JUAN CHÁVEZ
El gobierno de López Obrador declaró este jueves 9 de noviembre el término de la declaratoria de emergencia por el paso del huracán Otis en Acapulco y Coyuca de Benítez, Guerrero.
Poner fin a la emergencia, es joder a los más jodidos. Traicionar la que ha sido la bandera que tremola: “Primero los pobres”.
El decreto fue publicado en el Diario Oficial de la Federación en base a una opinión de la coordinadora nacional de Protección Civil.
El fin de la emergencia se adornó con el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación por dictamen de la coordinadora Nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa.
“La Dirección General de Protección Civil (DGPC) comunica que, de acuerdo a su opinión, a la fecha ya no persisten las condiciones de emergencia para continuar con la vigencia de la Declaratoria”, se lee en el escrito.
Dicha declaratoria había sido levantada el pasado 26 de octubre, “por la ocurrencia de lluvia severa y vientos fuertes el día 24 de octubre de 2023, en el municipio de Acapulco.
Según algunos lineamientos del DOF, para declarar el término de una situación de emergencia se deben de cumplir al menos una de las siguientes condiciones.
Desaparición de la situación de emergencia.
Recuperación de capacidad operativa y financiera por parte de la autoridad local y sus municipios o delegaciones políticas,
Que el Gobierno de la entidad no solicite a la Coordinación Nacional de Protección Civil que se mantenga vigente la emergencia.
Pero la realidad es otra. Acapulco registra una asesina alza de precios en comestibles: el 70 por ciento más de su precio habitual.
Por ejemplo, 24 huevos cuestan, para los acapulqueños. 100 pesos.
Un kilo de carne de res cuesta 280 pesos y el precio del pollo anda también por las nubes.
Y hay comunidades que sufren todavía por falta de electricidad, alimentos y agua potable. Tal es al caso de colonia Pancho Villa y otras de las partes altas de Acapulco.
El huracán Otis provocó diferentes desgracias en el estado de Guerrero, donde destaca el número preliminar de 48 personas muertas y 31 más desaparecidos, según datos de la Coordinación Nacional de Protección Civil.
Pero bajo los escombros, los rescatistas siguen encontrando cuerpos sin vida. Y el olor de la basura y de los muertos, es insoportable.
El gobierno federal expuso mediante un comunicado que por lo menos había 273 mil 844 viviendas afectadas y unos 600 hoteles y condominios igualmente destrozados.
Además 120 hospitales y clínicas de Acapulco registraron daños producto de las fuertes lluvias e intensos vientos que se registraron en la región.
Asimismo se reportó 12 cierres carreteros por deslaves, así como 24 derrumbes y socavones en caminos y vialidades.
En tales circunstancias, no cabe que por decreto presidencial se borre de Acapulco la emergencia. Como tampoco es admisible que el obradorismo no haga nada para contener la excesiva alza de precios a los comestibles.
Seguramente López quiere a la población muriéndose de hambre.