JUAN CHÁVEZ. Quiero ser insistente, porque la patria, nuestra Patria, está vulnerada y estará maltrecha pronto, porque López Obrador ha entregado el poder a las fuerzas armadas, concediéndoles la operación y administración de funciones estrictamente civiles.
Desde que se convirtió en presidente, en diciembre de 2018, las Fuerzas Armadas asumieron tareas adicionales a la seguridad pública en al menos cuatro áreas, entre ellas la construcción de obras, capacitación policiaca, apoyo a programas sociales, así como a la emergencia sanitaria ocasionada por el Covid-19.
Aunque en su campaña electoral López Obrador prometió que regresarían a sus cuarteles, el mandatario izquierdista decidió apoyarse en el Ejército y la Marina para concretar varios de sus proyectos insignia, algunos de los cuales son considerados como estratégicos.
El control de los puertos y las aduanas, la construcción en Santa Lucía del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles; las 2 mil 700 sucursales del Banco del Bienestar; dos tramos del Tren Maya; la remodelación de 32 hospitales abandonados en sexenios pasados, en el marco de la emergencia sanitaria por Covid-19, y también la atención de esta enfermedad.
Repartieron las vacunas contra el covid y también reparten los libros de texto y en el “paquete fast track” de 20 leyes que el Senado aprobó el viernes y la madrugada del sábado pasado, se otorgó al Ejército la administración de las ganancias del turismo haciendo a un lado al Fonatur.
Hoy, el “casi-que” revienta porque todavía no ha podido liquidar a las instituciones que se le atraviesan en sus tentaciones autoritarias: el INAI, la Corte, etc.
Y ha estallado en contra del gobierno de Estados Unidos al que acusa de financiar a organizaciones no gubernamentales que están en contra de su (des) gobierno”, y anunció. que se haría una nota de protesta porque “salió una información de que… le va a dar más dinero a… organizaciones no gubernamentales” mexicanas que están en contra de “un gobierno legal, legítimo, de un gobierno democrático”.
Cómo es eso posible, reclamó airadamente, que estén “¡financiando a opositores desde el extranjero! ¡Eso es violatorio de nuestra soberanía! ¡Eso es intervencionismo!”.
Milenio publicó en su titular principal del lunes que EU aumenta fondos a ONG consideradas ‘golpistas’ por la 4T”, y ayer identificó el presidente a tres de ellas, Mexicanos Contra la Corrupción, México Evalúa y Artículo 19, que hasta donde se sabe no reciben fondos del Departamento de Estado, a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID), que, en cambio, sí tiene programas de asistencia para las Fuerzas Armadas.
El lunes López Obrador respondió a bote pronto que el gobierno de Joe Biden estaba reciclando su injerencia con “fondos a grupos vendepatrias”, y el martes escaló su reclamo sin más datos que los aportados por el periódico.
En esta cuestión, cómo aceptar que un presidente se lance contra el vecino del norte tan solo por lo que publica un periódico.
El desinformado presidente se fue con el titular del diario, que apuntó que se habían gestionado 60 millones de dólares para el año fiscal de 2024 –que empieza en octubre– destinados a ONG capacitadas para ser resilientes al gobierno en turno.
El presupuesto de la AID contempla, dentro del rubro que busca fortalecer la democracia, 2 mil 600 millones de dólares para la sociedad civil y la prensa independiente, no sólo en México sino en el mundo. O sea, un dato general lo tomó literal, sin revisar los detalles.
Sin estar directamente vinculados, se nota claramente que desde distintos frentes están viendo con preocupación a López Obrador y a su gobierno. La voluntad política de seguir apoyando esfuerzos de la sociedad civil y prensa independiente en México, pese a las denuncias reiteradas del rey Lopitos, deja ver las alertas sobre la debilidad institucional en México, acentuada por la cruzada para desaparecer al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, que en las democracias es considerado un instrumento para combatir la opacidad y la corrupción, los ataques sistemáticos a la Suprema Corte de Justicia y la colonización abierta, sin rubor ni pudor, del Legislativo, que controla el partido en el poder.
La prensa independiente ha sido una roca en el zapato del presidente, mientras que el Poder Judicial, el otro pilar del Estado que ha resistido sus embates, lo sigue retando aplicando la ley, y mostrando que su inclinación por violarla, no será fácil.
Ayer se adelantó el dictamen que rechazará una parte de su reforma electoral, y la instrucción judicial al Senado para que nombre los comisionados del INAI. Obviamente el Senado caerá en desacato… porque el que manda, es quien parece ser dueño de México.