JUAN CHÁVEZ
Todo parece estar definido en la elección presidencial del 2 de junio.
Las encuestas apuntan a Claudia Sheinbaum, la candidata de López Obrador, con una ventaja inalcanzable a 14 días de concluir las campañas y entrar al llamado “período de reflexión” de 3 días.
Solo una votación voluminosa favorecería a Xóchitl Gálvez.
La candidata de Fuerza y Corazón por México admite la necesidad de que salga a votar el 65 por ciento de la lista electoral para poder triunfar.
O sea: el abstencionismo operará en favor de la aspirante de la coalición sigamos haciendo historia.
Xóchitl ha manifestado su desprecio por la propuesta de Alejandro Moreno “Alito”, líder del PRI, al demandar del candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, declinar en favor de ella.
Aunque se diga que Máynez no es en verdad un candidato, sino un esquirolito proporcionado por el esquirol Delgado, instrumento además de López para restarle votos a la alianza opositora, Xóchitl espera que muchos votantes emecistas, crucen la boleta en su favor.
Por lo menos en Jalisco, tercer estado en el padrón electoral, y con el gobernador Enrique Alfaro opuesto al dueño de Movimiento Ciudadano Dante Delgado, podría asegurarse que Xóchitl ganará.
Pero todo es aún elucubración. No hay nada escrito y todavía falta el tercer debate entre los presidenciales, que se efectuará este domingo 19 a las 8 de la noche, tras la marcha “Por la República” o “Por la Democracia” que encabezará Xóchitl, con “castigo económico” por parte del Instituto Nacional Electoral (INE) que la cargará a sus gastos de campaña.
En el caso de “Alito”, se advierte su ruindad al ofrecer a Máynez su renuncia al PRI y a su candidatura al Senado a cambio de que decline en favor de Xóchitl.
Alito ha sido un estorbo en la campaña de Xóchitl y si fuera consciente, debió renunciar al partido Institucional desde el arranque de la campaña, independientemente de que la otra renuncia –la de su candidatura al Senado–, es una farsa, porque ya no puede renunciar a ella. Es la ley, y contra ésta, ofrece algo que no puede ser.
A mediados de abril Xóchitl le dijo a El Universal que la victoria sería suya si saliera a votar 62 por ciento de la lista, sin explicar por qué un mes después modificó el porcentaje en un punto, ni justificar ese punto de quiebre pese a que fue similar a la participación en las elecciones presidenciales de 2012 y 2018.
Las inconsistencias no son menores, y deben reflejar los cálculos en su cuarto de guerra, donde tampoco se ha problematizado por qué esa es la meta de participación, y no a partir de 65 por ciento, con un ideal de voto de 67 por ciento, que expertos independientes le han explicado a Gálvez y su equipo como los mínimos necesarios para darle la vuelta a la elección.
Xóchitl no descalifica la candidatura de Máynez, pero sí asegura que la contienda presidencial es entre mujeres.
En entrevista de Tercer Grado de Televisa, la candidata opositora dijo correctamente –si se ven las encuestas– que la contienda presidencial es entre mujeres, descartando la candidatura de Jorge Álvarez Máynez de Movimiento Ciudadano.
Pero cuando se le pidió una definición sobre el papel que está jugando en la campaña, describiendo su actitud negativa en los debates contra ella, se negó a descalificarlo. Ninguna crítica sobre él y muchas deferencias con Movimiento Ciudadano, lo que llevó a Denise Maerker a subrayarle el buen trato con ese partido que muchos vemos como un palero, haciendo el trabajo sucio al presidente para quitarle votos a Gálvez.
La candidata habló con respeto y admiración de la militancia de Movimiento Ciudadano, pero ya no hubo tiempo en la mesa de Tercer Grado para preguntarle si su deferencia selectiva sobre ese partido obedecía a un acuerdo con alguno de los liderazgos, en particular el de Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco –la tercera entidad de mayor peso electoral–, que públicamente ha mostrado sus desavenencias con el dueño de MC, Dante Delgado, y pedido el voto diferenciado en el estado.