EL OTRO DATO/ Parar a China, la cumbrera

JUAN CHÁVEZ. Biden cumplió el “deseo” de AMLO y el avión presidencial Air Force One aterrizó en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) este domingo 8 de enero.

López Obrador había hecho esta solicitud a su homólogo estadounidense con el argumento de la “amistad y diplomacia”.

Ambos, de Santa Lucía a la CDMX viajaron en la limusina del mandatario estadounidense, conocida como “La Bestia”, por su blindaje a prueba de todo y su peso de más de 9 toneladas.

El trayecto, de unos 40 minutos, pudo servir para una primera conversación de los dos mandatarios, pero lamentablemente, Biden no habla español y López ni siquiera sabe decir los buenos días en inglés.

El avión de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, también bajó en el aeropuerto Felipe Ángeles.

El trío iniciará la reunión cumbrera de los líderes de América del Norte este unes 9 y la clausurarán el miércoles 11.

Tres son los temas sustantivos de la agenda: economía, energía y drogas. En este último, la recién reaprehensión de Ovidio Guzmán, será la “gran gala” de López Obrador.

Los roces en el Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), previsiblemente, se abordarán en la cumbrera.

México fue llamado a consultas por Estados Unidos y Canadá a raíz de la propuesta de reforma constitucional en materia energética promovida por López Obrador, que pretendía dar prioridad a la Comisión Federal de Electricidad frente a la inversión extranjera y que finalmente fue frenada por el Congreso.

En caso de no llegar a un acuerdo en este ámbito y que México recibiese sanciones, la economía nacional se vería fuertemente resentida y podría caer en recesión.

Con todo, lo relevante será el acuerdo que los tres amigos tomen para enfrentar el poderío comercial de China.

En la reunión pasada, realizada en Washington, López Obrador pidió una mayor integración entre México, Estados Unidos y Canadá (países que conforman uno de los bloques comerciales más grandes del mundo) para hacer frente a China.

De mantenerse la tendencia de la última década, para el 2051, China tendría el dominio de 42 por ciento del mercado mundial y Estados Unidos, México y Canadá se quedarían con el 12 por ciento, lo cual además de ser una desproporción inaceptable en el terreno económico, mantendría viva la

tentación de apostar a resolver esa disparidad con el uso de la fuerza, lo cual pondría en peligro la paz del mundo.

Tal punto, sin embargo, no será citado en el acuerdo final que se difundirá. Es lo seguro y lo procedente.

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