EL OTRO DATO/ Reunión intrascendente, ¿a qué fue?

JUAN CHÁVEZ. Para México no habrá resultado positivo alguno derivado de la brevísima reunión que el presidente López Obrador tuvo con su homólogo Joe Biden en la Casa Blanca.

Ni siquiera se mencionó la pretendida invitación del mexicano para que Biden visite el país en noviembre próximo.

La propuesta de generar un programa tipo braceros, como el que existió en los años de la Guerra Mundial, ni siquiera es viable. Aplicaría para México … y los centroamericanos ¿qué? ¿Se quedarían tragando camote? Es definitivamente discriminatorio.

Los medios, los mexicanos, casi no se ocuparon de esa reunión y los norteamericanos, menos.

Los medios estaban atentos a la audiencia en el Congreso sobre la participación del expresidente Donald Trump en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, no en la reunión.

Fueron quizá los 31 minutos más largos de la vida política de Joe Biden, que incómodo ante las cámaras de televisión se tuvo que tragar el rollazo de López Obrador que le dio clases de economía, comercio y migración.

Fueron quizá los 31 minutos más largos de la vida política de Joe Biden, que fatigoso ante las cámaras de televisión se tuvo que tragar el rollazo de Andrés Manuel que le dio clases de economía, comercio y migración.

Los periodistas que cubren la Casa Blanca no fueron ajenos a la tortura de esa media hora infinita.

Eli Stokols, reportero de Los Angeles Times, posteó, incrédulo e irónico: “Extraordinario, AMLO ha estado hablando durante 25 minutos en la Oficina Oval, ofreciéndole a Biden un prolongado soliloquio sobre el New Deal, los precios de la gasolina, una mayor colaboración económica y sigue…”.

Scott Detrow, de la mayor cadena de radio de Estados Unidos, National Public Radio, puso:

“En su larga carrera como senador de los EE. UU., Joe Biden se ha sentado durante una buena cantidad de largos discursos. Pero sentado en la Oficina Oval el martes, el presidente Biden parecía un poco fuera de práctica. Durante una reunión con el mexicano Andrés Manuel López Obrador, Biden a veces sonreía, hacía muecas, se movía nerviosamente y tomaba notas mientras el presidente mexicano lanzaba comentarios que se prolongaron durante más de media hora”.

Hasta las seis de la tarde, varias horas después de terminada la reunión, las páginas on line de The New York Times y The Washington Post no habían registrado una sola línea de la visita del mandatario mexicano y su encuentro con Biden.

En sus secciones internacionales, las páginas web de los diarios hablaban de un conflicto de ahorradores en China, la asistencia bélica iraní a Rusia y la posibilidad de que el petróleo se dispare a 140 dólares el barril si Europa corta el suministro que le llega de Rusia.

Mientras el mundo giraba con la angustia de los hechos y conocía pormenores del premeditado asalto a la ciudadela de la democracia del vecino país, el presidente de Estados Unidos sudaba arrinconado en la Oficina Oval con la cátedra de López Obrador.

Le exponía cómo se baja la inflación, a pesar de que la inflación subyacente en México (el indicador más confiable, porque no incluye precios más volátiles, como energéticos y productos agropecuarios) es mayor a la de Estados Unidos.

En todo caso la cátedra de AMLO a Biden debió ser cómo tener inflación elevada sin haber gastado dinero en rescatar a empresas de la quiebra y a ciudadanos del hambre. Y subsidiando la gasolina con 300 mil millones de pesos al año.

Consciente de que tenía al presidente Biden arrinconado y sin poder salir, López Obrador lo volteó a ver sonriente y le dijo: ya casi voy a terminar.

La comedia del martes en la Casa Blanca confirma gráficamente lo que ya sabíamos: Biden tiene que aguantar a López Obrador porque México juega un papel central en la contención de los flujos migratorios.

En su glosario de cinco puntos para resolver el fenómeno migratorio, López se cuidó de no extender más su conferencia con la explicación de por qué México es, a partir de su gobierno, el principal exportador de migrantes ilegales a Estados Unidos.

Tampoco molestó a Biden con alusiones a la crisis de seguridad y violencia que se vive en México, causa principal de que los mexicanos se desplacen a buscar una vida menos sufrida en Estados Unidos.

Un viaje inútil. Una reunión para perder el tiempo. No más.

Y mientras AMLO disertaba en la Oficina Oval, nueve senadores demócratas de peso completo condenaron la violencia contra periodistas en México e hicieron un llamado al gobierno mexicano a actuar de manera urgente para salvaguardar la libertad de prensa.

Para lamentarse es que Biden tenga que soportar a López Obrador y no confrontarlo, como se lo piden.

López Obrador no perdió nada con esta visita.

Biden sí: 31 minutos de su vida.

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