JUAN CHÁVEZ
A tres semanas de las elecciones, aunque las encuestas señalan lo contrario, no se puede asegurar que Claudia Sheinbaum va a ser la ganadora.
Por lo menos, no para quienes abrigamos que con nuestro sufragio, podremos contribuir al triunfo de la oposición, tan necesario para enderezarle el barco a México, que López Obrador mantiene casi hundido.
Falta el tercer debate entre los presidenciables, fijado para el domingo 19 de mayo con el tema central de la inseguridad y donde Xóchitl Gálvez está obligada a destrozar a su adversaria.
¿Por qué?
Porque la inseguridad, propiciada por la política de “abrazos, no balazos”, es la que más hiere a la sociedad mexicana que en millones de casos ha optado por mantenerse dentro de casa por más horas de las que acostumbraba.
Aunque una medida así, no la salva de la violencia de lo que ahora el gobierno de la 4T llama “grupos de civiles armados”, cuando no son más que los sicarios del crimen organizado de siempre, los que se han atrevido a penetrar a las casas y acribillar a familias enteras.
Xóchitl rubrica su campaña con la que es su bandera: ¡Un México sin miedo! Es lo que se propone construir si logra arribar a la silla del águila.
Un México sin miedo, es como el que viví en mi niñez, adolescencia y en los escarceos de mi vida de periodista, cuando acababa de cumplir 15 años.
Salía en las primeras horas de todos los días y caminaba tranquilo, de la esquina de Colón y Doctor Mora por toda la avenida Hidalgo hasta la calle llamada entonces Serdán, hoy Eje Central, para esperar frente al Correo Central, el camión Chorrito, de color café oscuro que a esa horas, las dos de la mañana, me llevaba hasta la calle de Constancia y lo que entonces era el jardín de Tlatelolco, para volver a encaminar mis pasos a la vieja vecindad de Peralvillo 82, tocar el zaguán y esperar que la portera me abriera.
Había paz, tranquilidad en las calles y no se conocían los asaltos en los transportes públicos.
Anhelo ese México, un México que en mis años juveniles, me propició ir a bailes y reuniones de todo tipo.
Y por eso, más que por todo lo negativo que ha sido el gobierno de López Obrador, votaré por el México sin Miedo de Xóchitl.
Escribió Carlos Loret de Mola este miércoles que “Si el arroz ya se coció, por qué tanto estrés en la cocina”.
Apunta Carlos que “En las encuestas hay para todos los gustos: desde quien dice que van empatadas (Massive Caller) hasta quien asegura que Claudia le saca 37 puntos a Xóchitl (Demotecnia).
Un estudio de Data OPM para la revista Este País ofrece datos que van contra la teoría de que “este arroz ya se coció”: el 45% dice que ya está definido que gana Claudia, pero el 46% dice que todavía puede ganar Xóchitl. 44% dicen que ya definieron su voto y no cambiarán, un 26% (uno de cada cuatro) asegura que ya se definió pero está atento a las campañas a ver si cambia y un 17% dice que aún no sabe por quién votar.
Con estos datos de ese estudio, lo definitivo es la encuesta que se da en las urnas. Ahí se definirá el México del próximo sexenio.