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JUAN CHÁVEZ
El IMSS sobreviviría si no hubiera enfermos y tendría estabilidad económica si no fueran de alta especialidad médica.
El IMSS reconoció en su informe 2024-2025 que enfrenta una compleja situación financiera.
No obstante, el director general, Zoe Robledo, alega que la institución “tiene reservas y soluciones económicas”.
La carga real del Seguro Social, es la atención médica y social que presta a cerca de 50 millones de derecho habientes.
Sobre todo, porque una gran mayoría cabalga en los años de la vejez, con enfermedades crónicas.
Médicos especializados en geriatría son escasos en el IMSS, que tampoco tiene la línea definida de medicamentos para atender a los derechos habientes que son auténticos vejestorios.
Las enfermedades crónicas no transmisibles, junto con ciertos tipos de cáncer, no sólo elevan la complejidad y demanda de servicios médicos, también representan una carga económica creciente para el IMSS.
La atención médica de esos padecimientos implica mayor uso de terapias especializadas, insumos, medicamentos y personal calificado. Tales padecimientos, además, propician incapacidades prematuras y elevan la mortalidad.
En su informe anual publicitado en los primeros días del presente mes, se «atribuye el crecimiento de esos males a factores como envejecimiento de la población y antecedentes genéticos, aumento de estilos de vida poco saludables, como sedentarismo, alimentación hipercalórica, consumo de tabaco y alcohol, los cuales son considerados modificables y prevenibles».
La atención médica de esos padecimientos implica mayor uso de terapias especializadas, entre otras cosas.
El Instituto Mexicano del Seguro Social es el organismo de salud más grande del país, pero enfrenta grandes retos, sobre todo porque el incremento en padecimientos de sus derechohabientes representa un gasto enorme.
El IMSS reconoció en su informe 2024-2025 que enfrenta una compleja situación financiera debido a la creciente prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión arterial e insuficiencia renal crónica, que generan una fuerte presión sobre sus recursos médicos, humanos y financieros.
De acuerdo con el documento, enviado a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, durante 2024 se registraron 5 millones de derechohabientes con diabetes, de los cuales 69.3% (3.47 millones) acudieron a seguimiento y control en las Unidades de Medicina Familiar (UMF).
La mortalidad por diabetes tipo 2 en adultos de 20 años y más mostró una preocupante tendencia al alza, de 16.1% entre 1998 y 2023.
También 8 millones de derechohabientes tienen hipertensión arterial, y de ellos 65.8% (5.35 millones) acudieron a consultas de seguimiento. En este caso, la mortalidad aumentó 31.7% en el mismo periodo.
Las enfermedades crónicas no transmisibles, junto con ciertos tipos de cáncer, no sólo elevan la complejidad y demanda de servicios médicos, también representan una carga económica creciente para el IMSS.
La atención médica de esos padecimientos implica mayor uso de terapias especializadas, insumos, medicamentos y personal calificado, propician incapacidades prematuras y elevan la mortalidad.
