JUAN CHÁVEZ. Después de que la mayoría morenista pospuso la discusión de la reforma electoral propuesta por el cirquero de Palacio Nacional, los diputados de la Alianza va por México exigieron a sus homólogos oficiales votarla ayer martes mismo.
Pero claro, cómo iba a suceder lo que los opositores demandaron. Ya había recibido el coordinador de Morena, Ignacio Mier la consigna del domador morenista de mandar por un tubo la iniciativa de reforma constitucional porque ya se disponía a enviar el proyecto de reforma de la legislación electoral secundaria, en un ardid que va a provocar un descontento nacional marca diablo.
El señor de los berrinches se morirá del coraje… porque ya no tendrá la salvación de una nueva marcha, a no ser que esté dispuesto a provocar una rebelión social que podría conducir a México al regreso de la guerra civil.
La situación es un caldo de cultivo que está por derramarse en el recinto parlamentario de San Lázaro.
El desaparecido político Luis M. Farías presumía que los muros de la Cámara de Diputados eran los contenedores de los descontentos masivos de la nación. Ahí se estrellan, en los discursos más incendiarios, las posibilidades de una nación descontenta y que ya no estaba dispuesta a entrar de nuevo en trances revolucionarios.
Hoy, sin embargo, las cosas son distintas. La mayoría mexicana, que no la mayoría de los 30 millones del desatrampado presidente que quiere desaparecer al INE, va atajar a don L(i)opez con manifestaciones sorprendentes en todo el país, como la marcha del domingo 13 de noviembre que se extendió a más de 50 ciudades, en defensa del INE.
El #INE NO SE TOCA va a convertirse en el dogma más puro de la incipiente democracia mexicana que los mexicanos patriotas, que de verdad aman a México, quieren al INE, para consolidarla.
Las bancadas que integran la coalición Va por México en la Cámara de Diputados retaron a Morena y a sus aliados del PVEM y del PT a que se votara reforma electoral constitucional de López Obrador.
El perredista Luis Espinosa Cházaro consideró que lo más decoroso es trasladar su discusión al próximo periodo ordinario de sesiones, en febrero próximo, porque al actual le quedan sólo cinco sesiones y aún tendría que ser discutida por el Senado.
“Yo creo que habría que hacer una pausa y replantear un nuevo momento en el próximo periodo ordinario”, señaló.
Como quiera que sea, los muros de la Cámara no contendrán el descontento que la obsesión obradorista por desaparecer el INE, ha de surgir. Dentro de salón del pleno van a darse acciones violentas. Toma de la tribuna permanente con intercambio de frases soeces que darán pábulo a la violencia entre diputados morenistas y sus aliados contra los opositores.
No soy dado a pronosticar. Veo, sin embargo, que la virulenta necedad de L(i)opez por el control de las instituciones electorales con vistas al 2024, va a dividir a los mexicanos y que habrá marchas de los ciudadanos blanco y rosa –los colores del INE—en defensa de la institución y marchas obligatorias y pagadas del oficialismo presidencial, como la del domingo pasado.
El peligro está en el enfrentamiento de los marchistas. Esto sería el camino de una guerra de gritos y agarrones. ¿Pasaríamos a las armas? No debemos olvidar que los mexicanos somos fáciles de envalentonarnos. Los presagios de una guerra civil, entonces, estarían a la vuelta de la esquina. Quizá habría ataques contra Palacio Nacional, sin descartar que el crimen organizado se pondría del lado de quienes defienden al INE y a la democracia.