JUAN CHÁVEZ
El presidente que se va, en medio del terror desatado desde hace 11 días por las dos fracciones del Cártel de Sinaloa, admite que hay 40 muertes, pero afirma que “hay más muertes en Guanajuato”, gobernado por la oposición.
El viernes pasado, durante su acostumbrada rueda de prensa mañanera, López Obrador, pidió a las facciones enfrentadas del Cártel de Sinaloa, que mantienen a gran parte de la capital de ese estado paralizada por el miedo, que “actúen con un mínimo de responsabilidad” para que no se pierdan vidas.
Esa es la razón de AMLO, resultado de su política “abrazos, no balazo”, desplegada principalmente en Culiacán, donde dejó libre a Ovidio Guzmán en un “Culiacanazo”, visitó Badiguarato, cuna de Los Chapitos, en seis ocasiones, y conversó con la madre de Joaquín El Chapo Guzmán.
Ahora, a 11 días de que concluya su mandato, las dos facciones de “su” cártel consentido, lo despiden con violentas balaceras entre ellos.
Plomazos en el adiós a AMLO. Puros plomazos y el terror de un pueblo…
Culiacán tiene más de un millón de habitantes, que ha vivido la violencia del crimen organizado desde que apareció el chino que sembró la mariguana en terrenos del triángulo dominado por el cártel.
El presidente afirmó ayer que la ola de violencia que se ha desatado desde la semana pasada en Sinaloa ha dejado 40 fallecidos, pero Guanajuato registra más muertes..
Durante su conferencia matutina López Obrador indicó que del 9 al 17 de septiembre se han reportado en Sinaloa 40 asesinatos, aunque no aclaró si las muertes tienen relación con los enfrentamientos armados que han protagonizado en los últimos días dos facciones del Cártel de Sinaloa en la ciudad de Culiacán.
Desde la semana pasada el bando liderado por “Los Chapitos”, que integran los hijos del ex líder detenido de la organización Joaquín “El Chapo” Guzmán, se ha enfrentado a los seguidores de Ismael “El Mayo” Zambada, desatando una ola de violencia y muerte que mantiene aterrorizada a la población en Culiacán.
El anuncio de López Obrador se da un día después que el titular saliente de la Sedena, general Luis Cresencio Sandoval, informó que desde el 9 de septiembre habían muerto 40 civiles y dos militares —un oficial y un soldado—, en medio de los choques armados entre las dos facciones del Cártel de Sinaloa.
La ola de violencia en Sinaloa no se ha logrado contener a pesar de que el gobierno federal envió 2,200 elementos del Ejército y la Guardia Nacional para proteger a la población.
Los choques entre los dos bandos del Cártel de Sinaloa se dan varias semanas después de la detención de Zambada, a fines de julio en Estados Unidos, junto a Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de “El Chapo”, quien presuntamente le tendió una trampa a Zambada, lo secuestró y lo trasladó a Texas, en una operación con interrogantes que destapó algunos vínculos de políticos sinaloenses con el cártel.
López Obrador lanzó este jueves seria acusación a Estados Unidos, al señalarlo como “corresponsable” de la ola de violencia que vive Culiacán.
La guerra entre dos facciones antagónicas del Cártel de Sinaloa: “Los Chapitos” y “Los Mayos”, que sumerge a los habitantes del Estado en una vorágine de violencia desde hace 11 días “depende de los grupos antagónicos”, señaló la secretaría de la Defensa Nacional, en voz del general de división Jesús Leana Ojeda, comandante de la 3era región militar en la entidad.
La declaración del mando castrense el lunes 16 de septiembre ha causado indignación entre líderes de opinión que se han expresado en redes sociales que de tal de manera tácita la Sedena admite su incapacidad para frenar los enfrentamientos armados que dejan a su paso varios muertos.
Fue tras el desfile militar por el 214 aniversario de la Independencia en Culiacán, encabezado por el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, cuando el general Jesús Leana Ojeda fue cuestionado sobre cuándo regresará la gente a la normalidad, respondió:
“Sedena admite que no puede frenar la guerra del narco en Sinaloa”, y añadió:
“Queremos que sea lo más rápido posible, pero no depende de nosotros. Depende de los grupos antagónicos, que dejen de hacer su confrontación entre ellos, y que estén dejando a la población en paz para que viva con tranquilidad”.
Y es que la clara interpretación es que la seguridad en ese estado depende del Cártel de Sinaloa, por eso en la rueda de prensa tras el desfile un periodista insistió: ¿La seguridad depende de los grupos delincuenciales?
“Depende de ellos, ellos son los que quieren hacer las agresiones y son los que están cobrando vidas. Nosotros no, al contrario. Nosotros estamos acá para evitar que ellos tengan confrontación y haya pérdida de vidas”, dijo.
Así, a 11 días de que AMLO deje el poder, su fracaso en el combate a los narcos, surge como un rotundo fracaso. Él se va, los cárteles se quedan.