones del INAH que impidieran los trabajos de destrucción de la selva para montar las vías del tren.