EL OTRO DATO/ Sin INE, retroceso de 50 años

JUAN CHÁVEZ. Mujer increpó ayer jueves a López Obrador en el vuelo a Mérida:

“Usted, lo único que ha hecho es destruir a México”, le gritó ante el asombro de pasajeros.

El viernes, en su mañanera, el presidente presumió que la población aprueba su reforma electoral. Mentira: debió haber dicho “parte de la población”, pero ya sabemos que se abroga lo que le conviene y por eso no aludió a la marcha, en ciudades del país este domingo, en defensa del INE.

Y es que si el Instituto Nacional Electoral es suprimido como pretende la modificación propuesta por el tabasqueño, México estaría retrocediendo 50 años.

El Parlamento Abierto discute en San Lázaro la propuesta del cirquero mayor que plantea la sustitución del INE para disminuir el costo del sistema democrático.

La reforma electoral del presidente se basa en reducir el gasto del sistema mediante modificaciones a 18 artículos constitucionales y siete transitorios.

A lo largo de 45 años, México ha tenido ocho grandes reformas electorales: las de 1977, 1986, 1989-90, 1993, 1994, 1996, la de 2007-2008 y la de 2014. Pero ahora, nuestro país se encamina por vez primera a discutir una iniciativa electoral presentada por el presidente  y no por los partidos de oposición.

Además, es la primera reforma que busca ponerse a prueba en una elección presidencial, dado que en los últimos 25 años los cambios electorales se realizaron al inicio de un sexenio y tuvieron efecto en los comicios intermedios.

La supuesta reforma lopista se estrenaría en las elecciones presidenciales del 2024.

A una sola voz y desde diferentes foros, los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), así como Movimiento Ciudadano (MC), han reiterado una y otra vez que rechazarán la iniciativa de reforma electoral del presidente, al igual que lo hicieron con la eléctrica.

Eliminar los pluris y abatir las prebendas económicas a los partidos, es una necesidad que requiere el avance democrático de nuestro país, pero no son los tiempos de emprenderla ahora, porque a ningún partido, incluido el guinda de López Obrador, le conviene empatarla con la presidencial.

Los tres partidos agrupados en la alianza Va por México han ratificado la vigencia de la moratoria legislativa, pese a la realización del Parlamento Abierto para la Reforma Electoral que inició el pasado 25 de julio, con la ausencia del sol azteca.

Para el Instituto Nacional Electoral, el sistema electoral mexicano funciona, garantiza condiciones democráticas y estabilidad política.

Su presidente, Lorenzo Córdova, ha insistido en que no se requiere una nueva enmienda, al recordar no obstante que una reforma constitucional en cualquier materia implica la perspectiva de que “en México todas y todos tenemos cabida y, por tanto, debe reflejar el pluralismo político y buscar el consenso”.

Además, ha enfatizado la premisa de que México tiene un sistema democrático competitivo y viable, que se ha construido en 30 años de reformas y cambios políticos. Planteó que, en caso de que haya una reforma político-electoral esta debe reflejar el pluralismo político para mejorar el andamiaje existente.

Ya veremos, después de las marchas en defensa del INE, del domingo, cómo vendrán las cosas. Podría nacer, ese día, la amenaza de una revuelta nacional por la necedad vengativa de don López contra el INE.

El país enfrenta una regresión democrática de riesgos incalculables.

Queda el INE como el último bastión de la democracia. Si le mete mano, lo desaparece y nos hereda un organismo a modo del gobierno. México retrocederá 50 años de lucha democrática, de construcción de equilibrios, de consolidación de derechos y libertades.

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