JUAN CHÁVEZ
Fernández Noroña y ‘Alito’ Moreno protagonizaron una pelea en el pleno del Senado tras aprobarse la reforma de la supremacía.
Por la aprobación constitucional de la supremacía, y por negarle la palabra, los senadores Fernández Noroña (PT) y Alito Moreno (PRI), estuvieron a punto de convertir en ring el Senado y darse un tirito de guamazos.
–No me toque con el dedo, advirtió a grito abierto Noroña, presidente de la directiva.
–No me grites, no me grites, le demandó Morena que había subido al estrado para reclamarle directamente a Noroña no haberle otorgado el uso de la palabra.
–“Bola de cínicos, corruptos… Se ven muy mal, dejen de defender a su expresidente, apoyen a su presidenta, son una vergüenza, jamás le aprenderán lo institucional y respeto al Revolucionario Institucional que es el padre de todos ustedes”, acusó el jefe del priismo.
En ese caliente ambiente que la reforma constitucional que borra del mapa político al Poder Judicial federal como lo conocíamos, un prestigiado columnista del norte del país, que publica diariamente su columna en 30 diarios del país, ya se atrevió a calificar a la presidenta y sus adláteres en las cámaras del Congreso.
El columnista escribió ayer jueves:
…Un cierto amigo mío sí tiene carácter, y llama siempre a las cosas por su nombre, aunque con frecuencia ese nombre sea más bien apodo o remoquete. Así, por ejemplo, ha dado en referirse a Claudia Sheinbaum con el mote de “López Obradora”. Yo lo exhorto a no ser descomedido. La señora, le digo, es una dama, presidenta de la República y doctora en Ciencias, por lo cual él no debe aplicarle ese apelativo que además de misógino es inurbano y descortés. Él justifica el sobrenombre diciendo que Claudia – -ni siquiera la llama doña Claudia– es una calca de AMLO, cuyos modos está copiando como si fuera sombra de él, o sosias. “Espera -lo detengo-. ¿Qué es un “sosias”?”. Me explica: “Es una persona tan parecida a otra que llega a confundirse con ella”. Añade que la presidenta se comporta en igual forma que el expresidente. Tiene su misma actitud agresiva y polarizadora, como lo ha demostrado en sus expresiones relativas a los ministros de la Corte, a quienes describió como oportunistas, ambiciosos y pancista sin más propósito que el de llenar con dinero sus bolsillos. Ese proceder de la señora no tiende a arreglar la crisis constitucional presente, sino a desarreglarla más al exhibir el mismo talante vindicativo y pugnaz de quien la hizo ser su corcholata. “Y lo sigue siendo” –afirma mi obcecado amigo. Ya no discuto con él, pues en las discusiones pone demasiado calor y escasa luz. Sin embargo me quedo con el pensamiento de que, en efecto, nuestra presidenta es una segunda edición de AMLO. No corregida, pero sí quizá aumentada en los días por venir”.
Luego de este acelerado e irreflexivo proceso, en el que se ignoraron todas las contrapropuestas de la oposición, la llamada “superioridad constitucional” que rompe el equilibrio de poderes, al darle mayor preponderancia al Legislativo, con las reformas a los artículos 105 y 107 constitucionales que cancelan los juicios de amparo, las controversias y las acciones de constitucionalidad que combatan reformas a la Carta Magna, entrará en vigor hoy mismo en que seguramente se publique en el Diario Oficial de la Federación.
Este desplante autoritario de toda esta maquinaria oficialista se da en medio de la renuncia adelantada de ocho de los 11 ministros de la SCJN que por estar en desacuerdo con la reforma al Poder Judicial que entró en vigor en septiembre pasado, declinaron inscribirse para la elección de jueces, magistrados y ministros que se realizará en junio del próximo año.
Este último aplastamiento, en nombre de las mayorías y el mandato que les dio “el pueblo” en las urnas, de las aplanadoras guindas federales y estatales a una desfigurada y débil oposición política, ocurre también a cinco días de que las y los 11 ministros de la Corte, discutan y voten el proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, en el que propone invalidar parcialmente la reforma judicial del obradorismo. Su proyecto de sentencia plantea que sólo se vote por los ministros y ministras, y no por jueces ni magistrados, así como que se elimine la figura de los jueces sin rostro que también se incluyen en la reforma.
Así que la semana cierra con la incertidumbre de lo que pasará si en la Corte suman ocho votos en contra de la reforma al Poder Judicial y aunque la Presidenta (con A) ha expresado que se debe esperar al resultado de esta votación, es claro que en el oficialismo insisten en que las y los ministros no pueden invalidar lo que “el pueblo” ha decidido a través de sus representantes con mayoría calificada en el Poder Legislativo. Mientras que los opositores afirman que si se ignora el fallo de la SCJN el gobierno incurriría en desacato y el país entraría en una grave crisis constitucional que degradaría a México ante el mundo. Sería el adiós de la democracia.
Lo que yo creo, es que la propuesta del ministro Alcántara da una ruta para salir del callejón sin salida.