JUAN CHÁVEZ
Este domingo 25 de agosto, en el lenguaje del deporte que con mayor pasión practique, el montañismo, inicio la última escalada de mi vida: cumplo 91 años.
Escalo sin seguro, sin mosquetón, sin el infaltable arnés para el rapel del descenso, porque ya para mí no existe éste; anido la esperanza de seguir escalando, despacio, sin prisa alguna, a la cima que ha nacido en mis pensamientos: llegar a cumplir los 100.
Ciertamente ya estoy más cascado que la canica que fue mi tirito en los juegos infantiles de las cuicas hace muchos ayeres, muchos, muchísimos…
Pero soy testigo vivo de que en los tiempos actuales se vive más. El promedio ya está arriba de los 70 años y el tal promedio, yo lo abandoné hace dos décadas y sigo en pie, más o menos sano, con un trío de medicinas que me auxilian en el soporte del cansado y desgastado cuerpo.
Dicen los filósofos que el espíritu lo mantiene a uno en pie, y no les sobra razón. El espíritu ayuda a la creatividad que da existencia al alma. Y en esas ando: escribir algo todos los días, es mi terapia. Terapia ocupacional que impide que uno sea arrollado por la plaga de los recuerdos, unos buenos, otros malos y muchos más fastidiosos.
La Organización Mundial de la Salud estima que la vejez comienza a los 60 años. No paree un acierto. A esa edad uno todavía puede hacerlo todo. A mí, así lo sentí, la senectud me cayó por ahí de los 80, cuando empecé a perder la capacidad de oír.
Hoy, a los 91, me siento un vejestorio con algunas actividades que tengo que realizar lentamente, pero eso sí, con eficacia y sustancia viva que advierten que “estoy vivito y coleando”, como reza el refrán.
Me animan los propósitos, las metas que he metido en el costal de mis sentimientos: poder asistir a la graduación profesional de las dos criaturas que son el soplo de mi agotado cuerpo: Pablito y Fernandita que están ya en la universidad.
Esa es ni sana intención. La de vivir unos años más para poder acariciar tan dulce sueño.
¿Qué se entiende por vejez?
La vejez es una etapa de vida que comienza a los 60 años y es considerada la última etapa de vida y forma parte del envejecimiento.
La OMS, desde un punto de vista biológico, señala que envejecimiento es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, a la muerte.
Y hay que aceptarlo. La vida, finalmente, es la batalla contra la muerte que, por necesidad planetaria, a ésta, la muerte, le corresponde la victoria final.
La ancianidad, sin embargo, y hay que decirlo y pronto, no es como la viruela. No a todos le da.