JUAN CHÁVEZ
No importa que para algunos, la Navidad sea una fiesta pagana, arrancada de antiguas escrituras, como fecha de nacimiento de su dios o de sus dioses.
Está estrechamente asociada con la navidad Saturnal de la Roma vieja que la celebraba el 19 de diciembre, en honor de Saturno dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes.
Al mismo tiempo se celebraba en el Norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para conseguir que el Sol brillara con más fuerza.
Una vez incorporados estos elementos, la Iglesia añadió posteriormente en la Edad Media el nacimiento y los villancicos a sus costumbres.
En esta época, los banquetes eran el punto culminante de las celebraciones.
Actualmente, la Navidad es una fiesta más profana que religiosa.
Es tiempo de gran actividad comercial e intercambio de regalos, reuniones y cenas familiares. Y este, quizá, sea el punto. Reunir a la familia en la celebración es trascendental. En el curso del año, no se da una convivencia entre abuelos, padres e hijos como en la Navidad.
No importa que Jesús no haya nacido en la Navidad. Importa, sí, que la Iglesia, con el emperador Constantino que la introdujo cuando oficializó el cristianismo como la única religión en su extenso territorio, la haya adoptado.
Más de la mitad de la población mundial, celebra el 24 de diciembre la Nochebuena, para esperar el primer minuto de la Navidad y brindar por la paz y la sagrada comunión.
La Navidad, tal como la conocemos hoy, es una creación del siglo XIX. El árbol de navidad, originario de zonas germanas, se extendió por otras áreas de Europa y América.
Los villancicos fueron recuperados y se compusieron muchos nuevos. La costumbre de cantar villancicos, aunque de antiguos orígenes, procede fundamentalmente del siglo XIX.
Las tarjetas de navidad no empezaron a utilizarse hasta la década de 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en Londres en 1846.
La familiar imagen de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes, es una invención estadounidense de estos años, aunque la leyenda de Papá Noel se antigua y compleja, y proceda en parte de San Nicolás, la jovial figura medieval, que forjaba el espíritu de navidad.
En México, la Nochebuena constituye la culminación de una celebración que dura nueve días a la que se llama”las posadas”. Estas empiezan el 16 de diciembre y conmemoran el viaje de María y José en su búsqueda de una posada para el nacimiento del Niño Dios.
La puesta del Nacimiento es en la época de San Francisco de Asís, cuando recorría los campos de la población de Riet en busca de señales de Dios.
En la Navidad de 1223, es cuando en la ermita de Graccio, una fuerza divina lo impulsó a reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús. Construyó entonces una casa pequeña de paja, similar a un portal, puso un pesebre en su interior, trajo un buey y un asno e invitó a un grupo de personas a reproducir la escena de la adoración de los pastores.
La idea de reproducir el nacimiento se popularizó rápidamente en todo el mundo cristiano.
De los seres vivos se pasó a la utilización de figuras de barro, y desde entonces, Navidad y Nacimiento se funden todos los 25 de diciembre en la celebración de la Natividad de Jesús.