JUAN CHÁVEZ
Ahora que las remesas que los trabajadores mexicanos en Estados Unidos envían a sus familias, justo es señalar que el impuesto de 3.5%, que se les impondrá, es injusto.
Con el efectivo en la mano, el familiar que recibió una remesa en dólares, pagará otro impuesto al gastarlo, no en todos los alimentos, pero si en otros menesteres castigados con el 16% de IVA.
Para el gobierno de Donald Trump y sus locuras, ese impuesto del 3.5% es dinero fácil para su ley fiscal que aprobó la Cámara de Representantes y que seguramente el Senado avalará.
La presidenta Sheinbaum se regodeó de que no fuera el 5%, como lo propuso Trump.
La mandataria celebró este jueves la reducción del impuesto a las remesas del 5% al 3.5%, aprobada en la Cámara de Representantes de Estados Unidos como parte del paquete presupuestal, y aseguró que su gobierno continuará trabajando para que dicha carga desaparezca por completo.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos, controlada por los republicanos, aprobó la madrugada del jueves, por un estrecho margen, un amplio proyecto de ley de impuestos y gastos que promulgaría gran parte de la agenda política de Trump y cargaría al país con una deuda de billones de dólares.
El proyecto de ley cumpliría muchas de las promesas populistas de la campaña de Trump, ofreciendo nuevas exenciones fiscales sobre las propinas y los préstamos para automóviles e impulsando el gasto en el ejército y la vigilancia fronteriza.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, celebró este jueves la reducción del impuesto a las remesas del 5% al 3.5%, aprobada en la Cámara de Representantes de Estados Unidos como parte del paquete presupuestal, y aseguró que su gobierno continuará trabajando para que dicha carga desaparezca por completo.
«Esta madrugada se aprobó el presupuesto en el Congreso de los Estados Unidos. Todavía falta que pase por el Senado. Por lo pronto, la tasa del impuesto a las remesas tuvo una disminución del 5 al 3.5%. De todas maneras, nosotros no queremos que haya impuesto», afirmó Sheinbaum durante su conferencia matutina en Palacio Nacional.
La tasa impositiva a las remesas, según la ley fiscal de Trump, añadirá unos 3.8 billones de dólares a la deuda del gobierno federal —actualmente en 36.2 billones de dólares— durante la próxima década, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, que no es partidista.
El proyecto de ley, que Trump denominó como «One Big Beautiful Bill Act», fue aprobado en una votación de 215-214, con el voto en contra de todos los demócratas de la cámara y dos republicanos. Un tercer republicano votó «presente».
Tan solo en 2023, los residentes de Estados Unidos enviaron 93 mil millones de dólares en remesas a nivel mundial, según el Banco Mundial. Estas transferencias no son lujos frívolos; son vitales para ayudar a los familiares en el extranjero a cubrir sus necesidades de alimentación, ropa, educación y vivienda en países donde estas necesidades básicas suelen estar fuera de su alcance.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), señala que las remesas pueden representar una parte significativa del PIB en muchos países de ingresos bajos y medios, financiando pequeñas empresas e infraestructura donde los gobiernos no alcanzan.
Al apoyar a familias y comunidades en el extranjero, estas transferencias ayudan a estabilizar economías frágiles y a reducir la dependencia de la ayuda estadounidense.
Países como Haití, Honduras y El Salvador reciben entre el 20 y el 30 por ciento de su PIB en remesas, por lo que interrumpir este flujo no sólo es moralmente miope, sino también fiscalmente imprudente, ya que únicamente aumentará aún más la migración irregular en el hemisferio occidental.
Este impuesto propuesto cubriría a más de 40 millones de personas, incluyendo a titulares de tarjetas de residencia permanente y visas de no inmigrante, mientras que eximiría a los ciudadanos estadounidenses.
En términos más generales, esta política tensaría las relaciones diplomáticas y económicas de Estados Unidos.
América Latina y el Caribe recibieron más de 160 mil 900 millones de dólares en remesas el año pasado: 65 mil 100 millones de dólares se dirigieron sólo a México, seguidos de flujos significativos a Guatemala, República Dominicana, Colombia y El Salvador», advirtieron los congresistas hispanos.
En 2025 los migrantes mexicanos en Estados Unidos enviarán al menos 65 mil millones de dólares a cerca de cuatro millones quinientas mil familias, donde al menos hay dos adultos beneficiarios de estos recursos.
Los datos anteriores no dejan duda de que las remesas familiares son una de las principales fuentes de divisas del país.
El flujo acumulado de los ingresos por remesas al país en los últimos 12 meses finalizados en marzo de 2025 sumó 64 mil 933 millones de dólares, prácticamente un monto récord durante un periodo anual, de acuerdo con cifras del Banco de México.