EL OTRO DATO/ Mayo 10

JUAN CHÁVEZ. Recreación de Eva:

Después de la III Guerra Mundial  (que resultó la última porque las armas bacteriológicas liquidaron total pero exclusivamente a la especie humana) había un frenesí en el Cielo.

Dios Padre estaba furioso y rayos y centellas perturbaban todos los minutos de la eternidad. Los arcángeles, serafines, tronos, dominaciones y demás especies angelicales revoloteaban, preocupadas, entre las nubes tempestuosas.

–¿Qué pasa?,  preguntó Rafael, el más prudente de los arcángeles, mientras se acomodaba las plumas revueltas por el aire celestial.

–Pasa, le contestó Miguel, que Dios tiene que volver a crear a los hombres, y está furioso porque de la Creación todos los seres le salieron bien menos los hombres. Si miras allá abajo veras a todos los animales, las plantas y  las cosas. Velo, acércate –apartó la nube en la que flotaban y los dos ángeles se asomaron.

–¿Lo ves Rafael? Estamos en mayo. Todavía es primavera y hay flores por todos lados, las mariposas y los pajarillos vuelan en el aire diáfano, pues ya se evaporó el humo de los últimos incendios forestales. Todas las creaturas corretean libres y seguras…

–Como en el Paraíso, dijo Miguel.

De pronto, el tronido de la Voz Celestial se oyó en todo el firmamento:

–Miguel ven aquí. Miguel se despidió apresuradamente de su colega angélico.

–Me voy, el Señor me llama. Y voló hacia la parte más alta del Cielo. Allá estaba Dios Padre derrochando esa cólera que tan bien conocieron Moisés, Isaías y sobre todos Jeremías.

Miguel plegó las blanquísimas alas y se arrodillo frente al trono del Señor de los Cielos.

–Hay que hacer otro vez al hombre, Miguel. Mira que mal me salió en la Creación. Quiero que me ayudes a mejorar ese modelo autodestructivo y tonto.

–Sí, mi Señor, dijo Miguel, respetuoso.

–Esta vez no habrá varones porque son una calamidad; solo se les ocurren guerras y discordias…

–Sí, mi Señor.

–El modelo nuevo, agregó Dios, será totalmente distinto: una mujer que de la vida en vez de quitarla, que cuide la salud en vez de atentar contra ella…

–Pero Señor, quiso observar el ángel.

–Mí modelo nuevo, expuso el Señor, llorará ante la ofensa y la perdonará en vez de vengarse.

–Señor, yo…, interrumpió Miguel

–Este modelo trabajará por el prójimo sin pedir nada a cambio y cuidará las cosas que su prójimo descuide.

–Yo, señor…, interrumpió de nuevo Miguel.

–No dormirá velando el sueño de otro y renunciará a sus propias  cosas para que otros  las aprovechen… Dios estaba divinamente inspirado y su enojo desaparecía por la emoción.

–Y amará tanto, Miguel, amara tanto que no hará falta otro Mesías.

–¡Por primera vez habrá un ser humano todo amor!

–Señor, Señor, insistió Miguel.

–¿Por qué me interrumpes ángel impertinente?, espetó Dios.

–Porque ya has creado antes un ser así, Señor.

–Sí, ¿cuál es?

–La madre humana, Señor. Cualquier madre humana.

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